¿Franco asesino?
El origen de la Leyenda Negra.
Luis Carlos.
Al igual que en el
siglo XVI los enemigos de Felipe II difundieron una serie de bulos
que dieron lugar a la "Leyenda Negra", a finales del siglo
XX los enemigos de Franco, que fueron incapaces de arrebatarle el
poder en vida, intentan crear una leyenda de sangre y fuego.
Muchos jóvenes
nacidos en la década de los 80 del siglo XX y educados al amparo de
la LOGSE, consideran a Franco un asesino, sin apenas saber ni quién
era ni que fué lo que le condujo al poder o los motivos que le
llevaron a mantenerse en el mismo durante 36 años.
Entre los contemporáneos
transmisores de bulos, pocos se preocupan de las víctimas de las
ejecuciones por causa de delitos comunes que hubo en España entre
1939 y 1975. A pocos se les oirá defender la memoria de un
parricida o de un asesino común ejecutados mediante el garrote vil
tras una sentencia condenatoria y una denegación de indulto. Es más
interesante centrarse en acusar a Franco de asesino echándole en
cara las ejecuciones de Julián Grimau o de los terroristas del FRAP
o de la ETA.
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Para muchos jóvenes
de hoy día, el nombre de Julián Grimau o las siglas FRAP les dirán
muy poco, pero si a ellos se les ha inculcado la idea de que Franco
era un asesino, es fundamentalmente por la trascendencia
internacional que estas tuvieron en su momento y que hicieron que la
izquierda internacional se movilizase y por primera vez la palabra
"asesino" apareciese calificando a Franco en pancartas de
París, Londres, Berlín, Roma o Lisboa.
La figura de Julián
Grimau ha sido manipulada y ensalzada por la izquierda y se le
considera uno de los mártires más destacados del franquismo. Es
interesante observar lo que el "Foro por la memoria" dice
en su web de Grimau: "Julián Grimau (1911-1963), político
español. Nació en Madrid, en su juventud militó en partidos
republicanos, si bien ingresó en el Partido Comunista de España
(PCE) al estallar la Guerra Civil en 1936. Durante la misma
desarrolló labores policiales en Barcelona, exiliándose a Francia
y Latinoamérica al concluir el conflicto. En 1954 fue elegido
miembro del Comité Central del PCE en su Congreso de Praga y a
partir de 1959 residió clandestinamente en España, donde se hizo
cargo de la dirección del partido en el interior. Fue detenido en
noviembre de 1962, en el contexto de una fuerte conflictividad
obrera, y sometido a un consejo de guerra en que se le imputaron
delitos presuntamente cometidos en la Guerra Civil. Este proceso,
sin las debidas garantías, y su posterior ejecución el 20 de abril
de 1963 motivaron fuertes protestas de la comunidad internacional
contra el régimen de Francisco Franco". Es asombroso cómo se
puede maquillar una biografía para convertir una sentencia legal en
un crimen de Estado. Es curioso como casi de puntillas se pasa por
las "labores policiales en Barcelona" que desarrolló
durante la Guerra Civil y cómo se achaca a estas su condena en
1963. Julián Grimau dirigió saqueos, detenciones sumarias,
torturas y asesinatos y las declaraciones realizadas durante el
juicio al que se le sometió en 1963 son estremecedoras. En su
presencia y bajo sus órdenes se castró a detenidos en sillas de
barbero, se torturó y asfixió con cuerdas de violín, se quemó
los pies de detenidos con sopletes e ideó un artilugio eléctrico
para torturar a sus víctimas, todo esto antes de asesinarlas. Este
sádico sin principios al que se condenó a muerte por su aberrante
comportamiento durante la guerra y no por su militancia es uno de
los que han llevado a forjar la "Leyenda Negra" de Franco.
Las ejecuciones de
Septiembre de 1975 también han contribuido a forjar una imagen
distorsionada de Franco. El FRAP (Frente Revolucionario Antifascista
y Patriótico) es un grupo que se constituye en 1973 apartándose
del maoísmo chino y muy próximo al marxismo albanés (es curioso
como la izquierda es capaz de rizar el rizo). Sus actividades
callejeras que hoy día se llamarían "terrorismo de baja
intensidad" fueron haciéndose más y más violentas hasta
desembocar en atracos y atentados que costaron la vida a varios
agentes de la Policía Armada. En 1975 se sometió a juicio a once
miembros de este grupo terrorista acusados de asesinar a miembros de
las fuerzas del orden y se condenó a muerte a todos ellos, aunque a
8 se les concedió el indulto (dos eran mujeres y se encontraban
embarazadas) mientras que a los tres restantes se les mantuvo la
condena a la pena capital, que se cumplió el 27 de septiembre de
1975. Junto a estos tres criminales, fueron ejecutados dos miembros
de ETA, también acusados de asesinar a varios miembros de las
Fuerzas de Orden Público.
Estos son los
individuos que llevaron a unos cientos de manifestantes de izquierda
a manifestarse en las calles de varias capitales europeas y a llamar
a Franco "asesino". Estos eran los mártires de una
izquierda que se decía democrática y que se manifestaba asaltando
y saqueando Embajadas de España, y que en poco se distinguían de
los criminales nazis ejecutados en Bélgica, Francia, Holanda o
Alemania.
Los seis últimos
eran terroristas, asesinos sin escrúpulos capaces de matar a un
inocente sin darle la oportunidad de defenderse y el primero era un
torturador asesino que en poco difería de un cruel mando de la
Gestapo en la Varsovia ocupada. En la sociedad democrática actual
una mayoría se mostraría partidaria de que Josu Ternera o Artapalo
siguiesen el destino de sus compañeros de 1975.
Es difícil para
cualquier persona decente pensar que hay individuos que reclaman la
memoria de asesinos que, si bien no fueron condenados a la pena
capital por un Régimen Democrático, sí lo fueron por unos delitos
atroces contra la sociedad y que en cualquier Régimen democrático
actual que mantenga la Pena Capital no habrían corrido distinta
suerte.
Es muy fácil hacer
demagogia hablando de los baños de sangre y venganza de los
vencedores de la Guerra Civil sin entrar a profundizar un poco en qué
es lo que condujo a varios dirigentes de izquierda a ser condenados
a la pena capital durante el Régimen de Franco. Viendo lo que
sucedió en las zonas bajo "control" republicano, es fácil
imaginar lo que hubiese sucedido en España si la República hubiese
ganado la guerra.
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