Si bien antes consideraba que la titular del absurdo y sectario
pseudo-ministerio de igualdad era una iletrada que, por efecto del
nepotismo y del enchufe característicos del repugnante caciquismo
político que asola las tierras de España desde el advenimiento de la
partitocracia, y no por sus virtudes académicas e intelectuales, hoy
la considero un ser vivo repugnante.
Al igual que hicieron las nazis en 1942, esta individua se atreve a
definir qué y cuándo un ser humano lo es, atentando contra cualquier
criterio científico, filosófico o moral. Para justificar una ley
genocida por la que la caterva política pretende dar una vuelta de
tuerca más a la manipulación y exterminio de la vida, al servicio de
intereses egoístas y antimorales, pretenden definir a partir de
cuando un ser humano lo es. De esta forma justifican el genocidio
infanticida tal y como los nazis justificaron el genocidio judío
retirando a los miembros de esta comunidad su calidad de seres
humanos. Hoy definen el inicio de la vida pero no tardaremos en ver
como esta gentuza se atreve a definir tambien el final y entonces
juzgarán cuando un ser humano lo deja de ser y se aplica la
eutanasia forzosa a personas en coma, enfermos terminales,
disminuídos psíquicos o ancianos en virtud de retirarles su
condición de humanos y convertirlos en seres vivos. No hay duda de
que Bibiana, Leire o Zapatero son moralmente iguales, aunque mucho
menos inteligentes, de lo que fueron Hitler, Rossemberg o Goebbels.
Goebbels nunca se hubiese fotografíado junto a un judío a la salida
de una alocución radiofónica, pero Zapatero sí que se atrevió a
hacerlo junto a una joven que sufría síndrome de down al concluir un
debate televisivo.
En 1512 se reunieron los más afamados juristas y teólogos que había
en España con objeto de crear un ordenamiento jurídico que
preservase los derechos y dictase las obligaciones de los habitantes
del Nuevo Mundo. En un principio se abrió un apasionado debate sobre
la condición humana de los indígenas de los territorios descubiertos
en el que participaron los teólogos. En aquella sociedad recién
salida de la Edad Media y con una mentalidad mucho menos "sensible"
a los derechos humanos que la actual, se llegó a la conclusión de
que aquellas personas que originalmente habitaban el continente
americano eran tan humanos como los que habitaban el viejo y por lo
tanto tenían personalidad espiritual y mismos derechos y
obligaciones. Han pasado casi 500 años y hoy nos atrevemos a limitar
lo que nuestros antepasados, que no vivieron el Siglo de las Luces,
que no creyeron en la Razón, que no sufrieron revoluciones ni
avances sociales, no se atrevieron a hacer.
Cualquier Ley del aborto, por el hecho de serlo, ya es de por sí
moralmente aberrante. La anterior igual que la presente, porque para
todos los que defendemos la vida de los inocentes, el aborto es un
crimen en cualquiera de sus formas o plazos. Para los políticos en
cambio hay distinciones. El Partido Popular, haciendo gala de un
presunto compromiso con la vida, considera la ley vigente como un
avance y un límite moral, sin pararse a considerar que en el momento
en que esta se debatió, el grupo de Alianza Popular estuvo en contra
y hasta llegó a hablar de una derogación en el momento en que
llegasen al poder. En 1996 Aznar llegó al poder y el número de
abortos se multiplicó exponencialmente. Que no vengan ahora ni la
señora Pastor ni el señor Rajoy a dar lecciones de moral ni a hablar
de compromiso por la vida.
Las ideas políticas pueden evolucionar pero los conceptos morales
permanecen, aunque para el Partido Popular todo evoluciona, fruto
sin duda de la incoherencia que define todas sus actuaciones.
Mientras el asesino confeso de Marta del Castillo se permite reirse
de la sociedad amparándose en una serie de derechos que evitan la
utilización de sistemas más contundentes de obtención de información
por parte de los cuerpos policiales, mientras una sociedad hipócrita
se lleva las manos a la cabeza viendo como unos policías en EEUU
apalean a un conductor kamikaze dispuesto a matar a todos los que se
pusieran delante de su vehículo en huída, mientras Josu Ternera o De
Juana Chaos se ríen de sus víctimas al amparo de injustas
legislaciones, pocos nos llevamos las manos a la cabeza ante la
aprobación de una legislación que permite asesinar a niños sin
darles opción a nacer, a ser adultos y a defenderse.
Si la ley del aborto hubiese estado vigente hace cuarenta años,
estoy seguro de que ni Bibiana ni Leire ni otros miles estarían hoy
ocupando los puestos que ocupan y no serían más que el resto de un
"ser vivo" arrojado a un vertedero.
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