Los desprendimientos del conjunto escultórico
de Juan de Ávalos -los cuatro evangelistas y las cuatro virtudes de
la cúspide, más la Piedad del pórtico- mantienen cerrado desde hace
prácticamente año y medio el acceso a la base de la Cruz y el
servicio de funicular.
Sin embargo, ésta no es la única restricción
en las visitas que ha fijado Patrimonio Nacional, organismo público
dependiente del Ministerio de Presidencia. Escudándose, al igual que
en el caso de las esculturas de Ávalos, en la realización de unas
"obras de conservación", Patrimonio Nacional también impide desde el
pasado 23 de noviembre la entrada pública a la Basílica de la Santa
Cruz.
Únicamente se hace una excepción cuando los
monjes de la contigua abadía benedictina celebran allí misa. Pero,
el resto del tiempo, los visitantes no pueden pasar más allá del
primer vestíbulo del templo, donde hay instalada una tienda de
souvernirs y librería.
Según fuentes de toda solvencia consultadas
por La Gaceta, los equipos técnicos de Patrimonio se hayan enredados
en la reparación de una serie de goteras aparecidas en la Basílica
subterránea, excavada en la roca de la montaña. Las filtraciones de
agua no han sido totalmente subsanadas por los operarios de
Patrimonio por lo que, sostienen las mismas fuentes, la apertura del
templo antes de Semana Santa se complica cada vez más.
El malestar entre vecinos del municipio
madrileño de San Lorenzo de El Escorial es extendido, ya que
consideran que "la celebración de Semana Santa no es cuestión
baladí", por lo que reclaman que en estas fechas tan señaladas el
acceso a la Basílica sea posible para poder así realizar los cultos
pertinentes.
Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de
la Fundación Nacional Francisco Franco, don Félix Morales, declaró
ayer, respecto a la situación de abandono en que se encuentran el
Valle de los Caídos, que en el retraso de las obras "se observa una
voluntad dolosa" del Gobierno socialista.
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