18 DE JULIO: MEMORIA Y OLVIDO


Por José Gabriel



Dejaron familia y trabajo para inmolarse en el altar de la Patria. No tuvieron otro orgullo que el de ser españoles. Entendieron que la vida, solo valía la pena vivirla para gastarla por un gran ideal; tuvieron espíritu de servicio y sacrificio, junto con un sentido ascético de la existencia. Protagonizaron la última gesta en suelo español.

Hoy les han podado los laureles y arrancado las palmas, los que no han sabido vivir defendiendo un ideal por el que ellos dieron su existencia. Una vez más, lo que se ganó con sangre, lo perdió la política.

Algunos  pensarán que ya está bien de hablar del 18 de Julio, que es una fecha a superar para conseguir una reconciliación no deseada por los bastardos. Son los de siempre: los prudentes, los moderados, los equilibrados o los tibios; aquellos que llaman locura a los sueños; aquellos oportunistas que siempre se burlan de la lealtad; aquellos que siempre sacan rédito a su fidelidad y a su posterior deserción.

Últimamente se recuerda esta fecha como un simple y duro "Golpe de Estado", realizado  por rebeldes frustrados e incompetentes, contra la "legítima República" y sus honrados y pacíficos gobernantes.

No debe sorprender que las hordas caóticas, traten de hacer pasar su histeria por historia. Lo triste, es que cuenten con el beneplácito de los enanos, de los liberales de siempre, y de los susodichos prudentes.

Con estupor y vergüenza ajena, hemos visto como el "centro derecha reformista  ¿español?", se ha sumado a los homenajes  a Maquis, Brigadas, Pasionaria, Carrillo, Companys y todo lo que tuviera algo que ver  la antiespaña.

Gracias a todos ellos, se olvidan los sacrilegios, asesinatos, violaciones, checas; se olvida como España fue sometida a un genocidio político y religioso; se olvida  como transformaron nuestra Patria en un Gulag; se olvida, con satánica complicidad, que estos deicidas, llegaron a fusilar al mismísimo Cristo.

Se nos dice con descaro, que nuestros cruzados eran los verdaderos asesinos, se hace de lo anecdótico, lo general; y así, nos espetan que el asesinato de Lorca fue un crimen de Estado, mientras que lo de Calvo Sotelo, José Antonio o Paracuellos, actos  no controlados, además de provocados.

En plena borrachera de odio revanchista, se ignora también, el triste destino de aquellos honrados y nobles republicanos, que aunque equivocados, lucharon con dignidad y valentía, para ser aniquilados en sus propias trincheras. Como tampoco se habla de los no tan honrados ni nobles, que murieron en las múltiples espirales suicidas, ocurridas  en zona roja.

¡Jamás aceptaron su derrota! Rechazaron la sincera reconciliación ofrecida, y ahora la persiguen en las nobles piedras del Valle de los Caídos.

Entre asesinos, tibios y cobardes, han tirado por la borda el patrimonio espiritual y material recibido por aquella heroica generación de españoles.

Una indeseable transición finiquitó al Estado de Derecho Nacional, mientras paría un ilegítimo proceso constitucional. Curiosamente los últimos jefes de Estado y presidente, del régimen del 18 de Julio, fueron los mismos de los insufribles primeros gobiernos "democráticos": sólo cambiaron sus amigos, olvidaron sus juramentos y se abrazaron con los exterminadores de sus compatriotas.

Hoy se borra, tergiversa o insulta nuestra historia; se cuestiona la existencia de la de España; se aparta, discrimina y persigue la única religión verdadera; se imponen modelos de conducta antinaturales.

Para colmo de desgracia, algunos españoles de buena fe, pero carentes de una política con alas, se empeñaron y empeñan, en separar la sangre unida en el campo de batalla; sangre de falangistas, requetés, alféreces provisionales, militares e infinidad de españoles sin militancia alguna; españoles que supieron unirse ante la sagrada llamada.

Se piensan equivocadamente, que la historia termina con los discursos y programas anteriores a la guerra, gastando sus energías en estériles futuribles.

Debemos recuperar el espíritu genesiaco de aquella jornada, imponernos como exigencia en nuestro proceder, el carácter de aquellos españoles, combatir el desaliento y creer en la disciplina de la esperanza, ser dignos de su herencia.

Evitemos, que la derecha liberal siga rentabilizando nuestra falta de perseverancia y ánimo, unido al desorientado apoyo, que para nuestro total escarnio, recibe de nuestras propias filas.

Tenemos que elegir, si formamos parte de la memoria o del olvido de aquella gloriosa jornada.

Vivimos tiempos difíciles, pero recordemos que José Antonio les dio la bienvenida, porque siempre traen la depuración de los cobardes.

Tengamos presente también, aquello que dijo Ramiro de Maeztu: "Nuestro campo es el honor y el sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el calvario, y en lo alto del calvario, la cruz".

 

 12 de Julio de 2.005.-  


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