Señor Jefe del
acuartelamiento “Millán Astray” del Tercio en Melilla:
En relación a la
retirada de la estatua ecuestre de Franco, creador junto con Millán
Astray de la Legión Española de la que usted forma parte, y de la
que Franco fue su primer y más reconocido Comandante, le hago llegar
mi más profunda indignación y el mayor de los desprecios, que es
también, entiendo, el sentimiento de otros muchos españoles de bien,
como coparticipe que ha sido del latrocinio cometido contra quien
fue, por encima de todo, un excelente militar español y un patriota
reconocido. Haciéndole notar, al mismo tiempo, que se ha convertido
por acción, omisión o cobardía en colaborador necesario de esta
ofensiva, “ley de memoria histórica”, que trata de manipular la
historia desde el sectarismo y la mentira más audaz, y que han
puesto en marcha, sin importarles las consecuencias, una panda de
indocumentados.
Porque un monumento
es más que una representación plástica-emotiva, es el edificio o la
escultura edificada por una comunidad de individuos para conmemorar
y recordar a otras generaciones los acontecimientos, ritos,
creencias o personas que por su ejemplo no pueden ser olvidadas, y
tiene la función de activar la memoria, haciendo presente el pasado,
actualizando las figuras, los acontecimientos o las propuestas que
pueden contribuir a mantener y preservar la identidad de una
comunidad nacional. De ahí que entonces se comprenda toda esta
ofensiva contra Franco, el por qué de que se quite todo vestigio de
su presencia. Incluso, aunque ciertos vestigios tengan gran valor
artístico que debería ser preservado del vandalismo revolucionario
de los sectarios.
Por tanto, sepa que
usted, como Jefe del acuartelamiento, todos sus oficiales y
suboficiales, incluso la tropa, al menos la de nacionalidad
española, han participado por acción u omisión de uno de los más
reconocidos latrocinios que se han hecho a la historia de España y a
tantos soldados españoles muertos heroicamente en defensa de la
Patria. Un latrocinio del que tampoco les exime la ley, puesto que
la actuación excede con mucho de la aplicación de la llamada “ley de
memoria histórica”.
Con todo, no crean
ustedes, los vándalos, los revolucionarios, los cobardes y los
sectarios, que es suficiente destruir los monumentos para romper con
el pasado. Porque si esto fuera así, estaríamos re-describiendo la
Historia constantemente. Y en el sentido que más indignación me
produce, sepan, también, que si algún día tomamos el poder, junto a
la destrucción de algunas esculturas ignominiosas, inundaríamos
España de las de Franco, el Comandante legendario de la Legión
Española.
Pablo Gasco de la
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