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Entrevista a Don
Blas Piñar:
«El equilibrio inestable que
vivimos pone difícil que Felipe pueda reinar»
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Una entrevista de Bernardo Gil Mugarza.
Revista Fuerza Nueva. Del 10 al 30 de
septiembre de 2005.-
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El
periodista Bernardo Gil Mugarza, autor del libro España en
llamas, aportación gráfica y literaria de primer orden sobre
nuestra guerra de liberación, está preparando otra gran obra
sobre la Europa de postguerra. Dentro de dicho trabajo
aparecerá, entre otros muchos documentos y conversaciones con
destacadas personalidades españolas y extranjeras, una
entrevista, realizada recientemente, con el presidente de
Fuerza Nueva, Blas Piñar, que en primicia ofrecemos en este número
de la revista como compendio político y personal de una
trayectoria.
La entrevista, repetimos, ha sido realizada poco antes de
comenzar el periodo estival de 2005, y las preguntas
comprenden un largo periplo histórico que el autor ha ido
acumulando a través de un seguimiento de las actividades del
movimiento fundado por el entrevistado hace cerca de 40 años.
He aquí la primicia informativa.
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Señor Piñar ¿qué recuerdos tiene de sus padres?
- Los tengo muy vivos. Mis padres me enseñaron con su palabra y su
ejemplo a amar y a servir a Dios y a España.
¿Cómo vivió su infancia?
- Creo que fui un chico precoz. Por eso viví intensamente mi infancia.
Travieso, por añadidura, me rompí, en ocasiones
diferentes, un brazo, viviendo en Cartagena, y una pierna,
viviendo en Toledo. En Alicante hice parte del bachillerato
y presencié en mayo de 1931, poco después de proclamada la
República, la quema de iglesias y conventos.
¿Era necesario el Alzamiento? ¿Por qué?
-
Absolutamente necesario, porque la República de 1931 llevó a la nación
a una ruina total. El Alzamiento cumplió con las máximas
exigencias morales. Supuso, metafóricamente hablando, una
operación quirúrgica, pero, además, el punto de partida
de un Estado al servicio de España y del bien común.
¿Es cierto que su padre defendió el Alcázar?
-
Sí. Mi padre, comandante de Infantería al producirse el Alzamiento, era
profesor de Balística en la Academia militar. Fue defensor
del Alcázar y sufrió graves heridas durante el asedio, por
lo que se le declaró mutilado de guerra. Ello no le
impidió que, al liberar la fortaleza, continuase en el
frente. Está enterrado en la cripta del Alcázar.
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«El
asesinato de Carrero supuso para el Régimen su óbito
virtual»
«Creo
que los poderes de Juan Carlos I no fueron omnímodos
sino compartidos; por lo tanto, la responsabilidad es
omnicomprensiva y abarca a quienes desde la entraña
del Sistema propugnaron, no la reforma, sino la
ruptura».
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«Pasé
la guerra en Madrid, con mi madre y mi hermana.
Encontramos refugio en la Embajada de Finlandia.
Estuve en la cárcel de San Antón, y después en la
Embajada de Austria, que asaltaron las milicias.
Después tuvimos la protección de personas que no
puedo olvidar, entre ellas don Ramón Miró Noriega,
interventor civil de guerra».
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Usted conoció a Antonio Rivera (El ángel del Alcázar) ¿Cómo era?
- Para mí, y para los que trabajamos con él en el apostolado seglar
juvenil, un modelo de alegría cristiana, de voluntad firme
y de virtudes teologales y cardinales.
¿Estuvo su madre en el Alcázar? ¿Por qué razón no se incorporó
usted a la fortaleza?
- El entonces coronel Moscardó, estimando, desde el punto de vista
militar, que la presencia de la familias de los defensores
no era conveniente, sino perjudicial, no quiso que su mujer
y sus hijos subieran a la fortaleza, aconsejándolo así a
sus compañeros de armas. Mi padre entendió, sin duda, que
se trataba de algo más que de un consejo, y nos ordenó a
mi madre, a mi hermana y a mí que nos quedáramos en casa.
