Oración por España.
Por
José Luis Díez Jiménez.
02/02/2007.
Los españoles de hoy, como los de ayer,
no vemos el Poder sin rostro del mundo multinacional, pero yo os aseguro que
tiene cabeza -para la gran mayoría desconocida- oculta en las tinieblas con su
cuerpo y con dos brazos visibles,
el izquierdo o democracia popular, formado por el Socialismo internacional y el
Comunismo ateo que son los que facilitan, con la destrucción económica y moral
del ser de nuestra Patria, la oportunidad de recoger con su brazo derecho o
democracia capitalista, nuestra bolsa, nuestras empresas y nuestras propiedades
y así, haciéndose cargo de todo, facilitar la destrucción de los últimos rescoldos de nuestra Civilización Cristiana,
que son luz y vida del ser de la Patria. Una vez apagados éstos se llevaran la
plusvalía y dejarán a España descapitalizada y con ella hundirán a los españoles
y a nuestras familias en lo más profundo del abismo morboso del ateismo.
Desaparecerán los adjetivos escritos en sus brazos: popular y capitalista,
quedando exclusivamente escrita la palabra democracia, único sistema con el que
el Poder sin rostro, esclavizará a
toda la humanidad, convirtiendo, en esa desolación predeterminada, a los
hombres en masa, en máquinas sin capacidad de reacción
por carecer de dignidad humana, solo raza de perros que comen los
desperdicios de la mesa del gran dictador.
Ahora estamos en la antesala de
un momento crucial, casi en los límites de la realidad, donde, tras
destruir la Unidad Católica, se nos ha pintado
todo de color, embotando nuestras mentes para que no levantemos cabeza, y
poder así destruir también la Unidad Territorial, último eslabón que sujeta
el ser de la Patria, para que una vez roto, lo que fue dejará de ser y España
pasará a no ser. Y en ese preciso momento se nos impondrá la ley dura e
intransigente de una Civilización Atea, que aún no hemos conocido y
que es la razón por la que aquí y ahora debemos rezar al Buen Dios para
que no la conozcamos jamás.
Dadme vuestras manos
y uníos en mi oración. Es hora de salir de la trinchera, que ya no
defiende a España: el mal está dentro, no es hora de guerra sino de oración,
de llevar la verdad al corazón de España para que no se rompa nunca, aunque ya
el mal asome con crueldad, cruentamente.
Venid conmigo, orando, mirando al cielo y
hagamos Patria, sin miedo y si os dicen que caí, quizás necesite España la
sangre que redime.
Es llegado el momento de que los hijos
pidamos por nuestra madre. España está herida de muerte. No soy pesimista sino
realista y veo, como vosotros mismos veis, que son tiempos de ruina y de
destrucción, y ante la situación política, social, religiosa y moral, que
atraviesa nuestra Patria, creemos que necesita, más que nunca,
de nuestras oraciones, para resolver los problemas e incertidumbres
que la llenan y la colman.
Padre nuestro, te pedimos una España
frondosa en españoles libres, donde su proyección sea sagrada y en donde no
puedan florecer como mala hierba el libertinaje, la maldad, la doblez y la
canalla.
