La situación es
alarmante, sobre todo para un avezado islamismo que conoce nuestra
debilidad y domina las claves de una estrategia insurgente. A lo que
hay que añadir, la falta de iniciativa de parte de las naciones
europeas, encorsetadas dentro de un único modelo político, aspecto
que traducido a términos reales significa ausencia de la necesaria
libertad de acción. Lo que hace que toda Europa esté a remolque de
los acontecimientos en un impasse dominado por la inanición, cuyo
soporte ideológico es un discurso civilista con ausencia total de
identidad europea-occidental. Un discurso fabricado a jirones y
retazos sobre el escenario de la mal entendida globalización.
Tariq Ramadán
(profesor de Derecho Islámico afincado en Suiza y ex asesor del
Gobierno británico para asuntos islámicos) lo sabe, y es por eso por
lo que sostiene su discurso de comprensión para el pobre
Islam ("Contra los minaretes votó el miedo", El Mundo, 1-12-2009).
Por eso gran parte
de su crítica se centra y concentra en que Europa debe mejorar su
cultura democrática a nivel operacional, a fin de facilitar la
necesaria convivencia: "Europa se está enfrentando a una
reacción nacional en contra de la reciente visibilidad de los
musulmanes europeos" De ahí entonces que le exija a Europa
comprensión y diálogo: "A lo largo de las dos últimas décadas,
se ha relacionado al islam con tantos debates polémicos que a los
ciudadanos normales y corrientes se les hace muy cuesta arriba
aceptar esta nueva presencia musulmana como un factor positivo".
En definitiva, Europa debe reformarse para favorecer a la comunidad
islámica, que como corriente religiosa-ideológica ya opera a nivel
internacional: "Europa como Suiza, se han acobardado y se
asustan ante cualquier política valerosa en favor del pluralismo
cultural y religioso".
Razones del
musulmán e islamista Tariq que hoy pueden sostenerse en toda Europa,
y que demuestran hasta qué extremo tenemos a los musulmanes
introducidos en nuestras sociedades, y al Islam como aglutinante
ideológico-religioso de dominación. Realidad ésta que le hace
afirmar a este musulmán islamista que es Tariq Ramadán, que los
europeos no somos capaces de apreciar, que el "islam es en
estos momentos una religión suiza y una religión europea".
Sin dejar, por otra parte, ese discurso de lamentación tan
efectista: "Todos los países europeos tienen sus obsesiones o
tópicos en cuya virtud se ataca a los musulmanes".
Y todo ese
razonamiento sobre la base de una decisión soberana libremente
expresada por el pueblo suizo ("NO a los minaretes islámicos") que
ha sido inmediatamente calificada en clave senofoga anti-islamista,
al considerar manipuladora la campaña del Partido Unión Democrática
de Centro (UDC), que para colmo de sus críticos no es de extrema
derecha.
Pero las razones de
Tariq son claras y encajan perfectamente en esa estrategia de
insurgencia mucho más compleja que el mero radicalismo, mucho más
aparente y contestado. Pues esta estrategia sólo desea aplicar el
mismo objetivo con menos costes y recursos, y con el empleo de menos
efectos especiales como sería el fuego purificador
contra los "infieles". De ahí que Tariq Ramadán pida a los países
europeos menos protección de su nuestra identidad... "todos
los países europeos tienen sus obsesiones o tópicos". Sin
que por ello tenga que hacer una relación de comparación con los
países musulmanes de religión islámica en donde no es que esté
prohibido el cristianismo, sino que dicha religión es perseguida y
sus creyentes acosados, encarcelados y hasta asesinados: "Se
trata -dice el bueno de Tariq en referencia al NO a los
minaretes- de una terrible e intolerante falta de confianza en
sus nuevos conciudadanos musulmanes". |
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Así, pues, el
mensaje que envía a los países europeos es claro:
- Europa debe
transformarse radicalmente a fin de facilitar la convivencia.
- Europa debe
adaptarse a una nueva realidad cada vez más evidente, que es su
nueva configuración racial, social y religiosa.
- Europa debe
empezar a dirigir sus acciones hacia esa nueva realidad europea
sin demora y sin concesiones a su identidad, reducto de
intolerancia, xenofobia y anti-islamismo.
Justo, pues, lo
contrario de lo que debemos hacer. Que no es otra cosa, y con
carácter de urgencia, que ir moviéndose en la dirección que ha
indicado Suiza, priorizando nuestra identidad amenazada,
repensándonos nuestras actitudes respecto a la religión musulmana y
dejando de favorecer una inmigración que es fuente de conflictos.
"Con vuestras leyes
os invadiremos". Lo han dicho muy claro. Y es que por mucho que se
oculte el problema, los musulmanes están colonizándonos
silenciosamente y estamos perdiendo nuestras raíces y nuestra
cultura auténtica. Existiendo, además, serias dudas sobre la actitud
final del aliado Islam, que todavía no ha consumado su
presencia en Europa, y que precisará todavía de tiempo para
conseguirlo con los excedentes que ya tiene a modo de caballo de
Troya en Europa, al límite de nuestra capacidad de relevo
generacional. Una cuestión que los responsables de la invasión
conocen de sobra, de ahí que intenten en los próximos años seguir
aumentando en número, aunque el aumento deberá ser compartido ya por
los argumentos que esgrime el propio Tariq: "estamos
enfrentados -se refiere a sus compatriotas en Europa-
a problemas comunes como el desempleo, la pobreza y la violencia".
"Con vuestras leyes
os invadiremos". Lo han dicho muy claro. Por eso la situación no
permite cerrar los ojos a esta invasión. Lo que nos obliga a
cambiar las leyes. Y esta acción legislativa, que tendrá que ser una
acción conjunta de toda Europa frente a la invasión todavía pacífica
del Islam, deberá abordar las posibilidades ilimitadas que de
momento se tienen, incluso creando una legalidad ad hoc como sería
la expulsión retroactivo y por procedimiento de urgencia de todos
los musulmanes delincuentes una vez hubiesen cumplido sus condenas,
de los ilegales y de cuantos nos sobran: los parados y los que no se
necesitan. Una medida que estaría respaldado por una ciudadanía que
ve como el problema se agranda sin solución. Aunque de momento, y
hasta que se articulase una nueva legalidad-conjunta europea,
tuviera que asumir las consecuencias de la comunidad internacional.
"Con vuestras leyes
os invadiremos". Lo han dicho muy claro. Y justo cuando se ha creado
el primer partido islámico de ámbito nacional, que aglutinará a más
de 2.000.000 de musulmanes que son los que tenemos dentro de España,
se produce la aberrante decisión de la Junta de Andalucía apoyando
la iniciativa del Ayuntamiento socialista de Canillas de Aceituno
(Málaga), con una gran mayoría de musulmanes en su municipio, de
retirar de su escudo las cadenas al rey Boadil al ser consideradas
"un símbolo de esclavitud". Ante cuya decisión, y frente a otro tipo
de argumento, las buenísimas gentes del PP dicen que
"supondrá un gasto prescindible".
"Con vuestras leyes
os invadiremos". Este es el reto que tenemos plantado, que tiene
planteado Europa como comunidad supranacional con raíces y valores
propios que conforman nuestra particular y única forma de ser y de
estar en el devenir del mundo. Que nuestra Madre, la Santísima
Virgen de Europa nos guía, nos cuide y nos ayude a ser fieles a la
Cruz, símbolo del amor redentor de Dios-Padre, que nos dejó entrever
Nuestro Señor Jesucristo.
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