El miércoles día 29
de julio explotaba una furgoneta bomba con más de 200 kilos de
explosivos a las cuatro de la mañana en la Casa Cuartel de Burgos,
buscando asesinar a mujeres y niños de los Guardias Civiles, gracias
a Dios, sólo se quedó en una imagen dantesca de grandes destrozos.
El jueves día 30 de
julio explotaba en Calviá (Mallorca) una bomba lapa en los bajos de
un coche oficial de la Guardia Civil, segando vilmente las vidas de
dos jóvenes Guardias Civiles: Carlos Sáenz de Tejada García (natural
de Burgos, 28 años) y Diego Salvá Lezaun (natural de Pamplona, 27
años).
Una vez más los
asesinos de la ETA, nos demuestran su lenguaje, bombas y sangre o
tiros en la nuca y muertos; éste es el lenguaje de las ratas de
cloaca, que ponen una bomba y salen corriendo a su escondijo, porque
son simples cobardes que no saben dar la cara por sus acciones y su
única manera de demostrar su valentía, es defecarse y orinarse
encima, cuando un Guardia Civil les planta cara y los mira a los
ojos.
En manadas se
envalentonan, como los animales depredadores, caras de odio,
chillidos de rata para manifestar sus
inseguridades innatas, su hedor anuncia su llegada, saborean la
sangre caliente de sus víctimas, gozan con el sufrimiento de los
inocentes, machacan y someten a los que no se unen a su manada o se
apartan de su presencia pestilente.
Hace poco los jaleaba y amamantaba el
PNV, no hace más, el PSOE les alimentaba y cuidaba con esmero, hasta
el punto de estrechar sus manos, para mañana con esas mismas manos
manchadas de sangre, estrechar las manos de sus víctimas. La
izquierda los tenía o los tiene como sus mascotas, son de los suyos.
Las ratas muerden a sus víctimas hasta la muerte, ellos recogen el
fruto de sus salvajes acciones, unos siembran el dolor y el terror y
los otros corren a beneficiarse de sus macabras acciones.
Para la Guardia Civil su divisa es el
honor, defienden la ley y el orden de los españoles; para las ratas
de alcantarilla su honor es la muerte y el terror, toda una muestra
de lo que son y lo que a muchos les gusta que sean. Sus padres salen
a la calle orgullosos de los crímenes de sus engendros, pidiendo
libertad para ellos y exigiendo se les escuche, todo ello con la
complacencia y el beneplácito de ciertos jueces.
La Guardia Civil muere, pero no se rinde.
Son víctimas del odio de las ratas de cloaca, mientras los políticos
descargan su conciencia con palabras de condena, las que se lleva el
viento al día siguiente; su seguridad y la de sus familiares es
vilipendiada para luego cuando son asesinados imponer medallas sobre
sus cuerpos fríos, ocultando su desprecio; ante los medios de
información muestran “aparente” dolor y luego huyen a sus casitas de
confort para no asistir a los funerales de cuerpo presente. Saben
que la Guardia Civil con medios o sin ellos, con seguridad o sin
ella, siempre defenderán la ley y el orden, en una España que los
políticos administran a su antojo, preocupándose de tener llenos sus
bolsillos y una buena poltrona donde colocar sus sucias posaderas.
Pero gracias a la valentía de los
Guardias Civiles cualquier español, tendrá un amigo dónde poder
acudir, un protector que salga en su defensa, un auxilio en el
camino, … por eso dónde esté un español, siempre habrá un corazón
agradecido a la Benemérita. |
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