Dos consideraciones por hacer:
Tengo que reconocer que llevaba algún tiempo sin
leerle, pero con esto del correo electrónico alguien me envía el
artículo que el susodicho bufón de corte escribió (26 de junio de
2009) sobre el libro “El hermano maldito” de José María Zavala
(Altera. Barcelona, 2009). Así, entonce, y después de leerle: “El
hermano maldito” (“Primera Palabra”, El Cultural, 26 de junio de
2009) no puedo por menos que volver a la carga sobre este
saltimbanqui feo, contrahecho y lascivo, que sigue siendo el mismo
“canelo” aunque ahora escriba en El Mundo.
Pero como en realidad el artículo es un pretexto
para poner a parir a Franco. En su odio visceral y patológico al
Caudillo no encuentra otro argumento que alabar al tarado de
Ramón, en el mejor de los casos, un aventurero irresponsable. Un
tipo que, pese haber protagonizado una de las proezas más grandes de
la aviación, era un conspirador profesional, primero contra la
Monarquía y después contra la República, y que había querido matar
al Rey, don Alfonso XIII, lanzándole una bomba desde su avión. Un
tipo que, formando parte de la conspiración de Jaca, dejó en la
estacada, como tantos otros, a los capitanes Galán y Hernández, que
finalmente fueron fusilados, para terminar en el bando contrario.
Toda una proeza de coherencia moral, firmeza de convicciones y
honradez personal la de Ramón Franco que para nada tiene en cuenta
el bufón, todo lo contrario, pues le atribuye una capacidad
intelectual y una sagacidad mental de las que sin duda Ramón Franco
carecía.
“Franco se dirigió afectuosamente a su
hermano, el célebre aviador, recriminándole su conducta con
retórica y sofismas. La respuesta de Ramón, cuatro días después,
fue contundente y refleja lo que de verdad estaba ocurriendo en
España. Un año después no quedaba casi nada de lo que afirmaba
Francisco y se había hecho realidad lo que aseguraba Ramón. Bajó
la apariencia de la República triunfante se ponía en marcha la
revolución.”
Con todo, algo ha ganado en su análisis histórico,
al menos ya habla de “revolución”, lo que sin duda quiere decir, que
algo ha leído.
Por lo que respecta al segundo artículo, “Golpe
atroz” (“Impresiones”, El Mundo, martes 30 de junio de 2009), y
refiriéndose al caso Honduras, al contrahecho del canelo no se le
ocurre otra cosa que contravenir lo que es máxima obligada en todos
los analistas y enterados: “Zelaya tenía que rendir cuentas por
saltarse la Constitución”, para terminar saliendo en defensa del
demente Manuel Zelaya, íntimo de Chávez, Evo nomás,
Castro y del pedófilo y violador de su propia hija, presidente
actual de Nicaragua, el mismo al que hizo rico Felipe Gon”X”ález,
Daniel Ortega. |
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Pero ojo, no perdamos de vista la intención que
siempre anima a este bufón de Corte, que fue el encargado de hacer
reír y limpiarle los zapatos a don Juan de Borbón. Porque, aparte de
su mieditis congénita a todo lo que tenga que ver con lo viril: “La
imagen de los carros de combate patrullando por las calles de
Tegucigalpa produce escalofríos”, lo que realmente le interesa
destacar, es que él un día estuvo allí con su don Juan (algo
más que una devoción)
“Acompañé a Don Juan de Borbón en 1980 en el
viaje que, en nombre de su hijo Don Juan Carlos, realizó a
Honduras para inaugurar en Tegucigalpa, el Cerro de Plata, una
gran estatua en honor de Alfonso XIII”.
No sin faltar a quien por aquel entonces gobernaba
el país hondureño: “Recuerdo que el presidente de Honduras era un
coronel que nos ofreció una cena en la residencia presidencial y no
abrió la boca en toda la noche, salvo para zamparse la suculenta
baleada, bien regada de chicha”, pero al que seguro el bufón
hizo más de una reverencia moviendo ese cuerpo contrahecho y
riéndose a destiempo con esa sonrisa estúpida que se gasta. Para
terminar tan ejemplar artículo con las mismas mentiras que siempre
refiere sobre el pobre don Juan (del que ciertamente no se puede
decir que fuera inteligente ni que estaba preparado):
“Don Juan le lidió
–se refiere al entonces Presidente de Honduras,
general, que no coronel, don Policarpo Paz- con ambas manos”.
Dije una vez, y sostengo también ahora, que cuando
se muera este canelo contrahecho y afeminado, hermano menor del
travestí Carmen de Mairena, tendríamos que clonarle o al menos
disecarle tipo “momia Lenin” para tenerle siempre de cuerpo presente
y poder enseñárselo a las generaciones venideras como la prueba más
evidente de en lo que se puede convertir alguien que siendo bufón
por genética, deviene en bufón por ambición.
Y hasta la próxima. Qué seguro que habrá más.
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