Dedicado al
recuerdo de los soldados José L. Ramírez Villar (+ 18-3-1980) y
Florentino García Siller (+30-07-1980).
Quienes hemos
venido siguiendo el acontecer del fenómeno terrorista en España, es
decir, el fenómeno del terrorismo marxista, llámese ETA, GRAPO, FRAF,
EPC, EGPGC, MPAIAC, entiendo que tenemos un cierto sentido para
calibrar el momento concreto en el que nos encontramos, a tenor de
la propuesta que la banda marxista-terrorista ETA le ha hecho llegar
otra vez al Estado, que no sólo al Gobierno socialista de Zapatero.
Y desde esa experiencia, si parece que estemos ante un final de
negociación similar al que ya se produjo en 1981, cuyo acuerdo
posibilito el final de ETA p.m. y el perdón para cientos de
terroristas, muchos de los cuales siguieron matando o colaborando
con el terror. Que esa es otra de las grandes paradojas de lucha
antiterrorista que los sucesivos gobiernos del Rey han venido
practicando.
Un posible
final pactado que viene determinado no tanto porque los principales
asesinos de ETA están en la cárcel y pechando con penas que si
realmente cumpliesen no saldrían de ella más que con los pies por
delante, sino porque las distintas asociaciones de víctimas han
instado al Parlamento que legisle una ley a partir de la cual no se
podrá negociar nunca con terroristas. De ahí, entonces, que los
asesinos no estén dispuestos asumir tal losa ni el Estado a cerrar
la puerta de la cocina. Al fin y al cabo ETA es una marca que
huele y de la que todos quieren deshacerse cuanto antes. Porque
entonces, a partir de ese preciso momento, se podría emprender otro
camino de lucha antiterrorista que no sólo hiciera olvidar todo lo
anterior, sino, sobre todo, pudiera emplearse contra los del “Cara
al sol” y el brazo en alto, que es el afán último de la llamada "ley
de memoria histórica".
Con todo, nada
podrá borrarse, y ahí quedará para la historia:
Que ETA ha
marcado, desde la muerte de Franco, los tiempos, los modos y hasta
las estrategias del Estado de Derecho del Reino de España en cuanto
al modo y forma de combatir el terror. Y hasta tal punto es un dato
perfectamente constatable, que cuanto mayor ha sido el
debilitamiento de la banda marxista asesina, pese a que Rubén Múgica
la califique de “nazi” (La Razón, 5 de febrero de 2010: “A mi padre:
Fernando Múgica Herzog”), mayores han sido los argumentos que los
sucesivos gobiernos del Rey, y el propio Monarca, han encontrado
para negociar. Una negociación a la que se han avenido los sucesivos
gobiernos de Su Majestad bajo las directrices que imponía ETA y su
mundo de complicidad: el llamado “nacionalismo vasco democrático”
(PNV, EA…) y la jerarquía católica vasca. Lo que ha supuesto para
la banda no sólo su legitimación como interlocutor válido, sino
importantes contrapartidas como el “acercamiento” de sus presos y
hasta las excarcelaciones, supuestamente por “motivos humanitarios”.
Sin descartar caprichos como el de la “inseminación artificial”, el
“cuidado de la madre”, o el consentimiento de tener como responsable
de la Comisión de Derechos Humanos en el Parlamento Vasco a un
terrorista convicto y confeso.
Es de tal
naturaleza el mal enquistado en la sociedad vasca, que advenedizos y
hasta cómplices han terminado aupándose como adalides contra el
terror a través de toda una serie de Foros.
Sobre esta
realidad, la que hemos creado. Una llamada “Declaración de Bruselas”
coloca al Estado español y por ende a toda la nación en el mismo
nivel que a ETA, toda vez que nos exige una “respuesta adecuada”
como contrapartida a la tregua que nos ofrece ETA. Que es algo como
de locos.