La decisión, correcta desde el punto de vista castrense,
costó la vida a Luis Moscardó, hijo del coronel.
¿Dónde y cómo pasó usted la guerra?
Pasé la guerra en Madrid, adonde, con muchas
dificultades, pudimos llegar mi madre, mi hermana y yo.
Encontramos refugio en la Embajada de Finlandia, que fue
asaltada por los rojos el 4 de diciembre de 1936. Estuve en
la cárcel de San Antón y, más tarde, al conseguir la
libertad, en la legación de Paraguay, de donde tuvimos que
salir al ser asaltado el consulado de Perú, que estaba en
el mismo edificio. Unos buenos amigos nos buscaron
alojamiento en la que había sido Embajada de Austria, que
también asaltaron las milicias. Tuvimos la protección de
dos personas, a las que no puedo olvidar: don José Gómez
Segalerba, médico militar y don Ramón Miró Noriega,
interventor civil de guerra. Poco antes de entrar en Madrid
los nacionales, ocupé, con mis compañeros de una escuadra
de Falange, la emisora de radio de la Marina, en la Ciudad
Lineal.
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¿Qué es usted por naturaleza, optimista o
pesimista?
- Soy realista y comparto, desde esa realidad, el
optimismo cristiano.
¿Le gusta meterse en problemas?
- No me gusta. Pero frente a la comodidad prima el
deber, que te incita no sólo a contemplar los problemas,
sino a tratar, en lo posible, de resolverlos.
¿Cuándo se politizó usted y por qué?
- Cuando la experiencia me dijo que el Estado
liberal, que es un Estado de puro derecho positivo, sin
fundamento sólido, corrompe moralmente y acaba con la
verdadera libertad. Por otra parte, el Estado marxista, con
su idolatría totalitaria, no sólo aplasta todas las
libertades, sino que su economía colectivizada empobrece al
pueblo y le conduce a la miseria.
Su primera fama y destitución le llegó con su
artículo Hipócritas en ABC. ¿Se arrepiente de haberlo
escrito?
- No puedo arrepentirme porque lo sucedido desde
aquel entonces -enero de 1962- confirma todo cuanto dije en
Hipócritas.
¿Por qué creó usted en 1966 la revista Fuerza
Nueva?
- Porque me dí cuenta de que el proceso de
destrucción del Régimen del 18 de Julio, nacido de la
Cruzada, estaba actuando por dentro. Para acabar con el Régimen
se estimó que las termitas eran más eficaces que las
cucarachas, y las termitas iban carcomiendo el Sistema. La
revista Fuerza Nueva, con su portada inicial: "El 18 de
Julio ni se pisa ni se rompe", era, a la vez, una
advertencia y un llamamiento.
¿Qué tirada tenía?
- Tirábamos 30.000 ejemplares. El número de
suscriptores llegó a ser, exactamente, de 12.042.
¿Cómo fueron sus relaciones personales con el
almirante Carrero Blanco?
- Muy buenas y cordiales. Un día en su despacho, y
al despedirse, me dijo: "Siga adelante. Detrás de
usted hay mucha gente; y el primero yo".
¿Es cierto que habló de usted para el cargo de
ministro?
- No sólo se habló, sino que se me propuso en dos
ocasiones.
¿Qué supuso para el Régimen el asesinato de
Carrero?
- Su óbito virtual.
¿Sería excesivo decir que la democracia española
nació matando con ETA, GRAPO y FRAP?
- No nació, sino que la acompañó solidariamente,
porque democracia liberal y terrorismo perseguían idéntico
fin: la desaparición del Estado nacional.
¿Cómo era Franco?
- Un católico practicante, un español excepcional,
un estadista hábil y un militar preparado profesionalmente
que consiguió la primera victoria contra el comunismo y sus
cómplices.
¿Qué relaciones mantuvo usted con el Caudillo?
- Solamente las que tenían algo que ver o con la
Dirección del Instituto de Cultura Hispánica o con mi
designación de consejero nacional.
