La familia atraviesa especialmente en Europa sin que se vislumbre
el final. La tasa de nupcialidad baja y la de separaciones
aumenta.
Prácticamente, la mitad de los matrimonios acaban en fracaso
definitivo, por lo que éste mal revierte en familias
desestructuradas, hijos con depresiones que conviven con personas
que no son sus padres, faltos de afecto, educación y cariño,
cuando no con problemas psicológicos.
El divorcio-express del Gobierno Socialista, en cierto modo es
un pseudo-repudio al estilo musulmán, pues con que uno proponga
el divorcio es suficiente. Es una injusta ley antifamiliar.