El
Plan Hidrológico.
Por
Alberto Heredia. 23/04/2008.
Señor
Director:
El Plan Hidrológico
Nacional que hizo el Gobierno Aznar y derogó el de Zapatero, nos
costará 180 millones de euros, pues la subvención europea para el
proyecto se perdió al negarse el actual Ejecutivo a desarrollarlo.
El trasvase que ideó el Gobierno del
Partido Popular preveía que las aguas del Ebro llegasen a
Barcelona, Valencia, Murcia y Almería. Zapatero parece castigar a
éstas tres últimas ciudades a quedar sin agua por no votar a su
partido.
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Infanticidio
encubierto.
Por
Juan Luis Martínez. 23/04/2008.
Señor
Director:
Hace
unas semanas, más de 9.000 pediatras españoles suscribieron un
comunicado dónde calificaban de "infanticidio encubierto"
los abortos de 24 semanas, advirtiendo que salvan a niños de 450
gramos y en las clínicas abortistas los matan con más de un kilo.
El
desprecio hacia la vida humana en España es obsceno, casi todos los
medios silenciaron el comunicado de la AEP, Asociación Española de
Pediatría.
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Política
familiar inexistente.
Por
Emilio Miranda. 23/04/2008.
Señor
Director:
La ayuda de 2.500
euros no logra sacar del último escalafón europeo de ayudas
familiares a nuestra nación. En Francia, una familia con tres hijos
recibe 307 euros mensuales, sin límites de ingresos. Para recibir
igual cantidad, un matrimonio español debería tener 16
descendientes.
Las
políticas familiares de apoyo son casi inexistentes, seguimos con
rumbo imparable entre las naciones más viejas del planeta, con
cuatro millones menos de jóvenes que hace tres décadas y más
mayores de 65 años que niños menores de 14. Y el Gobierno no se
entera.
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El
laicismo extremista.
Por
Antonio Quiroga. 23/04/2008.
Señor
Director:
El
laicismo pretende excluir de la vida pública los principios
religiosos, extirpar de la sociedad la influencia del catolicismo,
poner trabas al hecho religioso, desprestigiarlo, excluirlo mediante
la asfixia económica (negación de fondos públicos, cuando sí se
conceden a variopintas asociaciones cinematográficas, culturales,
políticas o sindicales).Por tanto, el laicismo es una
confesionalidad agnóstica que se impone a la sociedad mediante
diversos programas, películas, programas ideológicos y medios de
comunicación afines a la causa gubernamental, que en España son
abrumadoramente socialistas.
El laicismo actúa en los niños mediante la imposición como
asignatura obligatoria de Educación para la Ciudadanía. La
propaganda anticatólica, incluso blasfema ha aumentado en los últimos
años, al tiempo que se atiza con dureza todo lo que huela a
cristiano. Se descalifican las intervenciones de los obispos en
asuntos de la vida pública con carácter moral como
"injerencias" o "intento de imponer sus ideas",
e incluso se llegó a decir que los obispos pedían el voto para el
PP. Sólo leer los textos de las intervenciones, que aparecen en la
web de la Conferencia Episcopal desmiente la acusación.
Olvidan los adalides del laicismo que cuando se habla no se impone,
y que los prelados, como cualquier persona, tiene derecho a
expresarse sin ser ofendido gravemente por ello, como hacen los
lacistas extremistas.
Me
pregunto: ¿no impone el Gobierno sistemáticamente su ideario a los
demás mediante sus leyes y medios de comunicación adeptos a su
causa, haciendo ejercicio de su autoridad?
La
Constitución dice que España es un Estado aconfesional, donde
caben todas las religiones. El laicismo es una doctrina ideologizada
que en nada beneficia a la convivencia, pues sus ideales son
excluyentes, no integradores.
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Desempleados
olvidados.
Por
Rosendo Alcaraz. 23/04/2008.
Señor
Director:
La
forma de medir el paro que tiene el Ministerio de Trabajo es
desconcertante, pues no se contabilizan como parados los que
solicitan empleo a domicilio, en una región distinta a la suya, o
los que asistan a un curso, como los 1.500 trabajadores de Delphi en
Puerto Real, a los que Zapatero y Chaves prometieron un nuevo empleo
que sigue sin llegar.
Estos
tipos de desempleados no cuentan en la estadística oficial de
2.300.000 personas que buscan un puesto de trabajo.
Según el antiguo INEM, se acerca al millón
el número de parados no considerados como tales. Es decir, en España
sobrepasamos los tres millones de demandantes reales de empleo.
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