¿Encarnaba Franco la España eterna?
- El profesor Corts Grau escribió un precioso libro
titulado Motivos de la España eterna. Partiendo de tales
motivos -es decir, de la roca sobre la cual se edifica para
que la construcción no se desmorone- Franco, por encima de
intereses de grupos o corrientes políticas, consagró su
vida a la Patria.
¿Cuáles fueron los principales errores del Régimen?
A mi juicio:
1) convertir el Movimiento -palabra que implica
dinamismo vital- en burocracia tecnócrata, que se
distanció de la doctrina (de los Principios) y aceptó el
Crepúsculo de las ideologías;
2) no combatir con instrumentos legales y táctica
coherente la actividad política manifiestamente ofensiva
de una parte, docente y discente de la Iglesia que, como
demostró la Asamblea Conjunta de obispos y sacerdotes,
renegó de la Cruzada, bendecida por la Pastoral Colectiva
de 1937;
3) permitir que las personas manifiestamente
hostiles al Sistema ocupasen en el mismo, en los medios de
comunicación y en enmascaradas manifestaciones artísticas
y culturales, a los más altos niveles, puestos de la
mayor influencia y responsabilidad.
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Los
actos multitudinarios se sucedieron a lo largo de
los años 70 y 80. "Verificada la Transición
política -dice Don Blas Piñar- y abierta la
puerta a los partidos, estimé que había que
configurarse como uno más". |
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En 1976 las Cortes aprobaron el proyecto de ley de
Reforma Política por 425 votos a favor, 59 en contra
y 13 abstenciones. ¿Qué opina usted de aquel hara-kiri
del franquismo?
-
Fue el suicidio del Régimen, por la deslealtad de los que habían jurado
ser leales.
¿Se hizo el cambio político desde la legalidad?
- Todo fue un auténtico contrafuero. Incluso la Constitución es ilegal,
pues las Cortes que la aprobaron no fueron convocadas
-como lo fueron las de la II República- como Cortes
constituyentes.
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¿Cabe pensar que de 1975 a 1977 el rey Juan Carlos I tuvo unos
poderes omnímodos?
- Creo que esos poderes fueron compartidos. Por eso, la responsabilidad
es omnicomprensiva y abarca a quienes desde la entraña del
Sistema propugnaron, no la reforma, sino la ruptura.
¿Qué camino se debiera haber seguido tras la muerte de Franco?
- Haber realizado la auténtica reforma. Similar a la que al hacer examen
de conciencia nos remite, para corregirnos, a los Mandamientos.
¿Qué es lo que ha quedado del franquismo?
-
El recuerdo agradecido de quienes no han manchado su conciencia y la
lección de un catolicismo apostólico y de un patriotismo a
toda prueba.
¿Cree razonable que España entregara el Sáhara a Marruecos?
- Nadie quería el Sáhara cuando parecía que era sólo un desierto. Sólo
España realizó allí una obra magnífica, con evidente
sacrificio. La aparición de los superfosfatos y la
posibilidad de que allí hubiera petróleo, estimuló todas
las ambiciones. De ahí la aparición del Polisario y de ahí,
también, su ambigüedad y la constante marginación y
aplazamiento de su problema. España no debió abandonar el
Sáhara.
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«ETA,
GRAPO y FRAP se acompañaron matando solidariamente,
porque democracia liberal y terrorismo perseguían
idéntico fin: la desaparición del Estado nacional»
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¿Era aquella España mejor que la actual? ¿En qué sentido?
- Desde luego: moralmente, culturalmente, políticamente, económicamente
y militarmente.
¿Por qué razón creó usted en 1976 el partido político Fuerza
Nueva?
- Porque, verificada la Transición política y abierta la puerta a los
partidos, estimé que, no siendo partidario de los mismos, en
tanto pueden decidir sobre lo fundamental e intangible, había que
configurarse como uno más para defender y hacer llegar a los españoles
las ideas básicas de Dios, Patria y Justicia, que el nuevo Régimen,
como demuestra la realidad de la que somos testigos, no sólo
soslaya sino que desconoce o conculca.
