Carta
abierta al Ministro de Defensa ante su brillante iniciativa de
"remover la estatua de Franco" de la Academia General
Militar de Zaragoza.
Eduardo Palomar
Baró.
Sr. Ministro de Defensa José Antonio Alonso
Señor Ministro de Defensa:
Con gran indignación y estupor, leo en
diferentes medios de comunicación correspondientes al 13 de junio
de 2006, la insólita e inaudita noticia de sus malévolas
intenciones de “remover” la estatua de Franco que se encuentra a
la entrada de la Academia General Militar de Zaragoza, de la que el
Generalísimo fue el primer director en el año 1928.
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Ya está bien tanta
ofensa y afrenta a millares de españoles que no comulgan con sus
deletéreas ideas destructivas. Ustedes que se consideran demócratas,
cuando en realidad son totalitarios de la izquierda, y cuyos genes
heredaron del frentepopulismo rojo marxista que produjeron la
revolución de Asturias y el levantamiento de Cataluña -verdadero
origen de la Guerra Civil-,
intentan continuamente la división y el enfrentamiento entre los
españoles con sus insensateces y beligerancia continua contra la
religión y los partidos conservadores moderados, a los que
pretenden defenestrar definitivamente para implantar un gobierno
filocomunista -que
ya se vio abortado gracias a Franco y a los españoles de bien-
que destruya la noble y gran nación española, que sus
correligionarios desean balcanizar precipitadamente.
Aparte de la fiebre
iconoclasta que obsesionadamente ha tenido y sigue teniendo el PSOE -del
que ya se han desprendido dos siglas: la O de obrero y la E de español-,
¿quiénes son ustedes para tergiversar y manipular nuestra reciente
historia, erigiéndose en
jueces y parte, intentando engañar con sus mentiras y falacias, con
su odio, revanchismo y rencor, al pueblo español?
Tenga en cuenta que
aún quedamos personas que vivimos la tragedia que supuso aquellos
tres terribles años de 1936-1939, protagonizados salvajemente por
el marxismo, el anarquismo y el separatismo, con su bárbara
persecución a la Iglesia, a los sacerdotes, curas y monjas, con sus
crímenes, con sus tristemente famosas checas, ‘paseos’,
asesinatos de españoles por ser católicos, empresarios,
estudiantes, técnicos o simplemente conservadores, etc.
Como caso inaudito
llegaron a matarse entre sí los diferentes partidos
frentepopulistas, como en los hechos de mayo de 1937 en Barcelona.
Dentro de sus
canallescas y brutales actuaciones, como la matanza de Paracuellos,
cometieron el 6 de febrero de 1939 el vergonzoso crimen en ‘Can
Tretze’-cuando
sus valientes ‘demócratas’ y ‘patriotas’ dirigentes,
huyeron como conejos hacia Francia a la liberación de Barcelona
(26/I/1939)-,
de cuarenta presos entre los que se encontraba el coronel Rey
d’Harcourt y el obispo fray Anselmo Polanco, siendo acribillados a
tiros, para después, tras rociarlos con gasolina, prender sus
cuerpos. Esta fue la última atrocidad cometida por los rojos -tal
como se auto proclama ‘orgullosamente’ su amigo de bachillerato-
y hoy convertido, por oscuras circunstancias, en el más nefasto
presidente que ha tenido la democracia española, a partir de la
Transición, y que desde luego, a Dios gracias, no lo es ni mío ni
el de millones de españoles.
Según mis datos,
cuando el Generalísimo Franco falleció, usted tenía la edad de
quince años, lo que le hace desconocedor absoluto de los
acontecimientos desarrollados en la guerra civil, así como de la
mayor parte de los años en el que ejerció el Caudillo la jefatura
del Estado español. Siendo así, ¿cómo se atreve a decir, con
estas nulas vivencias, que habrá que estudiar la retirada de símbolos,
estatuas y elementos en general que puedan tener una “clara
lectura de inconstitucionalidad” o que “puedan estar vinculados
a acontecimientos de muy ingrato recuerdo del pasado”?
¿Quién le ha dicho
que el régimen franquista es inconstitucional? ¿Desconoce que la
Constitución Española fue aprobada en 1978, tres años después
del óbito del Caudillo?
Metidos en esa su
parcela de la inconstitucionalidad, ¿por qué no entran en el
apartado las estatuas de los tristemente famosos y reconocidos
‘demócratas’ Indalecio Prieto, Largo Caballero “el Lenin español”,
Francesc Macià, La Pasionaria, Josep
Tarradellas, Lluís Companys, etc. etc.? ¿Cómo es que
actualmente pululan por las batuecas banderas tricolores de la II
República?
Según éste alocado
capítulo de sus ‘anticonstitucionalidades’, también tendría
que ‘obviar y hacer desaparecer’, la Academia Militar de
Zaragoza, La Legión, los pantanos, las centrales térmicas, las
universidades, la seguridad social, la ONCE, las pagas extras, los
templos que tuvieron que restaurarse ‘gracias’ a los incendios y
saqueos protagonizados por la chusma frentepopulista, etc. etc.,
llegando al fin con la anulación de la Monarquía, ya que fue
instaurara por su ahora ‘removido’ Franco.
Con mi más absoluto
desprecio, el mismo que tiene usted a media España. Recuerde la
frase del presidente de la CEDA, José Mª Gil Robles, que en otros
momentos trágicos para la Historia de España, manifestó: “Media
Nación no se resigna a morir”.
EDUARDO PALOMAR BARÓ
PD:
Le recomiendo cambiar o ‘remover’ su nombre de pila, por si lo de José
Antonio entra dentro del capítulo ‘anticonstitucional’.
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