OBJECIÓN DE CONCIENCIA

 
 
 
Por Juan Francisco Fernández.
 
Después de las bodas gay, los nuevos pasos de la progresía serán, apelando a la libertad, la pederastia como amor hacia los menores o la poligamia, forma "natural" de amar a varias mujeres. Hasta en sociedades que aceptaban las relaciones homosexuales, como la Grecia antigua, el matrimonio estaba reservado para el hombre y la mujer. Casi todos los beneficios del matrimonio, como herencias o propiedades se pueden hacer hoy día ante un notario. El "matrimonio" homosexual devalúa al auténtico. El mensaje subliminal es que el amor para toda la vida y la familia no significan nada en concreto. El poderoso "lobby rosa" está consiguiendo criminalizar como homófobo a quién no comparte sus ideas. 

En Suecia, un pastor protestante está a punto de entrar en la cárcel por leer desde su púlpito las consideraciones contrarias al acto sexual entre varones que dejó plasmado en el Nuevo Testamento San Pablo, por lo que ciertos activistas gay están tratando de hacer punible penalmente el oponerse o criticar sus pretensiones, algo, por otra parte, dictatorial y totalitario en un Estado democrático.

La objeción de conciencia es un derecho reconocido en la Constitución, según sentencia 15/1982 del TC de 23 de abril, por lo que a nadie pueden obligar a casar a personas del mismo sexo contra su voluntad o principios morales bajo una norma subjetiva/objetivamente injusta.

Igualmente, la adopción de menores por parte de homosexuales deja desamparado al niño del referente paterno y materno, indispensable para su responsable desarrollo psíquico-social.

En España hay miles de matrimonios estériles que esperan la adopción de un niño como agua de mayo.

 

15 de Mayo de 2.005.-

 

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