¿Practicaba Fuerza Nueva la violencia gratuita como
decían sus adversarios? ¿Es usted violento?
- No me remuerde la conciencia de haber ordenado y
ni siquiera insinuado un acto de violencia. He justificado, es
cierto, la legítima defensa.
¿Qué
opina usted en general de la violencia?
-
Me remito a San Agustín, para el cual una bofetada puede ser fruto
de la caridad y una caricia una invitación al pecado.
¿Por
qué tiene usted enemigos tan poderosos y tan declarados?
-
Quizás por lo que represento.
¿Ha
recibido usted muchas amenazas durante su vida política?
-
Amenazas escritas y telefónicas, muchas. De día y de noche. Me
volaron el coche, en una ocasión, y, efectivamente, hubo tiros,
muchos tiros, en uno de nuestros actos en el frontón Anoeta de San
Sebastián.
Su
mitin en la plaza de las Ventas, en julio del 78, impresionó a sus
adversarios. ¿Qué recuerda de aquel acto?
-
Todos nuestros actos tuvieron una asistencia multitudinaria y
fervorosa. Los que celebramos en la Plaza de Toros de Las Ventas no
fueron una excepción. De ellos recuerdo muchas cosas, pero en
especial, los disparos del Grapo contra algunos de los nuestros.
¿Con
qué apoyos financieros contaba Fuerza Nueva?
-
Con el de nuestros bolsillos y con algunos donativos de quienes, por
miedo o por prudencia, no querían dar su nombre.
¿Cuántos
afiliados tenía Fuerza Nueva?
-
Yo, personalmente, firmé unos 25.000 carnets de afiliados. Además
-no sé el número- había los de Fuerza Joven y lo de Fuerza
Nacional del Trabajo.
¿Perdió
usted dinero con el partido?
-
No puedo decir que se trata de dinero perdido. No se pierde lo que
se entrega para una causa justa.
En
1979 indicaba la prensa que usted era el político que más
declaraba a Hacienda. ¿Era por honradez o falseaban los demás sus
declaraciones?
-
No puedo opinar sobre declaraciones de carácter fiscal hechas por
otros. Yo no las he falseado jamás.
¿Cuántos
votos obtuvo usted en las elecciones de 1979?
-
374.000 en toda España (nos presentamos en todas las
circunscripciones electorales). En Madrid obtuve 110.000 votos y fui
elegido diputado por Unión Nacional.
¿Como
vivió sus años de diputado?
-
Creo que me gané el respeto de la Cámara. Mis intervenciones
fueron escuchadas con atención y aforo completo. Las relaciones
personales fueron muy pocas. Ni los adversarios políticos de
siempre, ni los tránsfugas del franquismo, podían simpatizar con
mi postura. Hubo excepciones, claro es, en los dos campos, pero
fueron muy pocas.
¿Por
qué cerró el diario El Alcázar en abril del 87? ¿Le perjudicó
la medida?
-
Concurrieron circunstancias externas e internas, y
no fueron mínimas las de carácter económico. Nosotros les
ayudamos en un momento clave con doce millones de pesetas, que no
recobramos. Por supuesto, que el cierre nos perjudicó, ya que a
pesar de que el apoyo de El Alcázar no fue tal y como esperábamos,
era, con El Imparcial, el único diario madrileño que publicaba
nuestras colaboraciones y daba, a veces, información fidedigna de
nuestros actos.
¿Dañó a su partido la teoría del voto útil?
- Muchísimo. El voto útil fue y sigue siendo el
voto del miedo o el voto del interés. Desgraciadamente, como decía
don José Guerra Campos, el número de interesados es infinitamente
mayor que el número de los idealistas. Mi frase repetida, "Tu
aplauso, un voto", no fue escuchada.
Tras las elecciones de 1982 se disolvió Fuerza
Nueva. ¿Sigue considerando acertada esa decisión?
