Catetos.
Jaime L.
Eso
son los que utilizan una lengua minoritaria, una lengua supeditada a
la lengua común de una Nación, como lo es España en su Constitución,
en los Estatutos de cada una de sus Comunidades Autónomas, en la
UE, la ONU, la OTAN... Y siento mucho llamar cateto a S.A.R. el Príncipe
de Asturias. ¿Qué necesidad hay, siendo una mera cultura regional,
de utilizar además, o lo que es peor, por encima de una lengua
mayor de todos, una lengua regional? ¿No sería más inteligente, más
avanzado, utilizar una lengua con la que nos podemos entender, además
de en nuestra casa, en todo el resto de España, y medio mundo más?
¿Por qué centrarnos en un idioma menor cuando podemos entendernos
todos en Español sin pelearnos?
Entiendo
que quienes sienten su Región como una realidad nacional, como los
araneses, (que tratan de ser una Nación con idioma propio dentro de
Cataluña y el catalán, por medio del nuevo estatuto que dicha Región
quiere aprobar) utilicen el aranés en lugar del Español; España
es su enemigo, su opresor. Pero, ¿y los no nacionalistas? Porque
hay tanta gente que sin ser independentista utiliza por encima del
Español de todos su lengua regional? ¿Por qué esa manía
regionalista y pueblerina?
¿Será
que España y sus Españoles nos creemos el ombligo del mundo y por
eso nos vemos en la necesidad de hacer absurdas distinciones entre
nosotros? El mundo es grande, y por ello está dividido en países
absolutamente diferenciados, con lenguas propias y nada en común.
Pero España, dentro de su realidad nacional, ¡hace lo mismo!
Dentro de ella cada uno se coloca en su región natal compitiendo
con un mismo Español de otra región, imponiendo cada uno su lengua
propia si la tiene o su cultura, siempre muy rica, por encima de la
lengua y cultura de todo el país del que todos somos miembros.
Debemos
sentirnos orgullosos de hablar uno de los idiomas más ricos y
antiguos del mundo, provinente en su mayor parte del todopoderoso
latín, cuna de la civilización occidental junto con el griego, con
influencias tan enriquecedoras como la resultante de la ocupación
árabe de la Península, que ha sido trasladado a medio mundo, y que
aumenta (desgraciadamente sólo fuera de nuestras fronteras) año a
año. Propongo así mismo que seamos Españoles y sólo Españoles,
sobretodo quienes así se sienten por encima de todo, aunque pongan
más empeño en defender las glorias de su localidad que las de toda
España. Que se deje de ver la Gloriosa Rojigualda como una Bandera
política, que se alce por todo aquel que se sienta Español en
cualquier contexto y releguemos las enseñas autonómicas a la función
que tienen: Representar la unidad de Patria, por debajo siempre de
la Madre España.
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