El
coste de oportunidad.
Laura Vázquez.
Hoy en día, por desgracia, el motor de
nuestras vidas es el dinero ya que, como dice el anuncio, a todos
nos gusta vivir bien. Y de esto no se libran las empresas. La Teoría
Clásica nos dice que la empresa tiene como fin, la maximización de
su beneficio y que en la actualidad, persigue el beneficio social ya
que la empresa no es ajena a los impactos del entorno. Permítanme
que lo ponga en duda.
Hoy vivimos en la Unión Europea y pretendemos
la globalización. Esto implica la persecución de beneficios más
elevados que otras empresas a costa de realizar una competencia en
diferenciación de costes (es decir, que éstos sean menores que los
de la competencia) o en diferenciación de productos (bienes de lujo
etc.). Las empresas solo piensan en esto, no en el trabajador.
Y siendo repetitiva, esto con Franco no pasaba.
El trabajador hoy en día, es una unidad dentro
de un puzzle de acciones e indicadores económicos. Si dicha unidad
falla (un dolor de cabeza, una baja, un día malo…) y con ello
relantiza la “producción” de dinero, esa unidad debe ser
reemplazada. El coste intangible del despido no lo tienen en cuenta:
desmotivación, depresiones…
Con Franco, la empresa era más humana, más
paternalista. Miraba por el trabajador, porque se trabaja mejor en
un ambiente distendido, que en uno donde predominan las puñaladas,
las envidias y esas cosas que hacen perder el tiempo.
Hoy solo pensamos en el dinero para vivir bien.
¿Pero qué es vivir bien? ¿Tener 5 Mercedes Benz? Gente como
Polanco, Blesa, Botín etc., solo atesoran riqueza y necesitan más,
y por ello hacen que los directivos a través, del departamento de
RRHH, vuele por encima de cada trabajador como un buitre dispuesto a
cazar a su presa. Porque, señores, si la empresa tal gana más que
nosotros, hay que superarles cueste lo que cueste. Y digo yo ¿estas
personas se creen que hay que comprar un billete para ir al Cielo y
reservar una mansión con vistas a Venus? Ahí arriba no se nos mide
por el dinero.
Después de ver a España renaciendo, ver cómo
tenía sus propias empresas, me duele ya que somos un país de
servicios y cada vez se van más empresas porque en tal lugar se
fabrica más barato.
Dios dijo que nos teníamos que querer, que
somos hermanos. Dios no dijo: “amad a vuestros capitales como si
fuesen vuestra Master Card”
Y el gobierno de ZP que como rojetes que son,
son el gobierno de la política social, no hace nada para crear
empresas ni fomentar nuevos negocios. Eso sí, los gays se pueden
casar y las casas son 3 metros más grandes que las de Pin y Pon.
Franco sería muy malo, pero la gente vivía
tranquila y se sentía protegida. Y si no ¿Cuántos de los que
reniegan de Franco han trabajado desde siempre en la misma empresa?
Seguramente más de los que en los años 80 empezaron a trabajar y
vieron como cerraban sus centros de trabajo.
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