Oración
por España.
Por José Luis
Díez Jiménez.
Los españoles de hoy, como los de ayer, no vemos el Poder sin rostro
del mundo multinacional, pero yo os aseguro que tiene cabeza -para
la gran mayoría desconocida- oculta en las tinieblas con su cuerpo
y con dos brazos visibles,
el izquierdo o democracia popular, formado por el Socialismo
internacional y el Comunismo ateo que son los que facilitan, con la
destrucción económica y moral del ser de nuestra Patria, la
oportunidad de recoger con su brazo derecho o democracia
capitalista, nuestra bolsa, nuestras empresas y nuestras propiedades
y así, haciéndose cargo de todo, facilitar la destrucción de los últimos rescoldos de nuestra Civilización Cristiana,
que son luz y vida del ser de la Patria. Una vez apagados éstos se
llevaran la plusvalía y dejarán a España descapitalizada y con
ella hundirán a los españoles y a nuestras familias en lo más
profundo del abismo morboso del ateismo. Desaparecerán los
adjetivos escritos en sus brazos: popular y capitalista, quedando
exclusivamente escrita la palabra democracia, único sistema con el
que el Poder sin rostro, esclavizará
a toda la humanidad, convirtiendo, en esa desolación
predeterminada, a los hombres en masa, en máquinas sin capacidad de
reacción por carecer
de dignidad humana, solo raza de perros que comen los desperdicios
de la mesa del gran dictador.
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Ahora estamos en la antesala de un
momento crucial, casi en los límites de la realidad, donde, tras
destruir la Unidad Católica, se nos ha pintado
todo de color, embotando nuestras mentes para que no
levantemos cabeza, y poder así destruir también la Unidad
Territorial, último eslabón que sujeta el ser de la Patria, para
que una vez roto, lo que fue dejará de ser y España pasará a no
ser. Y en ese preciso momento se nos impondrá la ley dura e
intransigente de una Civilización Atea, que aún no hemos conocido
y que es la razón por
la que aquí y ahora debemos rezar al Buen Dios para que no la
conozcamos jamás.
Dadme vuestras manos y uníos
en mi oración. Es hora de salir de la trinchera, que ya no defiende
a España: el mal está dentro, no es hora de guerra sino de oración,
de llevar la verdad al corazón de España para que no se rompa
nunca, aunque ya el mal asome con crueldad, cruentamente.
Venid conmigo, orando, mirando al cielo y hagamos Patria, sin miedo y si
os dicen que caí, quizás necesite España la sangre que redime.
Es llegado el momento de que los hijos pidamos por nuestra madre. España
está herida de muerte. No soy pesimista sino realista y veo, como
vosotros mismos veis, que son tiempos de ruina y de destrucción, y
ante la situación política, social, religiosa y moral, que
atraviesa nuestra Patria, creemos que necesita, más que nunca,
de nuestras oraciones, para resolver los problemas e
incertidumbres que la
llenan y la colman.
Padre nuestro, te pedimos una España frondosa en españoles libres,
donde su proyección sea sagrada y en donde no puedan florecer como
mala hierba el libertinaje, la maldad, la doblez y la canalla.
