Con la retirada de
crucifijos de las escuelas y en concreto del colegio Macías Picavea
de Valladolid por una orden judicial, ante la denuncia del padre de
una alumna, los españoles tenemos que ir al fondo del asunto.
Todos sabemos que
cualquier símbolo tiene su significado, y el crucifijo también
tiene su significado. Es cierto que para unos el crucifijo significa
un elemento decorativo, para otros una obra de arte, para otros les
recuerda de dónde viene la cultura occidental, para otros es un
elemento hostil .... pero el significado real del crucifijo es “el
amor” y “el perdón”. Jesucristo se entregó a la muerte por
amor al hombre (Gal. 2, 20) y desde la cruz pronunció sus últimas
palabras: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc.
23,34).
Esos individuos que
se dedican a derribar y pisotear cruces, están en definitiva
rechazando el amor entre las personas y sembrando el odio entre sus
semejantes, porque rechazan frontalmente el amor y el perdón entre
las personas.
En la actualidad con
la ley de memoria histórica por ejemplo, uno de los símbolos que
se pretende eliminar son las cruces a los Caídos, porque molestan a
los ojos de los que pretender sembrar el odio y la venganza entre
los españoles. ¿Cómo pueden dejar en pie, el símbolo del amor y
el perdón? Ellos que viven para odiar a las personas y encima se
llenan los bolsillos con subvenciones de nuestros impuestos. O
incluso la escena dantesca del día 22 de noviembre en el Valle de
los Caídos, dónde los dirigentes del desGobierno de España,
mandaron a sus fuerzas de ocupación a un lugar sagrado, a provocar
a los asistentes a la Santa Misa, para que respondieran con la
violencia, así ellos podían justificar a su vez su respuesta
violenta, con cargas policiales contra los congregados. Menos mal
que los congregados, aprendieron mucho de Francisco Franco: “Pido
perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se
declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales”.
(Testamento) Todo lo contrario de la izquierda española que no
conoce lo que es el perdón, ni quiere perdonar, ni olvidar.
Llama
poderosamente la atención que un padre se preocupe de la retirada
de un crucifijo, porque su niña puede ser dañada por tal
presencia. Pero vemos las estadísticas y los jóvenes son los más
violentos de hace muchas décadas, los que más cocaína consumen,
los que más pronto comienzan las relaciones sexuales, los que antes
comienzan a emborracharse, los que más abortos realizan ... claro
cuando la imagen del que nos está recordando que el hombre está
hecho para amar y perdonar es eliminada de los ojos de nuestros
hijos, entonces se hace realidad esa frase de F.Dostoievski
en boca de Ivan Karamázov, uno de sus personajes novelescos: “cuando Dios no existe, todo está permitido”.
Y
ese padre tan preocupado de su hija, ¿se preocupa de las imágenes
violentas que ve su hija en la televisión o de la telebasura? ¿se
preocupará de que su hija no sea promiscua en edad temprana? ¿se
preocupará de que no consuma drogas o bebidas alcohólicas? ¿se
preocupará de que su hija perdone a sus compañeras? Seguramente de
todo esto y más, el querido papi aparentemente desvivido por su
querida niña, no prestará atención, ni le importará lo más mínimo;
porque él, no es un padre retrogrado y carca, sino un padre que no
cree en el amor ni el perdón, por eso busca quitar a toda costa al
que lo representa.
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