- La considero, al menos, no desacertada; y ello por
varios motivos: porque no podíamos asumir los riesgos de todo tipo
en un Régimen -Gobierno y Oposición al mismo- que nos perseguía
con el máximo rigor, sin obtener, pese a las concurrencias
multitudinarias a nuestros actos, éxitos electorales; porque
estábamos asfixiados económicamente y nos era imposible mantener
un mínimo de presencia en la vida pública; y, porque, aun dejando
de ser partido político, seguiríamos nuestra labor con esperanza
de futuro, a través de la editorial, de la revista y de las
asociaciones que creamos inmediatamente a fin de mantener el fuego
sagrado.
¿Cómo fueron sus relaciones con Fraga? ¿Es cierto
que él presionó a los Bancos para que no concedieran ningún
crédito a Fuerza Nueva?
- No demasiado buenas. Fraga fue uno de los hombres
importantes del franquismo, que preconizó la falsa reforma.
Desde su artículo en ABC sobre la Derecha posible, a su
coautoría de la Constitución rupturista de 1978, hay una
actitud permanentemente manifestada de desprecio hacia
nosotros. Por otra parte, no tengo noticia de esa presión
de Fraga sobre los Bancos. Lo cierto es que no obtuvimos ni
pedimos créditos a las instituciones financieras.
¿Quién ha tratado peor a Fuerza Nueva, la UCD,
el PSOE o el PP?.
- Todas las fuerzas políticas del Régimen se han
comportado muy mal con Fuerza Nueva. Ello no quiere decir
que algunos de sus militantes no hayan estado respetuosos y
hasta, en ocasiones, afectuosos conmigo y con nuestro grupo.
En este sentido podría dar nombres, aunque pocos. La campaña
de calumnias y hasta el repetido intento de ilegalizarnos
son pruebas evidentes de ese maltrato.
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La
polémica con Fraga Iribarne fue permanente en la
prensa nacional. Les separaba el papel que
representaba la Constitución de 1978, de la que el
antiguo ministro y embajador de Franco fue coautor. |
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¿Qué
opinión tiene sobre la monarquía en general y sobre la que tenemos
en particular?
-
Una cosa es la monarquía y otra sus apariencias. A una monarquía
aparente, que había perdido su identidad, es decir, la unidad de
poder, con las limitaciones naturales, se refirió José Antonio. La
monarquía es algo más, mucho más que la Corona. Hoy, en España,
no tenemos una monarquía auténtica, sino una Corona desprendida de
la institución monárquica y puesta sobre un régimen político que
nada tiene que ver con aquella institución.
¿Qué
recuerda de sus entrevistas con el príncipe Juan Carlos y actual
rey?
-
No puedo olvidar las conversaciones que mantuve con él. En alguna
ocasión fue el propio Juan Carlos, siendo príncipe, el que me
llamó a La Zarzuela. En una audiencia en la que me acompañó un
numeroso grupo de dirigentes muy cualificados de Fuerza Nueva, le
reproché, en voz alta, que nos llamara "monopolizadores del
patriotismo". Lo encajó bien. Nos acompañó hasta el final de
la escalera que da acceso al Palacio. Delante de todos, y sonriendo,
me dio un fuerte abrazo de despedida. Conservo la foto.
Usted
ha conocido muchas personalidades extranjeras. ¿Podría hablarme de
algunas? ¿Qué trato ha tenido con líderes nacionalistas como
Horia Sima, Almirante, Le Pen, etc...?
-
Sería interminable hablar de ellos. Aguinaldo, en Filipinas, al que
visité dos veces, me hablaba profundamente emocionado de la Madre
España. Alfredo Stroessner, en Paraguay, era un gran admirador de
Franco. Augusto Pinochet, siempre, en el poder y fuera del poder, ha
hecho pública su amistad conmigo. Con Eduardo Frei, antes de ser
presidente de Chile, tuve muy buenas relaciones, aunque no de signo
político, pues era antifranquista. Con Giorgio Almirante y Jean
Marie Le Pen combatimos por una Europa muy distinta de la que dibuja
la Constitución que se nos propone. Almirante, que amaba
sinceramente a España, era un gran señor, al que acompañé en
muchos actos. Juntos hablamos en Italia, en Francia y en España. Me
brindaron sus consejos, generosamente, el rumano Horia Sima, el
belga Leon Degrèlle y el portugués Pedro Soares Martinez.