Te rogamos, ¡oh, Jesús, Hijo de Dios!,
que nuestra Patria sea fruto tuyo, y en donde se asiente tu reino, para que la
justicia sea santa. Te solicitamos, Señor nuestro, que nos des luz verde, para
que no temamos ni a la muerte ni a la vida, y que estemos siempre dispuestos a
entregártela. Que los héroes y mártires, Señor, recostados en tu seno, no
vean que su sangre derramada no sirvió de nada. Que el paso
dado al frente, y del que nació la guerra fraticida no sea para volver
al oprobio y la anarquía. Tú sabes bien que son los desterrados por falta de
humildad los que te odian
y los que, de forma solapada y paulatina, quieren destruir nuestra
Patria. Por un lado el gran odiador, cuyo tronco es la masonería,
que aliada con el Comunismo ateo, emplean el viejo sistema del engaño y
la falsedad que instauró su padre, el
Príncipe de la mentira, y por otro, como doble garfio de tenaza, el Socialismo
internacional y el Liberalismo hablándonos de paz, y tratando de distraernos
para emplear con más holgura la
violencia, su medio usual dentro y
fuera de nuestras fronteras. Y por ello te pedimos confiando en Ti en la oración
que nos enseñaste: Líbranos del mal ¡Oh Dios Hijo! y Señor nuestro, mientras
te alabamos y damos gracias. Tú que amas a todo hombre y guías todos los
pueblos, acompaña los pasos de nuestra Patria, tan difíciles hoy, pero llenos
de esperanza. Haz que veamos los signos de tu presencia y experimentemos la
fuerza de tu amor que nunca
disminuye. Señor Jesús. Hijo del Padre y Salvador del mundo, hecho hombre en
el seno de la Virgen María, te confesamos nuestra fe y te rogamos en esta hora
incógnita que tu Evangelio sea nuestra luz y vigor para nuestras decisiones
personales y sociales, al amparo de tu ley de amor conduzca nuestra comunidad
civil con justicia, respeto y amor,
a una reconciliación de paz, con unidad católica y de todas las regiones de
España en grandeza y libertad.
Y Tú, Espíritu Santo, Amor del Padre y
del Hijo, que amemos al Padre como le ama el Hijo y le entreguemos nuestra
voluntad a cambio de la suya, para que Él nos ame con ese amor de Padre que
todo puede y todo protege. Te invocamos con la confianza de que, siendo dador de
gracia, nos concedas la fuerza y el tesón para Reconquistar la Unidad Católica
de nuestra Patria y la Confesionalidad Católica del Estado, para que convertido
nuestro corazón veamos, con ojos limpios y penetrantes, renovada nuestra
sociedad con la Instauración del Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.
Virgen María, Madre de Dios y Madre
nuestra, Patrona de España y Reina de misericordia, mira a este pueblo tuyo, a
esta tierra que denominamos "de María Santísima", ayúdanos, y ayuda
a España, Tú que le has dado a esta nación tantas pruebas insignes de tu
predilección, y quisiste venir en carne mortal sobre ese pilar, sostén de
nuestra hispanidad y apoyo de nuestra fe donde apuntalas y sujetas nuestra
Patria, ruega por ella a tu divino Hijo, la traiga a la cuna espiritual de su
antiguo esplendor, ayúdala a recuperar, bajo la luminosa estrella de la fe y de
la vida cristiana, su ser y felicidad de antaño, ayúdala a abrevar en las
fuentes de donde extraía antes ese vigor sobrenatural, sin el cual los más
generosos esfuerzos seguirán siendo estériles. Que se unan todas sus regiones
y todos los pueblos, y se arraiguen en la justicia y en la paz, de modo,
que de la armonía entre la Patria de la tierra y la Patria del cielo, nazca la
verdadera prosperidad de todos los españoles y de todos los pueblos hispanos de
América y de Oceanía, y muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre,
para que todos los pueblos y gentes de las Españas hagamos lo que Dios quiere
de nosotros que siempre será lo mejor.
Y tu, Apóstol Santiago, fiel predicador del Evangelio en la Hispania
romana, e insigne mata moros en la batalla de Clavijo y abanderado glorioso con
el estandarte de la Cruz en la Victoria de Brunete, aquel 27 de Julio de 1937,
Patrón de España y protector perenne del pueblo español, aboga por tu
patrocinada Patria, para que el Señor, que nos ama más que nosotros mismos nos
amamos, no la deje y nos deje de su mano confundidos al viento de la noche
oscura y con el suspiro ahogado en fantasía, sellados en la noche y
definitivamente sin remedio. Intercede por España y por los españoles que aún
después de sepultados en vida te pedimos, nos des un beso que rasgue el
firmamento para mover el tiempo en retroceso, y nos haga nacer de nuevo a la
verdad, al camino y a la vida.
Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com