De
Juana Chaos.
Por José Gabriel.
Llevamos
meses asistiendo al espectáculo dietético del asesino De Juana
Chaos. Lo último ha sido una foto en la que el sujeto sale metiendo
barriga en la cama de un hospital, tratando de enternecer el
“corazón” de sus cómplices y enardecer a sus compañeros de
causa.
A
pesar de los fiscales del PSOE, de Pachi López, de las amenazas
catastrofistas del PNV, de las algaradas de Otegui y sus muchachos y
de las “profundas reflexiones humanitarias” de los pseudo
periodistas de siempre, el criminal etarra
continúa recluido en un hospital de la seguridad social española
en régimen voluntario de adelgazamiento.
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Hay
quienes piensan que «el
fin no justifica los medios». Dependiendo de qué fines ¡por
supuesto que están justificados ciertos medios! No obstante, y al
contrario que el PSOE, creo en la aplicación de la Justicia, el
Estado de Derecho y por descontado en la Pena de Muerte; motivos por
los cuales, estoy en contra del terrorismo
gubernamental que con tanta soltura practicaron los gobiernos
de UCD y PSOE bajo la perjura jefatura del Estado. Terrorismo
especialmente esquizofrénico o de ajuste de cuentas, ya que lo
llevaron a termino los mismos que pactaron y amnistiaron a los
terroristas.
Creo
sinceramente que el mundo estará mejor sin la insoportable
presencia de este engendro; creo que en justicia debe morir y, por
lo tanto, frente a ese deseable fin y dada la situación, no me
preocupan los medios, ya que están siendo elegidos por el propio De
Juana y sólo él es responsable.
Aquí
no se habla de matar a nadie; hablamos de suicidio puro y no tan
duro. El suicidio es un acto voluntario y fruto del odio
que a sí mismo se muestra el suicida; es fruto de la cobardía al
no poder hacer frente a las responsabilidades de sus actos o a la
debilidad de no poder
afrontar determinados problemas, lo cual en ocasiones, puede llevar
a un cierto desequilibrio que puede atenuar la responsabilidad del
suicida. Pero en este caso, hablamos de una sicario que trata de
obtener mediante la amenaza a su propia vida, un beneficio; trata,
con su intento de suicidio, hacer más daño a aquellos a los
que él odia; no hablamos de un ser carcomido por el remordimiento;
hablamos de un ser que considera que el poner fin a su repugnante
existencia es la última manera de causar perjuicio ¡Y vaya si lo
consigue!
De
Juana, ha logrado aglutinar a su gentuza y dividir a nuestros estériles gobernantes, una vez más,
gracias a la sincera sensibilidad que los socialistas muestran por
los asesinos de ETA. Nos ha demostrado, aunque ya lo sabíamos, el
tipo de gobierno que tenemos; gobierno que ha asistido con cara de
pelele a la entrega voluntaria, multitudinaria y propagandística de
los cachorros de la banda terrorista en un polideportivo, sin que
nadie, y mucho menos el siniestro ministro de interior, Alfredo Pérez
Rubalcaba, se haya hecho responsable frente a tan humillante fausto.
La
última defensa la ha obtenido De Juana, de un supuesto jugador de
un supuesto equipo de fútbol: Oleguer del F.C. Barcelona. Este
defensor de terroristas, comparó en su día el atentado del
Presidente Carrero Blanco con un record de salto de altura. Ahora,
saca la cara por su amigo De Juana y pone en duda la independencia
de la justicia española y, motivos no le faltan, ya que es
incomprensible que ningún juez haya actuado ni contra él ni contra
su equipo por este y otros disparates. En cualquier caso este cipayo
de ETA no merece mayor comentario….
Sólo
espero, que el PSOE no logre sus objetivos y De Juana continúe en
prisión; espero también en este caso, que como ha hecho siempre,
De Juana sea firme en sus convicciones y las lleve hasta las últimas
consecuencias y, que en esta vida o en la otra, no obtenga menos de
lo que merece. El sufrimiento libremente buscado de De Juana, no me
causa ninguna alegría, pero su muerte, sí me causará una profunda
paz interior.
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