Campo
de concentración de Castuera.
Por
Ángel David Martín Rubio. 02/09/2008.
Señor
Director:
Durante el mes de julio pasado, historiógrafos
y políticos han fantaseado en Castuera (Badajoz) sobre el campo de
concentración que existió en esa localidad durante los primeros
meses de la posguerra y al que paradójicamente se calificaba de
"un campo en la retaguardia", calificativo que pierde su
sentido cuando no existían los frentes y que oculta lo que en
realidad fue: un centro provisional para la clasificación de los
miles de prisioneros de guerra que provocó el final de la guerra,
habilitado por poco tiempo con el régimen jurídico de una Prisión
Central.
En
las reseñas de prensa se alude a prisioneros y muertos, todo con la
misma vaguedad que favorece la creación y difusión del mito
pero... Hay otros muchos muertos y presos de los que nadie habla y
también eran de Castuera o murieron allí. Me refiero a: Los
asesinados por las milicias frentepopulistas en El Arenal, Los
quemados vivos en el apeadero de El Quintillo, Los fusilados en el
Cementerio, Los presos en el Depósito municipal, Los presos en la
Ermita de los Mártires, Los presos en los Campos de Trabajo
establecidos por el Gobierno de la República mucho antes de la
creación del Campo de Castuera, como ocurrió en Monterrubio, Los
centenares de soldados y voluntarios caídos en el frente de La
Serena.
Por favor, que nos dejen a los
historiadores estudiar nuestro pasado, que los políticos se
dediquen a las gestiones que les corresponden y, por si puede
servirnos la lección, que los españoles no olvidemos lo que ocurrió
en 1936 cuando las izquierdas, con el Partido Socialista a la
cabeza, dinamitaron el Estado de Derecho.
Subir.
Las
fosas de Mérida.
Por
Ángel David Martín Rubio. 02/09/2008.
Señor
Director:
La unilateral recuperación de la memoria
histórica que se está llevando a cabo por la izquierda española
ha vuelto a poner de actualidad unos enterramientos en el entorno
del cementerio de Mérida que no eran ningún secreto para la
historiografía que se ha ocupado de la Guerra Civil en Extremadura.
Un informe del Ayuntamiento de Mérida fechado en la década de los
cuarenta y publicado en mi libro Paz, piedad, perdón... y verdad
afirma con toda claridad que "al ser liberada la ciudad por
el Glorioso Ejército y con posterioridad a esto fueron sancionados
por la autoridad aquellos que hicieron fuego contra las armas
nacionales y cuyos cadáveres según noticias adquiridas por esta
alcaldía fueron dados sepultura en las inmediaciones del
cementerio". Si a ellos añadimos las ejecuciones de las
sentencias dictadas por Consejos de Guerra, el total de muertes
registradas en Mérida se sitúa algo por encima de las quinientas
personas como se documentó en una memoria de licenciatura
presentada por María del Mar Alvarez Román en la Uex (1989). Todo
ello hace inexplicable el baile de cifras, a cual más disparatado,
que se ha visto y leído en los medios regionales en los últimos días:
unas veces eran mil, otras dos mil, otras cuatro mil...
Pero no son estas las únicas tumbas
existentes en el cementerio de Mérida. Cuando las tropas nacionales
entraron en la ciudad emeritense pusieron fin a los asesinatos que,
por orden del comité frentepopulista habían comenzado el 7 de
agosto y continuaron en los días siguientes.
Personalmente preferiría que se dejara
reposar a todos los muertos de la Guerra Civil bajo una cruz que
fuera símbolo de reconciliación, unidad y verdad pero si otros
prefieren seguir manipulando la historia y emplearla como arma al
servicio de su demoledor proyecto político, habrá que recordarles
que fueron los ahora llamados --republicanos-- quiénes comenzaron a
derramar la sangre de sus enemigos sobre Extremadura.
Subir.
Terrorismo
rojo, chekas, matanza anticatólica y muchas mentiras.
Por
Alberto Heredia. 14/08/2008.
