Penalizar el brazo
en alto y el canto del “Cara al Sol”, pero poder levantar el puño y
cantar la “Internacional”, pese a ser símbolos visibles de la
ideología que más muertes ha causado a la largo del siglo XX, es,
cuanto menos, un asunto de enorme responsabilidad política. Una
extraña amnesia. Una aberración mental de quienes hacen pivotar la
Historia sobre su particular memoria.
Sobre la memoria
confundida de un abuelo convenientemente fusilado, un tipo pendiente
de definición que se fragmenta en instantáneas inconexas,
para quien la historia pretérita se reduce a su particular memoria
de nieto atribulado por la pérdida de su yayo, se enfrenta a la
Historia y enfrenta a los españoles.
Mateo Morral fue un
tarado y sobre todo un asesino. Pese a todo, yo no dudo que alguno
de entre estos promotores de la llamada Ley de Memoria Histórica
termine por reivindicar al personaje y su obra, como hoy hacen con
las mismas pretensiones con Negrín o cualquier otro matarife al uso.
Con lo que una vez rehabilitado el hombre del “ramo de flores” se
tendrá que indemnizar a sus desconsolados parientes por todos estos
años de ignominioso olvido. Y puede, porque en España todo es
posible, que se obligue al Rey a pedirles perdón.
Están crecidos y
han olvidado todo. No recuerdan nada. Mientras tanto, el Estado les
protege y viven construyendo su "presentismo". |
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