-A don Alfonso Armada y Comyn-
Próximo
a cumplirse el treinta aniversario de aquel suceso que fue el 23-F,
y cuando la situación de España vuelve a reclamar soluciones de
emergencia nacional, según también lo aprecia el Rey, hasta el punto
que son los socialistas los que vuelven a reclamar un gobierno de
“coalición nacional”, como ya ocurriese en las fechas próximas al
acontecimiento que recordamos, traigo al recuerdo aquel “Golpe de
Timón” patrocinado por diferentes personalidades de la vida política
de entonces, reconvertido a la postre en la “Solución Armada”, cuya
pretensión, equivocada o no, fue enderezar el destino de España como
hoy se pretende hacer por otros medios, modos y maneras. Al menos de
momento.
Y es que, carentes de una evidente
autoridad-efectiva de Jefatura; sin proyecto nacional viable y sin
crédito ni confianza internacional; inmersos en una crisis económica
sin precedentes que nos sitúa a la cola de Europa, cuya solución
costará muchos años solucionar; afectados de lacras sociales y
morales gravísimas, y con una invasión extranjera de todas las
procedencias, que ya afecta gravemente a nuestra convivencia social,
cultural y económica, el análisis de la situación es el de un país
descomponiéndose a plazos, cuyas consecuencias actuales denotan el
estado de completa putrefacción de la nación a todos los niveles.
Pero
frente a la algarada de los biempensantes -toda esa tropa de
castrados a la que se ha unido todo tipo de conversos de la extrema
izquierda-, que cargan contra Zp y sus huestes todos los males de
la Patria, es preciso recordarles que Zp parte de la línea de salida
que le han marcado. Y que sí hoy, por ejemplo, puede llegar hasta
donde llega en la Ley del Aborto, es sencillamente porque dicha ley
ya existía y se aplicaba. Y qué decir respecto a la llamada Ley de
la Memoria Histórica, de la que ellos son los primeros responsables
al abstenerse de defender el Alzamiento Nacional del 18 de Julio de
1936 que salvó a España del comunismo y de su propia
autodestrucción.
Y es que, por más que griten sus
gargantas afeminadas, el Gobierno socialista de Zapatero parte de la
línea que ya estaba marcada de antemano. De ahí que los frentes que
le abren ahora sean de todo punto de vista de una gran hipocresía,
si antes no se reconocen las culpas. Máxime, cuando los populares y
todo su entorno no anularían las ampliaciones de las leyes contra
las que ahora protestan tan vehementemente y de los que ellos han
sido coautores por acción u omisión. Pues, a la búsqueda de votos en
este patio de corral que es España, ellos jamás perderían la
oportunidad de ser los granjeros.
Con todo, todavía estamos a
tiempo de impulsar un movimiento de regeneración que finalmente nos
salve. Un movimiento de regeneración que tendrá que hacerse a favor
de la verdadera democracia, con dinastía o sin ella, sobre la base
de la Unidad, la Libertad y la Grandeza de España. Lo único que hace
falta es que se sepa explicar y que se dé con la definición del
proyecto. Un proyecto que para que sea eficaz, tendrá que abordarse
desde la valoración que debemos hacer de las últimas palabras de
Franco, que ni estuvo nunca engañado, ni se dejo engañar jamás por
nadie:
"(...) No olvidéis que los enemigos
de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también
vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la
Patria y del pueblo español, toda mira personal. No cejéis en
alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de
España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la
unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de
sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la Patria
(...). |
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