Los disturbios protagonizados en la madrugada del día 18 por cerca
de 200 jóvenes que participaban en el "macrobotellón" de
Barcelona se han saldado con 68 heridos leves y 54 detenidos.
Los incidentes se han registrado en la Rambla del Raval y sus
alrededores. En Salamanca se han practicado dieciséis
detenciones y doce personas están heridas, tres de ellas agentes de
policía. En Granada se reunieron cerca de 20.000 personas
sin que hubiera incidentes. En otras dieciocho ciudades en las que
los jóvenes se habían citado a través del correo electrónico y
los SMS, la lluvia y la policía aguaron las convocatorias, con
escasa presencia de asistentes.
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Ha surgido la moda de mover a la
juventud por medio del “botellón”, y cada vez se realizan más
convocatorias por medio de SMS e internet, reuniendo a miles de jóvenes
en lugares públicos, para beber y transgredir las leyes
municipales, sobre todo “la prohibición de beber en lugares públicos”.
Un gran número de jóvenes ha
encontrado el sentido de su diversión y de su vida en las
borracheras, y en beber cuanto más mejor para pasarlo bien en los
lugares dónde les place, sin preocuparse del bienestar de los demás,
causando ruidos, suciedad, problemas de circulación en las
ciudades, accidentes, etc.
A los españoles esta situación
nos preocupa. Pero no sólo por esto, sino sobre todo, cuando vemos
que nuestros jóvenes, son vilmente manipulados y están siendo
autodestruidos, por las consecuencias del alcohol y todo lo que se
le une, como las drogas.
A nuestros jóvenes, les están
vaciando de sus grandes valores e inquietudes, para utilizarlos y
tenerlos dominados como a un rebaño de ovejas. Es curioso que la
juventud que se reúne en nombre de la “libertad”, no se subleva
contra las acciones gubernamentales en temas de educación, donde
los jóvenes van a ser adoctrinados con la religión del estado, por
medio de la asignatura “educación para la ciudadanía”. En
Francia, miles de jóvenes ante el nuevo “plan de empleo” del
gobierno galo, se han echado a la calle. A los jóvenes españoles,
el alcohol les ha echado a la calle. También es curioso, ver los
problemas que tienen nuestros jóvenes para poderse independizar de
sus padres o por ejemplo: formar una familia, comprar un piso, tener
un trabajo estable, un sueldo digno, etc. Y ante estos problemas,
les dicen que el único problema que tienen,
es que algún alcalde desaprensivo, les puede limitar sus
lugares para beber.
Esta es la juventud que estamos
formando y ésta es la juventud que nos gobernará y llevará las
riendas de nuestra nación. Todavía nos queda un resquicio de
esperanza, para que nuestros jóvenes tomen las riendas de su vida y
se entreguen en la defensa de los
valores que construyen una sociedad y les forma como personas
libres y responsables.
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