La
payasa.
Luis Carlos.
Cada generación ha tenido sus payasos, esos entrañables
cómicos vestidos de
colores que hacían las delicias de los niños en la arena de circos
itinerantes. Así pues, nuestros abuelos rieron las gracias de
Charlie Rivel,
nuestros padres las de Toneti y nosotros, generación de la televisión,
lo
pasamos fenomenal con los entrañables Gaby, Miliki, Fofó y Fofito.
La generación de nuestros hijos tenía un vacío
hasta ahora llenado sólo con
el recuerdo videográfico de aquellos que a nosotros tanto nos
hicieron reír
y, aclaro, digo tenían porque ese vacío ha sido llenado en este
caso por una
señora, una payasa, la Ministra de Cultura Carmen Calvo Payaso
(perdón,
Poyato).
Es sin duda una evolución increíble la de la
España de estos últimos años.
Aquellos niños de los 70 y 80 que tanto nos reíamos
merendando ante una
televisión mientras se emitía un episodio de los Payasos de la
tele,
desconocíamos por completo quiénes eran los Ministros de entonces,
los
Subsecretarios o hasta el Presidente del Gobierno, pero nuestros
hijos
tienen la suerte de que los Ministros son ahora los payasos que
salen en
televisión haciendo reír a niños y mayores.
La Ministra Calvo pintaba maneras. Desde su
famoso "Ni Pixi ni Dixi" poco
después de su nombramiento, muchas han sido las ocasiones en que
esta señora
nos ha deleitado con alguna gracia; cómo andaluza que es no podía
faltar en
su temperamento ese gracejo tan extendido por Andalucía y que da a
los
andaluces un don especial para divertir al personal.
Las Madres Escolapias de Córdoba, con las que
estudió sus primeras letras,
no la tenían ni mucho menos cómo una alumna aventajada, más bien
todo lo
contrario y sin duda serían las primeras en sorprenderse y reír
ante la
noticia de su nombramiento, tanto o más de lo que rieron los
alumnos y
algunos familiares de Zapatero al enterarse de su nombramiento cómo
candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno.
La entrega de los premios "Goya" ha
sido la puesta de largo de esta payasa.
Al igual que Miliki, Fofó y Fofito vestían
aquella especie de camisón rojo
hasta las rodillas, Calvo Poyato ha elegido algo más sofisticado,
un modelo
de Ágata Ruiz de la Prada, gran experta en el diseño de vestuario
cómico.
Allí apareció nuestra payasa, rodeada de
titiriteros (cómo no podía ser
menos en ocasión tan importante), vistiendo como una payasa que se
precia,
haciendo gracias y diciendo disparates. Faltaban los elefantes, los
trapecistas, los malabaristas o los domadores, ya que sólo había
titiriteros
y payasos, pero además de medio pelo, de esos a los que el gobierno
tiene
que compensar con dinero lo que no hacen en taquilla, porque para
este tipo
de circos parece ser que los españoles preferimos lo foráneo ya
que eso que
llaman cine, es teóricamente algo a lo que asistimos para
desconectar de una
realidad a veces demasiado dura, y no para que nos restrieguen por
las
narices lo peor, más sucio y deprimente de nuestra sociedad.
Que este gobierno es un circo es algo que
sabemos todos los españoles, pero
en un circo no sólo tiene que haber payasos. Hienas cómo Otegui o
macacos
cómo Maragall y Carod necesitan no al más ridículo de los
payasos, sino al
más firme de los domadores y este circo, por desgracia carece de
ellos.
Antes de acabar, sólo una disculpa, aquella
que merecen todos aquellos que
tratan cada día y cada año de hacer reír a tantos y tantos niños
en los más
distintos sitios, los verdaderos payasos.
Carmen Calvo Poyato.........nos hemos reído un
rato. Sigue así, no cambies
porque te superas cada día más. Cada día más tonta, que no más
payasa.
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