Señor
Director:
No hablo de ETA -que también- cuando me
refiero al terrorismo rojo patrio e internacional. Pienso en el
estado terrorista y criminal que la idolatrada República del 31
instauró en España. Hace poco, en un libro cuyo título no
recuerdo, escrito por César Alcalá, se documentan las torturas que
bajo el gobierno republicano se practicaron en nuestra patria, bajo
el asesoramiento de la URSS. En las checas, propiedad de
socialistas, comunistas, anarquistas e incluso separatistas vascos,
se encerraba a enemigos ideológicos (quiénes pudieran ser
sospechosos de estar contra el estado socialista real que se
quería imponer), y para ello, se recurría mucho a los porteros de
los edificios, que informaban si los vecinos eran católicos, gente
de dinero, monárquicos, derechistas o no próximos al marxismo.
Gracias a la extensa red de chivatos, se presentaban en casa, se
llevaban a sus moradores, y en lúgubres y terroríficas celdas,
algunas con pinchos por todas partes para que no pudieran sentarse,
otras, cayendo contínuamente agua, otras, imposible estar de pie o
sentado debido a su estrechez... después los interrogatorios, a
base de palos, puñetazos, bofetadas (además, se torturaba metiendo
palitos bajo las uñas, estrangulando genitales masculinos, palos
con vergajos en todo el cuerpo, violaciones en caso de ser mujer y
además joven), todo eso y mucho más, sin legalidad alguna, sabiéndolo
el Gobierno (llegaron a existir más de 200 chekas, muchas de ellas
en conventos expropiados, una muy famosa, Bellas Artes de Madrid).
Todo sea por la causa del comunismo bolchevique.
Gracias a Zapatero, su des-Gobierno y su des-Memoria Histórica,
muchas personas que ignoraban ésto, hoy día, son conocedores de
las atrociadades de la izquierda española de aquellos años, ya que
ha surgido mucha literatura histórica al respecto.
La República "legítima y democrática"
como gustan denominar sus herederos ideológicos, sólo en mi
ciudad, Málaga, y refiriéndome a una mínima parte de su legado
sanguinario, hizo la siguiente "obra": asalto al convento
de la Inmaculada (servicio doméstico, como las llaman), que al
menos pudieron huir a Gibraltar, salvando sus vidas, quema del
Obispado, destrozos en la residencia de la Compañía de Jesús,
incendio del convento de Santo Domingo, parroquias como San Pablo,
Capuchinos, varios asilos y hospitales religiosos, Adoratrices, San
Carlos, El Ángel, Mercedarias, San José de la Montaña, Iglesia
monumental de la Merced, sita a pocos metros de la casa natal de
Picasso, destruida completamente, verdadera joya arquitectónica,
San Felipe Neri... hasta un total de 48 edificios religiosos,
algunos irrecuperables.
Cuentan que cerca de la Iglesia de Santo
Domingo había un Comité de la CNT-FAI, y que sus militantes, al
pasar por la parroquia, para desmostrar su satánico odio y
desprecio, hacían sus necesisdades fisiológicas entre las columnas
que soportan el edificio. De allí, hoy día, sale El Cristo de la
Buena Muerte de la Semana Santa malagueña, portado por los
Caballeros Legionarios.
Durante la primera orgía sanguinaria
republicana se contaron 4 muertos. Fue el principio.
Si volvemos a Madrid, se descuartizó y dió
de comer a los cerdos a una monja hoy en proceso de beatificación
en una de las chekas madrileñas. Se incubó odio hacia la religión
católica, responsabilizándola de todos los males del mundo. De ahí
esos ataques sistemáticos y la masacre asesina mayor de la
historia, obra de socialistas, marxistas, anarquistas, masones...
luciferinos, se podrían calificar en una justa palabra, con la
matanza de 7000 sacerdotes y monjas e incontable número de católicos
por odio a la fe de Jesucristo, bajo el saludo de "salud",
el lema de "no Pasarán" y el grito de "Viva
Rusia".
