El
domingo 30 de enero del corriente año, cuatro días después de
conmemorarse el 72 aniversario de la triunfal entrada en la Ciudad
Condal del victorioso Ejército Nacional, con el abrumador
recibimiento de los barceloneses plenos de júbilo y agradecimiento,
abrazando a las tropas liberadoras con emoción y alegría
indescriptible, fue desmontada del obelisco situado en el cruce del
Paseo de Gracia con la Avenida Diagonal la figura artística del
eminente escultor Federico Marés, que simbolizaba la Victoria.
El
“excelentísimo” alcalde Jordi Hereu, perteneciente al grupo
iconoclasta, especialista en las defenestraciones y vandálicas
destrucciones de todo simbolismo artístico ciudadano que pueda
recordar al antiguo Régimen y cuya sola mención del anterior Jefe
del Estado, les acelera su tránsito intestinal disparándose a la vez
el ritmo cardíaco.
El
abogado laboralista y periodista Fernando Vizcaíno Casas, en su
genial libro “…Y al tercer año resucitó” (Planeta, Colección
Fábula) en una sugestiva parodia demuestra palpablemente la cobardía
de estos pseudo demócratas, que con su talante frentepopulista se
han adueñado arteramente de la nación española, con patente de corso
para obrar a su antojo sin contar con la opinión de los ciudadanos.
A esos únicamente recurren a la hora de las elecciones…
El
personaje Jordi Hereu tiene una predisposición al despilfarro
público con el dinero del contribuyente, como felicitaciones
navideñas, publicaciones de auto bombo y autocomplacencia personal y
municipal, impuestos onerosos para posterior malversación, etc.
De
forma delirante quiso reformar la Diagonal, intentando destruir una
de las avenidas más bellas de España, con una consulta que fue un
estrepitoso fracaso, votando un diez por ciento de ciudadanos, con
el resultado negativo. El coste fue de varios millones de euros.
Sólo por este motivo, en un país civilizado, lo habrían cesado
fulminantemente.
Una
verdadera vergüenza y afrenta ha sido la desmontada escultura
mencionada, arropada por provectos resentidos, portadores de
banderas tricolores (¿serán constitucionales?) y profiriendo gritos
e insultos al pasado, ante la pasividad de los transeúntes y la
protección de la Fuerza Pública.
Lamentable, bochornoso, incomprensible para el español de bien que
desea la paz y la concordia, y no los revanchismos bajo la tutela
de esa inaudita Memoria Histórica (Histérica).
Barcelona con esos energúmenos iconoclastas se esta convirtiendo en
adalid de atentados arquitectónicos y esculturales, como si con
estas insensatas medidas fueran a ganar la guerra que perdieron por
su inoperancia, por sus revoluciones interiores, asesinatos, el
terror, el vandalismo, la falta de orden, disciplina y mando que
debe prevalecer en un ejército, libertinaje, anarquismo, etc. etc. A
fin de cuentas no hicieron la preconizada revolución, ni ganaron, a
Dios gracias, la guerra.
La
Historia es la Historia, y aunque se empeñen con esas actuaciones
propias de talibanes, no lograrán cambiarla. |
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