Los
enemigos de la izquierda.
Ana María Obregón.
13/06/2006.
Zapatero,
empeñado en ser recibido por el Papa, mientras su Gobierno
subvenciona en Valencia al colectivo gay para un encuentro sobre
"diversidad de familias", y en Portugal, una obra
blasfema contra la religión católica (como siempre, blanco de
todos los vilipendios gubernamentales), que se exhibió hace unos
meses en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Rajoy
es insultado en Barcelona ultraizquierdistas por pedir el no al
Estatuto, "si gana Cataluña, no gana el PP", Aznar nos
metió en la guerra de Irak... vamos, los "argumentos" de
siempre repetidos hasta la saciedad por intelectuales afines,
Rubalcaba, Pepiño Blanco y otros, junto a los medios adeptos a ZP,
que en España son la mayoría, hacen continua oposición a la
oposición, tachándola de "antidemocrática" o continuación
del franquismo.
Está
claro, la derecha y la Iglesia católica, eternos enemigos de los
progresistas de pacotilla, que con tono demonizador atacan a lo que
se sale del pensamiento políticamente correcto.
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Traidor
a España.
José Luis Muñoz. 13/06/2006
Lo
que causa más inquietud de la actuación del Gobierno,
con su Presidente a la cabeza, es el hecho de que responde a un plan
muy elaborado y estudiado para terminar con España, complaciendo a
sus tradicionales enemigos, tanto internos como externos, el
Separatismo, la Masonería, el Marxismo y su brazo armado, el
terrorismo.
Y
uno de los objetivos a conseguir es descristianizar la Sociedad,
controlar todas las instituciones y eliminar o al menos neutralizar,
a los únicos obstáculos que pueden impedirlo, la Iglesia Católica,
el Poder Judicial, los Partidos Políticos fieles a España, las
organizaciones cívicas y los medios de comunicación críticos
con la actual situación. En definitiva, implantar en nuestra Patria
un régimen dictatorial.
Por
todo ello, cabe concluir que Rodríguez Zapatero quiere
destruir España y por tanto es un traidor a la misma como lo
pone de manifiesto su modo de proceder. La situación política,
social y económica se deteriora de día en día, por lo que antes
de que sea demasiado tarde, Sr. Presidente, reaccione, piense en
España y dimita.
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