Criticar
una ley moralmente injusta es un derecho de la democracia.
Por
Juan Francisco Fernández. 11/01/2008.
Señor
Director:
Repasando
las hemerotecas, podemos ver que los obispos, en su legítimo
derecho a la libertad de expresión, durante los gobiernos del
Partido Popular, se posicionaron en muchas ocasiones contra algunas
de sus políticas: El 18 de junio de 1998, el episcopado se opuso a
la píldora abortiva RU-486 mediante el documento "El aborto
con píldora también es un crimen". Ante las elecciones
generales del año 2000 se pidió a los católicos que tuvieran en
cuenta la defensa de la vida contra el aborto y la eutanasia, así
como apoyar decididamente el matrimonio monogámico entre hombre y
mujer, el reconocimiento del trabajo del ama de casa, ayudas a las
madres que trabajan fuera del hogar así como a las familias
numerosas.
En
abril de 2001, la Instrucción Pastoral "La familia, santuario
de la vida" defiende la dignidad de los embriones humanos, vida
en fase inicial, sosteniendo que "las leyes no son justas por
el mero hecho de haber sido aprobadas por mayorías, sino por su
adecuación a la dignidad de la persona humana". Desde el
principio, los obispos y el difunto Juan Pablo II se opusieron
rotundamente a la guerra de Irak. Hay muchos más ejemplos.
A
la Iglesia Católica española, desde hace dos milenios también le
importan las familias de los países pobres, pues tiene 18.000
misioneros en los cinco continentes mitigando el hambre,
alfabetizando, curando enfermedades y predicando el Evangelio.
Gobierne
quién sea, la Iglesia, con valentía, se ha expresado, como es su
obligación, ya que su opinión está fuera de todo partidismo.
Criticar
una ley moralmente injusta es un principio fundamental de toda
democracia, sólo una concepción totalitaria de ésta niega ese
derecho.
El
PSOE, cuando estaba en la oposición, también descalificó leyes
del PP, ¿entonces, en un Estado aconfesional, como es el español,
un obispo o un católico, por el hecho de serlo, ha de ver coartado
su derecho ciudadano a la crítica?
La
sociedad civil tiene el derecho reconocido constitucionalmente a
opinar, decir lo contrario o negarlo, por radicalismos anticatólicos,
no es nada democrático.
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Los
socialistas siembran fobia a lo Católico.
Por
César España. 11/01/2008.
Señor Director:
Lo está
haciendo muy bien el Gobierno socialista atacando a la Iglesia,
vieja seña de identidad de parte de la izquierda española, saben
que la Iglesia Católica siempre está con la mejilla puesta y la
gente se olvida de los temas preocupantes, como la subida pasmosa de
precios, el paro que se eleva mes a mes, saber si se volverá a
negociar con ETA si Zapatero gana las elecciones, la masiva entrada
de inmigrantes ilegales, la subida de la delincuencia...
Llevamos
dos semanas de insultos hacia las personas que defienden el modelo
tradicional de familia. El presidente Chaves, que rige la región
casi más pobre de España, se unió a la comparsa, llamando
"intolerantes y excluyentes" a Rouco y García Gasco, al
tiempo que Zapatero acusa a éstos dos cardenales de "perturbar
las relaciones". Es decir, el Gobierno no tolera la crítica ni
que se le contradiga, y si éstos encima son católicos, mucho
menos. Aquí no se puede defender a la familia católica frente a
otros tipos de unión y el derecho fundamental a la vida respecto al
aborto.
Es
más, la vicepresidenta De la Vega declara que "ni el Gobierno
ni la sociedad aceptan tutelas morales". Sólo podemos tener la
tutela de los dictados morales que a éste Ejecutivo le parezcan
convenientes. Y sin rechistar, sobre todo si eres católico, que
parece ser, somos los "apestados" de ésta sociedad.
Se
está alimentando, con ésta forma de hacer política, fobia hacia
la fe cristiana, con tal de ganar votos por el lado extremista de la
izquierda.
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