¿Qué significa el
Rey para la Ley de Memoria Histórica?
La izquierda y el
separatismo saben que la mejor manera de romper España es
tergiversar su Historia, lo saben y siempre lo han practicado:
"Miente, que algo queda". Que es en lo que se están empleando
con esa Ley de Memoria Histórica tan injustificada en sus propósitos
como sesgada en su aplicación, y que hacen pivotar sobre
elucubraciones fantásticas, medidos silencios e insospechadas
simplificaciones, proyectando una nueva imagen de la realidad basada
más en el propósito que les anima, que en la verdad de lo ocurrido.
Creando, de esta forma, la idea que la Historia tiene que ser
entendida como una suerte de opiniones que hay que descodificar.
De esta forma el
estudio de la Historia es un relato inseparable de la memoria de lo
que pensamos o queremos recordar, juzgando los acontecimientos y los
personajes de la historia en función de imágenes y simplificaciones.
De ahí, entonces, el “anti franquismo” del que todos podemos ser
víctimas, siempre y cuando sepamos fijar toda clase de familiares
muertos, desgracias personales u oportunidades perdidas por
cualquier causa, motivo o razón entre el 18 de julio de 1936 y el 20
de noviembre de 1975.
Una visión que
impone un “nuevo orden narrativo” como forma de adueñarse de los
valores sociales y de los saberes, domesticando la memoria
individual y colectiva de España, hasta deformar la opinión pública
que deja de ser el crisol del sentido común. Un nuevo discurso,
cuyas estrategias narrativas, como formas de movilización, están en
perfecta adecuación a la estructura mental con la que se ha ido
conformando e inoculando la mentalidad de la sociedad española en
estos últimos treinta años, con especial cuidado en lo que
refiere a la juventud: "Colocaros, y al loro".
Pero mentiríamos si
cargásemos las culpas contra esta izquierda española, cainita,
sectaria e incapaz, o contra ese separatismo, cooperador, inductor y
cómplice del terrorismo que ha asesinado a cerca de mil
compatriotas, pues si éstos han podido articular dicha ley, Ley de
Memoria Histórica, ha sido porque toda esa serie de falsedades,
simulados y apremiantes exigencias, ideas y postulados, han sido
asumidos por parte de una derecha anestesiada moral y culturalmente,
el Partido Popular: condenando la fecha del 18 de Julio o
criminalizando a Franco y José Antonio, principalmente,
retirándoseles escultoras, nombres de calles, placas de recuerdo y
hasta títulos honoríficos concedidos por corporaciones municipales.
Llegándose al sarcasmo de querer procesarles mediante sumario
instruido por un juez prevaricador.
Y es que esta
derecha, el Partido Popular, sólo ha estado atenta a los cambios que
la izquierda reclama en la sociedad, reflejando preocupación por los
mismos temas que les interesan a ellos. Una actitud las más de las
veces simulada, pues el único deseo que les animaba era rentabilizar
el producto en términos de votos o imagen. Una actitud que
tiene su mejor y más explícito argumento en lo que tras el 17-O
declaraba Jaime Mayor Oreja, uno de los prebostes del PP:
"Durante todos estos años debemos de reconocer que en este tema
-se refiere al aborto- hemos mirado para otro lado".
Por eso una vez
ganada la guerra contra Franco muerto y contra lo que fue su
Régimen, ahora le toca el turno a lo último que queda de su Obra: la
designación de Juan Carlos de Borbón, 22 de julio de 1969, que
convierte a España en Reino, tras ser aprobada la Ley de Sucesión,
promulgada en julio de 1945 y aprobada mediante referéndum en 1947.
No olvidan, pues,
que el 10 de julio de 1969, el Caudillo cita en El Pardo a don Juan
Carlos y le propone la sucesión a la Jefatura del Estado:
"Consciente
de la responsabilidad ante Dios y ante la Historia, y valorando
con toda objetividad las condiciones que concurren en la persona
del Príncipe don Juan Carlos, que (...) ha dado claras muestras
de lealtad a los Principios e Instituciones del Régimen, y que,
por otra parte, reúne las condiciones que determina el artículo
11 de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, he decidido
proponerle a la Nación como mi sucesor".
Y sobre todo la
aceptación que el entonces "Príncipe de España" hace de tal
proposición:
"Mi
aceptación incluye una promesa firme que formulo antes vuestras
excelencias, para el día, que deseo tarde mucho tiempo, en que
tenga que desempeñar las altas misiones para las que se me
designa, dedicando todas mis fuerzas no sólo al cumplimiento de
mi deber, velando porque los Principios de nuestro Movimiento y
Leyes Fundamentales del Reino sean observados, sino también para
que, dentro de esas normas jurídicas, los españoles vivan en paz
y logren cada día un creciente desarrollo en los social,
cultural y económico... Que Dios me ilumine y me ayude en un
perseverante servicio a nuestra amada España. Y que cada día
sean una realidad plena nuestros anhelos de unidad, grandeza y
libertad de la Patria."
Es decir, no
olvidan que la Monarquía representada en don Juan Carlos "Nace
-como dijo textualmente el Caudillo ante el Pleno del Parlamento-
de aquel acto decisorio del 18 de julio que constituye un hecho
histórico transcendente, que no permite pactos ni condiciones."
Pactos que se han
establecido, pero Condiciones que no han sido alteradas de momento.
De ahí que no sean los "dineros" del Rey lo que les preocupe, sino
el mismo Rey como sucesor de Franco lo que les inquiete. |
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