No lo vimos con nuestros propios ojos,
pero lo disfrutamos durante mucho tiempo.
Hay veces que te salvan la vida y no te
das cuenta. Hay épocas en la Historia en que una generación
entera se entrega al sacrificio para salvar su vida y sus
valores. Una generación de héroes que se entrega para
otorgar a sus hijos el regalo sublime de conocer los más
altos sentimientos, los Principios, la Historia, en suma a
ellos mismos.
Hay veces en la vida en que uno tiene
que defenderse para sobrevivir. Cuando tus contemporáneos
se transforman en lobos y te arrinconan para encerrarte en
un sistema material depurador del espíritu para hacerte
vivir esclavo con imagen de libertad.
Es en esos momentos cuando una generación
entera se revela frente a la barbarie de los sentimientos
bajos, de los instintos criminales, de la apología
nihilista. Una generación que se levanta sin odio pero con
firmeza, sin dejarse morir ni amedrentar por las risotadas
burdas del rencor. Una generación que se hace Eterna al
representar el Pasado y el Futuro, orgullosa de la Tradición
e idealista con la mirada puesta en el futuro de la Patria.
Con tres Principios, se acercaron a la
muerte para afrontar la nueva vida: Partieron de Dios, el
lugar permanente donde el ser humano tiende a mirar para
desarrollarse y crear una coraza sublime que le alce a
niveles desconocidos para la burda materia. Volvieron la
mirada hacia la Patria, convertida entonces en una orgía
donde las llamas sucias caldeaban la mugre de la blasfemia
en la plaza pública mientras celebraban la vuelta de Dios a
los exilios y la bienvenida a la carne chamuscada.
Imaginaron la Patria Eterna, aquella cuya Tradición
inspiraría el mejor futuro y que ya había sido tan
importante en la verdadera Iluminación del mundo y del género
humano durante tanto tiempo.
Cuando una generación está herida física
y moralmente y es capaz de sentir así, desde alturas tan
sagradas, la rúbrica exacta de sus actos en tierra se
plasma en un sentimiento de Justicia. Esto es: Igualdad y
Unión entre todos los humanos de una tierra.
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A
los 67 años de la Victoria, por Eduardo.
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"Cautivo
y desarmado", por Falangista.
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Día
de la Victoria, por José Luis.
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1º
de Abril, por Jorge.
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La
Victoria de España, por Jaime.
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La
Victoria Católica en España, por Laura.
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La
entrega de la Victoria, por Antonio.
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La
Victoria mancillada, por Miguel Ángel.
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Día
de la gran Victoria, por Mayl-Gu.
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Héroes
y Salvadores, por Almirante. |
Especial
1º de Abril de 1939.
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