Las elecciones de 1936 son anómalas, las
actas fueron adulteradas, carecieron de garantía legal. Eso dicen
muchos destacados historiadores. No les interesaba la democracia,
sino el poder para imponer la ideología comunista.
Una de las tendencias políticas del PSOE
la encarnó en el 1936 Besteiro, el ala más suave del PSOE, (Largo
Caballero sería la radical). Bien, pues Besteiro declaró:
"Estáis envenenado la conciencia de los trabajadores con una
propaganda falsa, que sólo puede llevar a un baño de sangre y
luchas entre las propias izquierdas". Proféticas palabras.
Se eliminaba físicamente al adversario ideológico (se llegó a
matar, pocos días antes del Alzamiento cívico-militar del 18 de
Julio de 1936, encabezado por el General Francisco Franco al líder
de la oposciión de derechas, señor Calvo Sotelo, por parte de un
comando policial socialista, para así no tener la más mínima
oposición, y ese crimen fue la mecha que terminó con la callada de
la media España que estaba siendo atacada).
Muchos torturadores chekistas, cuando el ejército
Nacional ganaba plazas en las provincias españolas, con el dinero
robado a las personas que asesinaron y saquearon sus bienes, se
marcharon al exilio. Después vino la leyenda de los pobres
exiliados, callando que entre miles de ellos había salvajes
asesinos torturadores.
Por supuesto, como perdieron la Cruzada por
la patria y la fe gracias a la "media España que no se resignó
a morir", ahora, falseando la verdadera historia, la quieren
ganar. Y salen tipos tan barriobajeros, llenos de odio, rencor,
mentira y mala leche como el tal Jimmy Giménez, insultando a Franco
groseramente en Telecinco, junto a un presentador-animador que hacía
lo mismo, sin nadie que defienda a Franco, todo bajo la excusa de
que una nieta del Caudillo se cdasó en el Pazo de Meirás, lugar de
residencia de los Franco, donado voluntariamente por muchos
ciudadanos con su aportación. Esa es la historia. Tantos años
muerto el Generalísimo, y cuánto odio satánico incubado.
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Señor
Fiscal de la Audiencia Nacional: ¿A qué viene ahora tanta imputación,
no sabe, acaso, que De Juana Chaos no mató a John Lennon?
Por
Pablo Gasco de la Rocha. 02/09/2008.
Señor
Director:
Y es que, a tenor de la
imputación por la "carta homenaje" que le hace la Fiscalía
de la Audiencia Nacional, bueno será recordar al juez don Eloy
Velasco que la rata de De Juana Chaos no mató a John Lennon. Una
pena, desde luego, porque si en vez de cargarse a 12 guardias
civiles hubieses matado sólo a John Lennon, hoy seguiría pudriéndose
en la cárcel, como se pudre Mark David Chapman, su asesino, tras
habérsele denegado por quinta vez la libertad condicional. Una
denegación que la Junta de Libertad Condicional de Nueva York ha
considerado en orden a dos argumentos irrefutables. El primero, el
de la propia junta: "Chapman sigue siendo muy peligroso para
la seguridad y el bienestar público". Y el segundo, la
certera evidencia que ha manifestado al respecto la viuda de Lennon,
Yoko Ono: "Chapman corre peligro de ser asesinado por alguno
de los muchos admiradores de Lennon".
Pues
bien, estas dos consideraciones son las que han actuado para que el
asesino de una persona sigua en la cárcel, presumiblemente hasta el
final de sus días o hasta que sea tan anciano que ya no represente
un peligro para nadie. Un concepto de justicia que en España
no se entiende. Pues, como ha dicho Trillo, la cadena perpetua es
una humillación intolerable para el agresor que "resultaría
decimonónica".
Por
eso digo, y sostengo, que, a qué viene tanta imputación a De Juana
Chaos cuando la rata no ha matado a John Lennon. Aunque si también
le hubiese matado, tendría que haberlo hecho en España para estar
en la situación en la que se encuentra ahora: libre, vivo y
coleando.
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