¿Qué
relaciones mantuvo con monseñor Lefèbvre?
-
Muy buenas. No he pertenecido ni pertenezco a la Hermandad de San
Pío X, por la que tengo gran respeto; pero de monseñor Lefèbvre
conservo cartas preciosas en las que me alentaba a proseguir mi
lucha y en las que siempre hacía alusión a los mártires de
nuestra Cruzada.
Usted
tiene un gran parecido físico con José Antonio. ¿Es cierto que le
propusieron ese papel en una película?
- Sí, es cierto.
¿La paz es un fin en sí mismo?
- La paz, dice el texto sagrado, es fruto de la
justicia.
¿Qué diferencias hay entre un pacífico y un
pacifista?
- El pacífico es el que contempla las
Bienaventuranzas, es decir, el que predica y practica la justicia.
El pacifista es algo parecido -con su paz a toda costa- al pazguato.
- ¿Qué opina de la objeción de conciencia?
- La objeción de conciencia al servicio militar que
es, sin duda, por la que me pregunta, no la comparto. Se trata de
una excusa equivocada o falsa para no cumplir con un deber cívico.
- ¿Cuándo es justa la guerra?
- Cuando cumple con las exigencias de la moral cristiana.
«Sería
largo contar lo sucedido aquella noche del 23 F. Me
tranquilizaba saber que quienes ocupaban el Congreso
no eran terroristas. En la mañana del 24, al salir de
la Cámara, Tejero, dirigiéndose a Fraga, dijo en voz
alta: "Usted peor que Carrillo"»
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¿Qué opina usted del supuesto golpe de Estado
del 23-F?
- Opino que fue, tal y como se produjo, un error,
aunque la intención de los que participaron en el mismo fuera buena
y contara con cierto tipo de aprobaciones y estimulantes políticos.
El manoseado y repetido "golpe de timón", que se pedía públicamente
y por personalidades del Sistema, a fin de enderezar y fortalecer la
"democracia" en peligro, insinuaría esa dirección desde
arriba que la pregunta sugiere.
¿Cómo vivió aquella noche?
- Me sobresaltó la entrada del teniente coronel
Tejero y sus acompañantes. No tenía la menor noticia del hecho que
acababa de producirse. Me llamó la atención que no hubiera
resistencia por parte de la fuerza pública y de los escoltas de
quienes estaban en el hemiciclo o en el banco del Gobierno. Sería
largo contar todo lo sucedido aquella noche. Me tranquilizaba saber
que quienes ocupaban el Congreso no eran terroristas. En la mañana
del 24, al salir de la Cámara, Tejero, dirigiéndose a Fraga, dijo
en voz alta: "Usted peor que Carrillo".
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¿Es cierto que usted vio la lista de los
ministros que proponía Armada, la cual impulsó a Tejero a
impedirle la entrada en el Parlamento?
- Absolutamente cierto.
¿Es usted reaccionario?
- Si por reacción no se entiende retroceso o retrógado,
lo soy. Reaccionar ante lo injusto es signo de vitalidad.
¿Qué juicio le merece la actual Constitución?
- Pésimo, porque a su amparo, y gobernando unos u
otros, se ha comportado de forma anticonstituyente,
descristianizando al pueblo español y desnacionalizando a España.
Al primero, lo paganiza, y al segundo lo convierte en una simple
superestructura jurídico-política, es decir, en un Estado
plurinacional.
En 1980 decía usted en Tarragona que España es un
manicomio en régimen de autogestión. ¿Sigue opinando lo mismo?
- No sigo opinando exactamente lo mismo, porque los
internos han blindado las puertas y ventanas del manicomio, y se
impide la entrada de los médicos y de las medicinas.
¿Estamos aún a tiempo de acabar con el
separatismo? ¿Cómo?
