Es
claro que los insultos al GENERALÍSIMO FRANCO, no decaen. No hay
nada más importante por lo que luchar; según el parecer de los
sindicalistas basura y chupones que tenemos. El franquismo es la
socorrida artimaña, para tapar a los corruptos de su cuerda -TODOS-
por un allá quítame esas pulgas.
Es
decir, los millones de parados que ha creado el mal gobierno de
nuestro país, parece ser peccata minuta a la vista de la falta de
preocupación que demuestra la gentuza responsable de proteger a los
trabajadores.
Nada de extrañar, porque toda esta purriela humana son los
continuadores de los ladrones que se llevaron todo el erario público
que teníamos en el Banco de España, cuando vieron que perdían la
guerra; así como todas las valiosas joyas que habían sido
depositadas en los distintos bancos del País. No dejaron nada;
robaron hasta los objetos que habían sido empeñados -por la gente
pobre- en los Montes de Piedad de cada ciudad.
Insisto, están robando, como sus antiguos coleguillas mangantes, y
siguen utilizando el nombre del GENERALÍSIMO FRANCO para despistar.
Por cierto, tanta falsedad como hay en los ataques al
comportamiento del muy honrado GENERALÍSIMO; nunca se han referido a
lo que de verdad hizo mal. ¡Muy mal!
Sabido es, repito una vez
más, que en el año 1931 Las Cortes Constituyentes de la República
declararon culpable de alta traición, como fórmula jurídica que
resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue Rey de
España D. Alfonso de Borbón
Habsburgo-Lorena; abuelo del actual Rey.
Culpabilidad atribuida
tanto al Rey Alfonso XIII como a toda su descendencia por siempre
jamás; que en el año 1938, fue derogada por el GENERALÍSIMO FRANCO.
El mismo que sacó a su Majestad de la indigencia en la que se
hallaba, cometiendo el error de traerlo a nuestra España como Rey.
Rey que juró en el Parlamento Español:
“Juro por Dios y sobre los santos evangelios,
lealtad a su Excelencia el Jefe del Estado, cumplir las leyes
Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que
Informan el Movimiento Nacional”.
Juramento un tanto cachondo, puesto que duró menos que un
bizcocho en la puerta de un colegio. ¿Alguien sabe lo que ha hecho
nuestro Rey francés, nacido en Roma y casado con una griega, en
beneficio de la España que le dio cobijo? ¡Ojú! |
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Es
claro que la aptitud de punto en boca, mientras se trincan grandes
cantidades del dinero público que pagan los contribuyentes que aun
tienen trabajo; es sin lugar a dudas una opción muy de acorde con
las casas reales habidas en nuestro suelo. Intervenir, utilizando la
autoridad, para ayudar al pueblo que está siendo zaherido por un
indeseable gobierno de la izquierda, es asunto de los plebeyos.
¡Faltaba más! ¡Hasta ahí podríamos llegar!
Y
lo que me ha sacado de quicio, ha sido el discursito final del
CINECACA Pedro Almodóvar. Un maricón -declarado por él mismo- que
comenzó en los tiempos del GENERALÍSIMO, sin que nadie le dijera
absolutamente nada.
Un
fenómeno -según cuentan- de la cosa cinematográfica; pero carente de
una formación intelectual, a tenor de la cantidad de estupideces que
soltó en el discursito final.
Vino a decir, que gracias a los que
lucharon en el pasado -se refiere a los ladrones que nos robaron lo
anteriormente expuesto- tenemos hoy democracia.
Por
último un escrito remitido a SM el Rey Juan Carlos por la certera
pluma de una mujer a la que admiro ya en demasía; aceptando y
rubricando por mi parte, todo lo dicho en el alegato que se leerá a
continuación.
Una azafata devuelve a don Juan Carlos la fotografía dedicada, en
desacuerdo por la firma de la ley del aborto.
Una
azafata de Iberia, que viajó con los reyes de España en su primera
visita oficial como tales, ha decidido devolver a don Juan Carlos la
fotografía que le dedicaron con ocasión de aquel desplazamiento, y
que hasta ahora había conservado y colocado en lugar destacado de su
casa. María Belén López Delgado, que también voló con el príncipe
Felipe, ha escrito una carta al Rey explicando el motivo de esa
decisión: su desacuerdo con que haya firmado la ley del aborto.
Según ha sabido Monarquía Confidencial, la misiva ha sido enviada al
Palacio de La Zarzuela y hasta el momento no ha recibido acuse de
recibo ni respuesta.
La
carta a don Juan Carlos dice lo siguiente:
Excelentísimo Sr. Don Juan Carlos I, Rey de
España Palacio de La Zarzuela Madrid.
