Escribe un
legionario (( en activo )), desde el Tercio Gran Capitán, 1º de La
Legión
Estimados amigos:
Me dirijo a
vosotros , en nombre de mis camaradas, para que os hagáis eco de una
noticia y, y al menos con su difusión, nos echéis una mano a los
legionarios que servimos en Melilla y que sufrimos impotentes el
agravio político-institucional. Unos, como mandos militares de otras
unidades: que se sepa la verdad. Otros, como periodistas: que se
sepa la verdad. Otros, como
Nos quieren quitar
la estatua del Comandante Franco que hay en nuestra casa, el
Acuartelamiento Millán -Astray, en Melilla. El oficial distinguido y
héroe de la guerra de África que, con el grado de General y luego de
Generalísimo tanto ofendió a los masones y a los bolcheviques en
nuestra guerra civil y luego instauró aquella dictadura que, a
ratos, desagradó a otros muchos a izquierdas y derechas (y sus zonas
transversales)...Y aunque, algunos, también defendamos la memoria de
aquel general, del que se trata aquí es de nuestro comandante.
El Comandante
Franco da nombre a la única Bandera que queda en pie en nuestro
malogrado Tercio. A la sombra de esa estatua, elevada con rocas
colocadas una a una por los legionarios, muchos reemplazos se han
fotografiado orgullosos de pertenecer a nuestra familia en este
glorioso Tercio.
La estatua es
nuestra, como nuestras son las armas de La Legión y las palabras
eternas, cariñosas, severas y aleccionadoras que nos dedicó nuestro
fundador, el General Millán-Astray.
Nosotros no sabemos de política. Sabemos sólo que nuestras
tradiciones y nuestros muertos justifican, más que la paga, los
sufrimientos pasados y que habremos de pasar por España y sus
intereses, aquí, en Asia y donde haga falta. Y el Comandante Franco,
que representa esa estatua, es uno de los nuestros.
El próximo sábado
26 de Junio vendrán unos militares de alta graduación y bajos
principios a hacer el trabajo sucio de los políticos nihilistas. Y
habremos de abrirles las puertas de nuestra casa para que nos la
vengan a profanar. Y nosotros habremos de formar marciales, el que
aun sepa lo que es eso, y desfilar ante ellos para honrar su vileza
y traición. Y, entre bostezo y bostezo, mientras miran el reloj,
algunos apretaremos los dientes y el lobo nos morderá de verdad el
corazón mientras, hipócritamente, cantamos el Novio de La Muerte.
¿Dónde ha quedado
el Espíritu de Unión y Socorro? En el baúl de los recuerdos... al
menos así es aquí, en La Legión de Melilla. Pero vosotros sois
libres, al menos algunos, de la decadencia, de la nómina, de la
ineptitud con poderes, y de los superiores así que a vosotros sí que
se os puede pedir socorro, como hasta hace poco se pedía entre
camaradas legionarios...y como, hasta hace poco, se pedía a La
Legión. Así pues, ahora somos nosotros los que acudimos a vosotros:
¡A LA LEGIÓN, ESPAÑA!
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