Te rogamos, ¡oh, Jesús, Hijo de Dios!, que nuestra Patria sea fruto
tuyo, y en donde se asiente tu reino, para que la justicia sea
santa. Te solicitamos, Señor nuestro, que nos des luz verde, para
que no temamos ni a la muerte ni a la vida, y que estemos siempre
dispuestos a entregártela. Que los héroes y mártires, Señor,
recostados en tu seno, no vean que su sangre derramada no sirvió de
nada. Que el paso dado
al frente, y del que nació la guerra fraticida no sea para volver
al oprobio y la anarquía. Tú sabes bien que son los desterrados
por falta de humildad los
que te odian y los que,
de forma solapada y paulatina, quieren destruir nuestra Patria. Por
un lado el gran odiador, cuyo tronco es la masonería,
que aliada con el Comunismo ateo, emplean el viejo sistema
del engaño y la falsedad que instauró su padre,
el Príncipe de la mentira, y por otro, como doble garfio de
tenaza, el Socialismo internacional y el Liberalismo hablándonos de
paz, y tratando de distraernos para emplear con más holgura
la violencia, su medio usual dentro
y fuera de nuestras fronteras. Y por ello te pedimos
confiando en Ti en la oración que nos enseñaste: Líbranos del mal
¡Oh Dios Hijo! y Señor nuestro, mientras te alabamos y damos
gracias. Tú que amas a todo hombre y guías todos los pueblos,
acompaña los pasos de nuestra Patria, tan difíciles hoy, pero
llenos de esperanza. Haz que veamos los signos de tu presencia y
experimentemos la fuerza de tu
amor que nunca disminuye. Señor Jesús. Hijo del Padre y
Salvador del mundo, hecho hombre en el seno de la Virgen María, te
confesamos nuestra fe y te rogamos en esta hora incógnita que tu
Evangelio sea nuestra luz y vigor para nuestras decisiones
personales y sociales, al amparo de tu ley de amor conduzca nuestra
comunidad civil con justicia, respeto
y amor, a una reconciliación de paz, con unidad católica y de
todas las regiones de España en
grandeza y libertad.
Y Tú, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, que amemos al Padre
como le ama el Hijo y le entreguemos nuestra voluntad a cambio de la
suya, para que Él nos ame con ese amor de Padre que todo puede y
todo protege. Te invocamos con la confianza de que, siendo dador de
gracia, nos concedas la fuerza y el tesón para Reconquistar la
Unidad Católica de nuestra Patria y la Confesionalidad Católica
del Estado, para que convertido nuestro corazón veamos, con ojos
limpios y penetrantes, renovada nuestra sociedad con la Instauración
del Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, Patrona de España y Reina
de misericordia, mira a este pueblo tuyo, a esta tierra que
denominamos "de María Santísima", ayúdanos, y ayuda a
España, Tú que le has dado a esta nación tantas pruebas insignes
de tu predilección, y quisiste venir en carne mortal sobre ese
pilar, sostén de nuestra hispanidad y apoyo de nuestra fe donde
apuntalas y sujetas nuestra Patria, ruega por ella a tu divino Hijo,
la traiga a la cuna espiritual de su antiguo esplendor, ayúdala a
recuperar, bajo la luminosa estrella de la fe y de la vida
cristiana, su ser y felicidad de antaño, ayúdala a abrevar en las
fuentes de donde extraía antes ese vigor sobrenatural, sin el cual
los más generosos esfuerzos seguirán siendo estériles. Que se
unan todas sus regiones y todos los pueblos, y se arraiguen en la justicia y en la paz, de modo,
que de la armonía entre la Patria de la tierra y la Patria del
cielo, nazca la verdadera prosperidad de todos los españoles y de
todos los pueblos hispanos de América y de Oceanía, y muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre, para que todos los pueblos y
gentes de las Españas hagamos lo que Dios quiere de nosotros que
siempre será lo mejor.
Y tu, Apóstol Santiago, fiel predicador del Evangelio en la Hispania
romana, e insigne mata moros en la batalla de Clavijo y abanderado
glorioso con el estandarte de la Cruz en la Victoria de Brunete,
aquel 27 de Julio de 1937, Patrón de España y protector perenne
del pueblo español, aboga por tu patrocinada Patria, para que el Señor,
que nos ama más que nosotros mismos nos amamos, no la deje y nos
deje de su mano confundidos al viento de la noche oscura y con el
suspiro ahogado en fantasía, sellados en la noche y definitivamente
sin remedio. Intercede por España y por los españoles que aún
después de sepultados en vida te pedimos, nos des un beso que
rasgue el firmamento para mover el tiempo en retroceso, y nos haga
nacer de nuevo a la verdad, al
camino y a la vida.
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