Jugar
con la vida.
César España.
Jugar con los embriones humanos y las células
madre con la excusa de supuestos avances científicos es un
retroceso que me recuerda las experimentaciones de los científicos
nazis con los judíos. Nos estamos saltando a la torera el más
elemental sentido ético, usurpando el papel de la vida y
del derecho natural. Sólo la voz autorizada de la
Iglesia Católica ha respondido ante ésta nueva amenaza
para la vida del embrión, que es microscópico, pero
auténtico ser humano.
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El problema ético, se da porque una célula
con vida puede llegar a ser persona humana, con todas sus
características genéticas propias, únicas e irrepetibles.
El dilema de la destrucción de embriones
sobrantes de fecundaciones "in vitro", es el estudio
científico con rigor moral, y el dejarlos que la naturaleza siga su
curso natural, que es la muerte, no la experimentación salvaje,
como propone la nueva Ley de Reproducción asistida, que plantea el
Gobierno y que algunos científicos solicitan con la excusa del
estudio para fines terapéuticos. Es un auténtico retroceso hacia
la dignidad del desprotegido ser humano en fase inicial.
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