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Eutanasia.
Antonio Quiroga.
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Con la legalización de la eutanasia, como tiene planeado para
un futuro próximo el gobierno socialista, se abre la veda para
autorizar el asesinato selectivo de personas "no
productivas" socialmente, como se hace ahora mismo con la ley
sobre embriones humanos, vida auténtica en fase germinal. Un paso más
en la abominable carrera hacia la "cultura de la muerte",
como decía Juan Pablo II, en ésta Europa que pierde a pasos
agigantados sus valores humanos y cristianos.
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La eutanasia no es una buena muerte. Sí lo es
sentirse rodeado y correspondido del amor familiar, estar
convenientemente atendido en unidades contra el dolor, no mantener
de forma artificial la vida de las personas más allá de lo éticamente
razonable. Es decir, curar sin llegar al encarnizamiento terapéutico.
Si además se es cristiano, tener asistencia espiritual, en la paz
de Dios, fijando la fe en la vida eterna, en Jesucristo y en la
Virgen María.
No quiero convertir a nadie en asesino mediante
la eutanasia, si llegara el caso, ni siquiera por compasión.
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Generalísimo.