Majestad:
Siempre he considerado que la Monarquía podría
ser un importante punto de equilibrio y reconciliación en esta
España nuestra tan convulsa e irascible en no pocas etapas de su
historia. Con esta idea, siempre he mirado a la Casa Real
española con simpatía y afecto.
Por esta razón, fue para mí todo un honor y un
privilegio formar parte de la tripulación de Iberia que le
acompañó a Vd. y a la Reina Doña Sofía en su primer vuelo, ya
como Reyes de España, a Roma.
La Casa Real tuvo a bien hacerme uno de los
regalos más bonitos y apreciados de mí vida: una magnífica foto
de SS.MM. dedicada a mi persona, como recuerdo de aquel
inolvidable viaje.
Algunos años después se repitió mi suerte, y
volví a tener el honor de ser designada para acompañar a Su
Alteza Real, el Príncipe Felipe, a Kourou, en la Guayana
francesa, para el lanzamiento de nuestro primer satélite
espacial, el Hispasat. De ambas ocasiones, guardo documentos,
anécdotas y fotografías que forman parte de un valiosísimo, para
mí, archivo personal.
Sin embargo, hoy, me siento en la obligación
moral de devolverle esa fotografía que con tanto cariño y
orgullo he atesorado, y que, desde entonces, ha presidido un
lugar preeminente en mi casa. Es, ésta, una decisión tomada con
no poco dolor y mucha más decepción.
Pero, mi hogar no puede estar presidido por la
foto de un monarca, supuestamente católico, que avala, con su
sanción, una ley desmedida sobre el aborto; una ley que
desampara a la mujer; que desautoriza a los padres de menores
embarazadas; que desvincula de toda responsabilidad a los
hombres, y eso que dicha ley sale de un Ministerio de Igualdad;
en definitiva, una ley que enfrenta media España con la otra
media.
Alguien podría advertirme, con acierto, de que
nuestra Constitución le obliga a firmar todo lo que salga
aprobado del Congreso de los Diputados. Sin embargo, de la misma
forma que Vd. ha sabido encontrar hábilmente, en otras ocasiones
puntuales y no tan lejanas, algunos atajos para bordear asuntos
que tampoco contempla la Constitución ya podría haber aportado,
ahora, esa magnífica habilidad para evitar esta ley asesina, que
ofende la sensibilidad y la dignidad de tantísimos españoles.
Si ya Vd., en una desafortunada ocasión, sentó
el precedente de elogiar la gestión y personalidad de un
presidente de Gobierno, como el Sr. Zapatero, que demuestra
querer gobernar sólo para los suyos, y que ha polarizado
peligrosamente a todos los españoles, como nunca había ocurrido
en democracia; si Vd. se ha permitido introducir, durante un
discurso navideño, aquello de “hablando se entiende la
gente”, en relación con la vergonzante y traidora
negociación entre nuestro Gobierno y ETA, ¿no puede, ahora,
permitirse el manifestar su desacuerdo con esta Ley del Aborto?
Cuesta entenderlo, créame.
Pues bien, con todo el respeto y la humildad que
salen de la opinión de una simple mujer, que como yo se siente
muy orgullosa de ser española, me permito indicarle que no
pierda de vista el día que un Gobierno antiespañol, como el
actual, ponga en su punto de mira a la Corona, porque el Sr.
Zapatero ya ha demostrado que no se le oscurece nada a la hora
de dar satisfacción a los suyos “como sea”.
Y, entonces, no tendrá en cuenta, como
eximentes, estos reveses que Vd. nos está propinando a los que
hasta ahora le apoyamos.
Al final, sería muy penoso que ocurriera con la Corona de España
algo parecido a lo que pasó cuando Sir Winston Churchill dijo a
su oponente, Neville Chamberlain: “”Os
dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegisteis el
deshonor pero tendréis la guerra.
Por todo lo aquí expuesto, le reitero mi
dolorosa decepción, y mi obligación moral de devolverle una foto
que ya no puede tener lugar bajo mi techo.
Respetuosamente
Fdo.: Mª Belén López
Madrid, 8 de Marzo de 2010
Una
carta tan lúcida como demoledora.
El
que esté escrita por una mujer, levanta los ánimos y hace concebir
la esperanza de que en España empieza a amanecer…
Me ha recordado una vieja
poesía de los sitios de Zaragoza:
Roto el débil paredón
se abalanzan a la brecha
mas no hay quien prenda la
mecha
del mortífero cañón
en aquella confusión
corre una mujer, se inclina
y el duro bronce fulmina
sin que la muerte le
asombre
Que aquí, cuando falta un
hombre siempre sobra una heroína
¡¡¡AGUSTINA DE ARAGÓN!!!
¡HONOR Y GLORIA A LA DIVINA MUJER ESPAÑOLA!
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