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Actualizada: 10 de Agosto de 2.009.  

 
 
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   África incapaz


 Eto´o, el negro, no es el experimento para África (I).


   Por Pablo Gasco de la Rocha.


A tenor de la crisis financiera mundial, que será larga y costosa, y en relación a África, lo primero que habrá que considerar es que el continente negro, a menos que se le preste ayuda, terminará por desaparecer definitivamente del mapa mundial.    

El último informe de Naciones Unidas sobre África no sólo es muy preocupante, sino determinante respecto a la situación que vive el continente negro, cuyas hambrunas y epidemias podrían verse agravadas y extendidas en los próximos años, debido al estado de subdesarrollo en el que se encuentra todo el continente y al estado de corrupción que por doquier se respira. Y tan mala es la situación, que el informe reconoce, que “ni siquiera Estados Unidos y la Comunidad Europea juntos podrían hacer frente a las hambrunas que se preparan, porque la mayor parte de esos excedentes ni siquiera llegarían a su destino”. Una realidad que viene dándose desde siempre. Una situación que cobra mayor importancia cuando somos muchas las generaciones de europeos que hemos crecido aprendiendo desde niños que había que colaborar para que los “pobrecitos negros pudieran comer”.  

Una solución, la de dar salida a África, que se agrava desde la consideración de su realidad social, un territorio dividido por fronteras artificiales y constituido por un conjunto de tribus que se odian a muerte y que vienen matándose desde que se les dio la independencia. Un Continente en el que ni siquiera se puede contar con sus FFAA, como ha ocurrido en Sudamérica y Asia, puesto que en realidad son, en la mayoría de los países, bandas armadas de forajidos a las ordenes del sátrapa de turno, que se dedican a matar, violar y saquear a sus propios compatriotas.

Cuál es entonces la solución, pues a corto plazo muy difícil, puesto que son muchas las generaciones de negros que han comido y bebido a costa del resto del mundo, fundamentalmente de Europa, y gracias primordialmente a las acciones de la Iglesia Católica que sigue trabajando en todos los frentes, y aunque algunos han propuesto que África entera pase a depender de Europa como una gran Colonia, dicha solución sería una labor que por ambiciosa y necesaria nos llevaría todo este siglo. Aunque de momento no se tenga más remedio que bombardear de alimentos África y según vayan cayendo al suelo que ellos mismos, como mejor sepan, se los repartan.

Porque África, no nos engañemos, es un grano negro, y nunca mejor dicho, que apesta al costado del mundo, y más concretamente al costado de Europa. Un continente, el África negra, que hay que volver a redefinir y reconstruir. Un continente, el África negra, de economía de subsistencia, industrialización primitiva y prácticamente nula capacidad de comercialización de sus recursos y manufacturas. Un continente, el África negra, que ni siquiera está en la Edad Media europea. Un continente, el África negra, subdesarrollado y a menos que se le ayude, a punto de desaparecer. Un continente a cuyos albinos se mata por considerar que están imbuidos de poderes mágicos. Que es por lo que hemos tenido que dar asilo por procedimiento de urgencia a uno de ellos.  

Este es el reto que tenemos planteado ante la incapacidad manifiesta de  África negra para salir ella misma adelante con sus recursos y con su propia gente, con sus capacidades y sus características, con su forma de ser y de entender la vida.

Con todo, el caso del negro Etoo no es el ejemplo. Y es que, no podemos traernos a todos los negros de África, educarles y tener paciencia hasta que quieran reeducarse, y después confiar, casi rezar, para que todos triunfen dándole patatas a una pelota.

 


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