¡Paco!, aquí me tienes otra vez con el escrito que remití a SM El
Rey, respecto a la retirada de tu estatua. Escrito que no tuvo
contestación. Bueno, a decir verdad, de todos los escritos que le
mandé, sólo me contestó al que lo felicitaba por el casamiento de su
hijo con la periodista. Todos los demás, los depositaron con
exquisita elegancia en la silente papelera. Aquí lo tienes:
Majestad:
De
las veces que le he dirigido un escrito, esta es la más triste.
Porque lo primero que he de preguntar es si queda algún español, que
quiera y sienta a España como algo suyo y no por lo que obtiene en
beneficio propio.
La
estatua ecuestre del fallecido Generalísimo Franco ha sido retirada
de la peana en la que descansaba, porque, según el señor Zapatero,
ningún dictador puede ser recordado. El Generalísimo Franco, luchó
en África y derramó su sangre por España cuando vestía un uniforme
legionario.
El
Sr. Zapatero, lo que mejor ha hecho, fue el infamante servilismo a
Felipe González, silenciando toda la corrupción y latrocinio sin par
de los trece años del felipismo, desde un escaño del Parlamento. No
se puede ser más indigno y miserable.
Pero dejando a un lado el proceder de la gentuza corrupta y ladrona
que nos está mal gobernando, así como las decisiones inconscientes y
temerarias del eventual Presidente del Gobierno Sr. Zapatero. No hay
más remedio que suplicar a su Majestad, se digne explicarnos cual es
su misión y para que queremos y necesitamos los españoles su
estancia y presencia en España.
Un
servidor, como contribuyente del dinero público del que se nutren
todos los estamentos del Estado, incluida la Casa de SM El Rey, como
ya fue dicho, tiene el derecho a saber si el dinero que recibe Su
Majestad, del Estado, insisto, gracias a mi pìrrica contribución de
jubilado, le obliga a realizar gestiones que menoscaben el honor y
prestigio de la Nación Española -abrazo al cubano representante de
un gobierno dictatorial y asesino- pongo por caso.
Como el enviar un telegrama de felicitación al Señor Carrillo, otro
asesino de miles de españoles en Paracuellos de Jarama; al tiempo
que se retiraba la estatua del Generalísimo Franco, que, por cierto,
fue el que apaciguó el levantamiento de Asturias, por orden del
Presidente de la República Señor Azaña.
Es
decir, fue Franco el que ayudo a cortar la revuelta que había
propiciado Indalecio Prieto contra la República, que, precisamente,
sigue en su estatua muy cerca de donde estaba la ecuestre del
Generalísimo Franco.
Además, felicitar al tal Carrillo por su aportación a la transición
es una decisión excesiva que no corresponde. ¿Qué hizo ese señor por
la transición? ¿Hubiera ocurrido algo diferente si se hubiese negado
a acatarla, cuando había una mayoría que la apoyaba? ¿Qué fuerza
tenían los cuatro gatos que él representaba?
Era
y sigue siendo un don nadie que lo único que hizo en su vida fue
traicionar a sus compañeros y hacer muchísimo daño a mucha gente,
fusilamientos incluidos. Y unirse a la transición suponía asegurarse
la manduca del dinero público, algo que no estaba dispuesto a
rehusar. Ese es el quid de la cuestión.
Los
únicos que merecen un reconocimiento y agradecimiento eterno son los
componentes de aquellas Cortes Generales del Régimen, que entregaron
el poder político al pueblo y se fueron a sus casas sin chistar. Los
únicos que merecen honor y gloria. Si algunos de ellos hubiesen
querido, muchos militares les hubieran seguido.
Respecto a la retirada de la estatua, la gente, los españoles con
los que hablo, trabajadores sin más se preguntan si el ejército que
es el más adecuado para protestar por el desprecio a quien derramó
su sangre por España, no habla, será, porque Su Majestad que es el
Jefe Superior de ellos calla. |