ABC.
02/05/2006.
«La hora
de los nacionales». Bajo ese reclamo comenzó a gestarse hace seis
meses un principio de acuerdo entre los partidos políticos llamados
patrióticos o de extrema derecha. «España se nos muere y no
podemos esperar más», reza un artículo del líder de Democracia
Nacional (DM), Manuel Canduela, en el que pide la unidad de todas
las «organizaciones serias» para llegar a un entendimiento ante
las próximas elecciones. Y en ello están desde entonces.
Al menos tres de los partidos a la derecha del PP -Democracia
Nacional (nacionaldemocrático), La Falange (nacionalsindicalista) y
Alternativa Española (católico y patriota)- están dispuestos a
formar una coalición electoral en busca de un voto que les da
esquinazo una y otra vez, según confirmaron a ABC sus responsables.
Las negociaciones están en marcha -más o menos avanzadas según
quien lo diga-. El proyecto pasa por una plataforma en la que
coexistan distintos partidos -se descarta crear uno nuevo-, con los
tres citados a la cabeza y apoyados por otros del llamado entorno
nacional o patriótico, «con preocupaciones sociales» que superan
la simbología y usos del franquismo. El modelo sería la coalición
italiana de la nieta de Mussolini, Alternativa Social, más que el
Frente Nacional francés de Le Pen, y la puesta de largo coincidiría
con las próximas municipales, aunque el objetivo son las generales
de 2008.
|
|
Si la
iniciativa llega a buen puerto, 2007 y los comicios servirían para
presentarla en determinados puntos, pero lo que se busca es la
representación parlamentaria, porque «éste es el momento», según
aprecian los líderes de estas organizaciones.
Hasta ahora quienes más empeño han puesto en el proyecto son
Democracia Nacional y La Falange. Hace dos domingos, en una
manifestación en Madrid de este último partido (una de las más
concurridas que se recuerdan en años, según admite la Policía),
el jefe nacional de Falange, Fernando Cantalapiedra, se comprometió
públicamente a crear «un movimiento patriota de unidad». Ambos
partidos ya se están apoyando mutuamente en sus convocatorias,
hecho inusual hasta hace poco más de un año.
Cantalapiedra no alberga dudas: «Debemos anteponer la unidad de
acción y eso es más fácil en este momento que nunca porque hemos
limado diferencias estratégicas e ideológicas». A su juicio, el
potencial de crecimiento para las distintas «familias» de extrema
derecha está más fuera de las propias organizaciones que dentro.
Dardos contra el PP
Alternativa Española, cuyo secretario general es Rafael López-Diéguez,
yerno de Blas Piñar, el fundador de la desaparecida Fuerza Nueva,
coincide en el objetivo electoral, pero matiza que lo tiene que
autorizar la junta nacional (se reunirá este mes con ese fin). López-Diéguez
aboga por una plataforma o coalición a la italiana para que el voto
de la derecha se sienta representado y «no se canibalicen unos
partidos a otros».
Sus dardos se dirigen sin compasión al PP, porque «ha renunciado a
los principios morales y a la unidad de España», y ha propiciado,
según este abogado, un voto abstencionista en la derecha «que hay
que recuperar». López-Diéguez reniega del PSOE, aunque admite que
está haciendo lo que le toca y no le sorprende.
Un responsable policial de Información dice que «hace cinco años
era impensable que se juntaran más de 300 y en las últimas
manifestaciones se han superado las 2.000 ó 3.000 personas». ¿Motivo
para la preocupación? Los mensajes de Policía, Guardia Civil y
Mossos d´Esquadra no apuntan en esa dirección, mientras que no
cometan actos delictivos ni lo sean sus estatutos. Ellos no quiere
ni oír hablar de ultras, extrema y mucho menos de «skin», con los
que a veces aparecen asociados. «Nos desvinculamos de actos
violentos», proclaman al unísono.
¿Cuáles son las bazas con las que cuentan estas organizaciones? El
mensaje, cobijado por ampulosos discursos, resulta diáfano: España
es una, los trabajadores españoles primero, el derecho a la vida,
la soberanía frente a las potencias extranjeras, la preservación
cultural para evitar el «islamismo que nos invade» y la justicia
social. Simple, pero con aristas.
INICIO
|