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Actualizada: 06 de Abril de 2.006.  

 
 
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  Opinión

Acoso escolar.

Laura Vázquez.

Me entristece ver cómo se está dando la espalda a Dios, abriendo nuestro corazón a quién no debemos. Los casos de violencia doméstica no cesan ni los de acoso escolar.

El acoso escolar o bullying, no es algo que debe tomarse a la ligera. Los niños que sufren esta situación, pueden caer en depresiones, tener un bajo rendimiento escolar, no comer bien e incluso desemboca en mala relación con los demás… 

Los niños que sufren acoso escolar, no se lo comentan a sus padres y este es un error. Error no por parte del niño, si no por parte de los padres.

Vivimos en una sociedad donde el frágil estatus social derivado de puestos de responsabilidad, debilita la relación entre padres e hijos ya que los primeros llegan “cansados” y no “quieren problemas” y dejan que sus hijos se “enganchen a la televisión”.

Entiendo que mantenerse en un determinado puesto de trabajo, con lleva sacrificio pero si un matrimonio decide tener hijos, es para cuidarlos, no para sacarlos de paseo a modo de complemento a jugo con los zapatos.

Un hijo es una responsabilidad enorme y hay que darles confianza y ofrecerles el cariño suficiente para ayudarles e inculcarles la seguridad necesaria para que nos cuenten sus problemas.

Un niño que acosa no es algo que deba tomarse a la ligera. Según estudios realizados, los niños que tienen más probabilidad de desarrollar conductas violentas, son aquellos con hiperactividad, padres con conductas agresivas, amigos poco recomendables, bajo nivel socioeconómico, fácil acceso a las drogas…  Los niños copian lo que ven en casa. Si uno tiene la mala suerte de vivir con un padre alcohólico o que siempre está gritando o enfadado, obsequiando al niño con malas contestaciones, éste se verá “obligado” a sentirse arropado de otra forma. Esto es lo peligroso, cuando el niño busca el cariño que le falta en su casa, en drogas, violencia… es la única forma en que él se siente “importante”. Por eso, niños con buenas notas, buenos amigos, con capacidad de contarle a sus padres los problemas, son niños que no tienen porqué buscar el cariño en otras cosas nada recomendables.

Y que los rojos no se enfaden conmigo, ya que hablo del bajo nivel socioeconómico. Digo esto ya que ellos nos tratan de pijos y esas cosas. Una familia con bajo nivel socioeconómico, en primer lugar no debe inculcar al niño odio por la gente que vive bien, ya que muchos se han labrado una cultura y dinero a base de esfuerzo, otros por desgracia, a base de robos, estafas etc. Por eso nunca debe darse la espalda a Dios. En esos casos como en todos los que aparecen en nuestro camino, la familia debe indicarle al niño que tal vez no tenga el último modelo de tal juguete pero que tiene el cariño y el apoyo de sus padres que emana de un Amor con mayúsculas, de un amor que creó la naturaleza, que nos cuida y nos quiere sea cual sea nuestra cultura, cuenta corriente etc. Esto es lo que se nos olvida ya que vivimos preocupados por nuestro puesto de directivo, nuestra vida social y todo aquello que nos aleja de cuidar a nuestros hijos. Luego, en cuanto nos enteramos que nuestro hijo es acosado o es el acosador, nos echamos las manos a la cabeza y le decimos que se enfrente al “matón” de turno o decimos que nuestro hijo no tiene ningún problema mental. Claro, nosotros somos seres pluscuamperfectos que nunca padeceremos nada malo ya que nos servimos de nosotros mismos, de nuestras importantísimas amistades que funcionan engrasándolas a base de bienes materiales y que nos ayudarán a amenazar a profesores y psicólogos que nos digan que nuestro hijito es malo. Esto es lo que hace daño a nuestro Padre, que creamos que siendo mafiosos en pequeña o gran escala, somos inmunes a todo.

Los niños necesitan ser escuchados, necesitan sentirse queridos en casa, necesitan conocer a Dios y sobre todo, necesitan confiar en El y entregarle sus sufrimientos y alegrías. Todos, padre y niños, necesitamos saber que El de lo malo siempre nos dará algo bueno. Debemos darle gracias por ello y rezar por los que sufren acoso escolar y por los que provocan ese acoso. Ponernos en Sus manos y ayudar a nuestros hijos aunque sea cambiándoles de colegio.

El acoso escolar no es simplemente un titular de prensa si no algo muy serio que puede torcer la vida de los niños y familias que lo padecen. Como siempre, la educación comienza en casa y es algo que se ha destruido en estos últimos 30 años. Aunque lleguemos cansados del trabajo o hayas tenido un mal día, nadie tiene que ser objeto de nuestra ira. Hay que tener paciencia y no estallar ni con los niños ni con la mujer o el marido y tener en cuenta sus problemas. Hay que escuchar a los niños y ayudarles para que no se conviertan ni en maltratadores ni en alcohólicos ni en drogadictos.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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