Y es que ETA ha
sabido internacionalizar el conflicto no tanto por su pericia, como
por la desidia con la que el Estado español ha venido actuando
contra el terror que ha impuesto la banda a toda la sociedad
española. De ahí que la propia banda marxista-terrorista se permita
decir, que “para superar el conflicto, más allá de pasos parciales,
es necesaria una propuesta integral por parte del Estado”. Propuesta
que, como siguen diciendo los terroristas, “debe construirse con
los compromisos de todas las partes y mediante la negociación”. Es
decir, que ETA, y como siempre ha hecho a tenor de las implicaciones
que el fenómeno terrorista ha venido teniendo, va mucho más allá de
la simple negociación de dejar las armas y rendirse, porque este
supuesto, dejar las armas y rendirse, lo supeditan a que el Estado
negocie las cuestiones sobre las que se ha mantenido el “conflicto”.
Que es así como llaman unos y otros a la acción de matar, robar,
extorsionar, secuestrar, herir y destrozar. Siempre y cuando,
naturalmente, lo haga el marxismo. Pues de lo contrario sería
terrorismo puro y duro.
Pero no nos
engañemos, todo el sistema está de acuerdo en lo que hay qué hacer.
Ahí está el “Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo” y la
“Ley de Partidos”, documentos consensuados en el Parlamento con el
mismo argumento: "Se podrá plantear medidas individuales de
reinserción para aquellos que hayan pedido perdón y condenado la
violencia”.
Ahora, pues, sólo
hace falta que se cumpla un mínimo de decoro para negociar, esto es,
que los asesinos manifiesten, no hace falta que sea públicamente,
que se han cansado de matar, o que simplemente reconozcan que el
camino del terrorismo ya no puede dar los frutos deseados, que es
otra de las formulas que se admite. Eso sí, a cara descubierta, esto
es, sin capucha, como les exige el bravo general Alexandre desde La
Razón. Y que es, me temo, lo único que les exigen a los terroristas
nuestras fuerzas FFAA como garantes que son de la unidad, integridad
y la paz de España para apuntarse también a la generosidad.
Pese a todo,
que nadie crea que ETA desaparecerá completamente, y no lo hará,
porqué es una marca que siempre venderá en el universo
independentista vasco, al margen de la utilización que pueda hacerse
de ella con fines individuales. Ahí tenemos al GRAPO con tantos de
sus terroristas perdonados y colocados, cuya banda
marxista-leninista de mafiosos no ha terminado de desaparecer, pese
a los intentos de negociación que en todo tiempo y lugar se han
dado. El último por parte del Gobierno de José María Aznar, cuyos
negociadores fueron dos miembros del antiguo CESID, “La Casa”, alias
“los Malasombra”, y los terroristas encarcelados: Enrique
Cuadra Etxeandía, Fernando Hierro Chomón y Francisco Brotons Beneyto.
A los que el Gobierno del PP les ofreció las mismas condiciones de
siempre: la libertad de todos los presos de forma escalonada, y la
concesión de una paga (pensión de por vida con cargo a los fondos de
la Seguridad Social en muchos casos) para que pudieran reingresar de
la mejor manera posible a la sociedad y no necesitarán dedicarse a
cometer otros delitos para sobrevivir.
Y como del
diálogo con ETA no podemos establecer diferencias, al menos de
fondo, entre PSOE y PP, entiendo que se debería ser mucho más
respetuoso con la forma en que se aborda el tema, aunque en este
caso le corresponda dialogar al Gobierno de Zapatero. Me refiero
concretamente a la impertinencia del Editorial de La Gaceta (19 de
septiembre de 2010), por cuanto, además, si tras el final pactado
hubiera un príncipe de la paz, ese no podría ser otro que el
príncipe que tenemos, el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y
Grecia.
Finalmente un deseo
y una sugerencia. En cuanto al deseo, y no pudiéndoles sacar, aunque
sea arrastras, ante un pelotón de fusilamiento, sólo espero y deseo
que se maten entre ellos como parece puede ser según denuncia
efectuada a principios de este año por el terrorista Valentín
Lasarte -asesino de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica entre otros
muchos anónimos, y actualmente disfrutando de una buena situación en
la cárcel de Zuera (Zaragoza) como encargado del economato-,
imputando a sus compañeros de ETA de querer matarle a él y a su
familia por haberse desmarcado de la banda al entender, que (y cito
textualmente): “el camino del terrorismo no puede dar ya frutos”.
Respecto a la sugerencia, y destinada a la Asociación de Víctimas,
que se coloque una cruz en cada lugar exacto de España en donde
cayeron vilmente asesinados cientos de compatriotas nuestros. |
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