De Juana Chaos.
Por
José Gabriel.
13/02/2007.
Llevamos meses asistiendo al espectáculo dietético del asesino De Juana Chaos. Lo último ha sido una foto en la que el sujeto sale metiendo barriga en la cama de un hospital, tratando de enternecer el “corazón” de sus cómplices y enardecer a sus compañeros de causa.
A pesar de los fiscales del PSOE, de Pachi López, de las amenazas catastrofistas del PNV, de las algaradas de Otegui y sus muchachos y de las “profundas reflexiones humanitarias” de los pseudo periodistas de siempre, el criminal etarra continúa recluido en un hospital de la seguridad social española en régimen voluntario de adelgazamiento.
Hay quienes piensan que «el fin no justifica los medios». Dependiendo de qué fines ¡por supuesto que están justificados ciertos medios! No obstante, y al contrario que el PSOE, creo en la aplicación de la Justicia, el Estado de Derecho y por descontado en la Pena de Muerte; motivos por los cuales, estoy en contra del terrorismo gubernamental que con tanta soltura practicaron los gobiernos de UCD y PSOE bajo la perjura jefatura del Estado. Terrorismo especialmente esquizofrénico o de ajuste de cuentas, ya que lo llevaron a termino los mismos que pactaron y amnistiaron a los terroristas.
Creo sinceramente que el mundo estará mejor sin la insoportable presencia de este engendro; creo que en justicia debe morir y, por lo tanto, frente a ese deseable fin y dada la situación, no me preocupan los medios, ya que están siendo elegidos por el propio De Juana y sólo él es responsable.
Aquí no se habla de matar a nadie; hablamos de suicidio puro y no tan duro. El suicidio es un acto voluntario y fruto del odio que a sí mismo se muestra el suicida; es fruto de la cobardía al no poder hacer frente a las responsabilidades de sus actos o a la debilidad de no poder afrontar determinados problemas, lo cual en ocasiones, puede llevar a un cierto desequilibrio que puede atenuar la responsabilidad del suicida. Pero en este caso, hablamos de una sicario que trata de obtener mediante la amenaza a su propia vida, un beneficio; trata, con su intento de suicidio, hacer más daño a aquellos a los que él odia; no hablamos de un ser carcomido por el remordimiento; hablamos de un ser que considera que el poner fin a su repugnante existencia es la última manera de causar perjuicio ¡Y vaya si lo consigue!
De Juana, ha logrado aglutinar a su gentuza y dividir a nuestros estériles gobernantes, una vez más, gracias a la sincera sensibilidad que los socialistas muestran por los asesinos de ETA. Nos ha demostrado, aunque ya lo sabíamos, el tipo de gobierno que tenemos; gobierno que ha asistido con cara de pelele a la entrega voluntaria, multitudinaria y propagandística de los cachorros de la banda terrorista en un polideportivo, sin que nadie, y mucho menos el siniestro ministro de interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se haya hecho responsable frente a tan humillante fausto.
La última defensa la ha obtenido De Juana, de un supuesto jugador de un supuesto equipo de fútbol: Oleguer del F.C. Barcelona. Este defensor de terroristas, comparó en su día el atentado del Presidente Carrero Blanco con un record de salto de altura. Ahora, saca la cara por su amigo De Juana y pone en duda la independencia de la justicia española y, motivos no le faltan, ya que es incomprensible que ningún juez haya actuado ni contra él ni contra su equipo por este y otros disparates. En cualquier caso este cipayo de ETA no merece mayor comentario….
Sólo espero, que el PSOE no logre sus objetivos y De Juana continúe en prisión; espero también en este caso, que como ha hecho siempre, De Juana sea firme en sus convicciones y las lleve hasta las últimas consecuencias y, que en esta vida o en la otra, no obtenga menos de lo que merece. El sufrimiento libremente buscado de De Juana, no me causa ninguna alegría, pero su muerte, sí me causará una profunda paz interior.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com