- Si no es verdad que en todo caso "la unión hace la
fuerza", sí lo es el "divide y vencerás". En política,
el factor idiosincracia del pueblo, lo que podríamos denominar
psicología colectiva, exige confeccionar y aplicar los esquemas
doctrinales en función de lo que la experiencia histórica pone
de manifiesto. Por lo que respecta al pueblo español, esa
experiencia nos indica que lo centrífugo individualista pesa más
que los centrípeto integrador. Entregar el poder a quienes
propugnan, sin violencia o con ella, el separatismo, es un crimen
de lesa patria, que ha cometido el actual régimen y que ha puesto
en grave peligro la unidad histórica y política de España. El
combate contra el separatismo será largo; pero más largo y más
difícil si no se empieza pronto, terminando, para empezar, con el
Estado de las autonomías.
Si el aborto es un crimen, ¿cómo calificar a
todos los gobiernos europeos que lo protegen y fomentan?
- Si el aborto, según el Concilio Vaticano II, es
"un crimen abominable", creo que tales gobiernos, como
el español, que lo han legalizado, merecen el calificativo de
autores, cómplices o encubridores los que de una u otra forma
cometen o ayudan a cometer tan repugnante delito, que niega el
primero y principal de los derechos humanos, que es el derecho a
la vida.
¿Qué opina sobre la inmigración?
- La inmigración verdadera beneficia no sólo a los
inmigrantes sino a los países de salida y de recibo. Pero la
inmigración descontrolada, ilegal y masiva -cuyos orígenes y
causas valdría la pena examinar- es una invasión sumamente
nociva, y en todos los órdenes.
¿Es cierto, como decía Pablo VI, que "el
humo de Satanás" ha entrado en la Iglesia?
- Es cierto. Lo que no dijo es si había entrado al
asalto, rompiendo las ventanas o porque alguien, desde dentro, las
abrió.
¿Fue positiva la influencia del Vaticano II?
- Este Concilio fue pastoral y no dogmático. Hay
documentos preciosos, concordes con la doctrina tradicional de la
Iglesia. Otros, han dado origen a interpretaciones no sólo
distintas sino contradictorias con esa doctrina. No puedo aquí y
ahora comentarlos. En todo caso, las interpretaciones
postconciliares han hecho posible, como decía Romano Amerio, que
hoy, aunque tenemos un solo Papa, tengamos también Iglesias
distintas, fruto de las divergencias con respecto al dogma, a los
sacramentos, a la liturgia y a la disciplina. Desgraciadamente,
aunque se está tratando de poner remedio, no fue positiva la
influencia del Vaticano II.
¿Podría decirse que al nacionalcatolicismo le
ha sucedido un democatolicismo errático?
- Estimo que sí. Las consecuencias de todo lo que
es erróneo y errático las estamos padeciendo.
¿Ha cambiado la actitud de la masonería
respecto a la Iglesia?
- En absoluto. La caída del bloque soviético, al
menos en Europa, ha hecho que la masonería, desembarazada, en
parte, de ese enemigo, tenga, en los campos político y económico,
más despejada su histórica meta de destruir el cristianismo; y son
bien visibles sus avances acelerados en España y fuera de España.
¿Y la de la Iglesia respecto a la masonería?
- Me remito al nuevo Código de Derecho canónico,
cuyo texto ha sido revisado gramaticalmente en cuanto al tema de la
masonería se refiere.
¿Qué obispos españoles han sido los más
ejemplares en el último medio siglo?
- Para mí, durante la Cruzada, el cardenal Gomá, y
después de la Cruzada, don José Guerra Campos.
¿Qué opinión le merece a usted monseñor
Tarancón?
- En mi libro Mi réplica al cardenal Taracón,
contestando al suyo, publicado post mortem, Confesiones, doy
mi opinión y la documento. Otros prelados, que están en la
mente de todos, fueron sus eficaces colaboradores en lo que
yo llamé la transición eclesial.
¿Qué defecto perdona usted más fácilmente?
- La ignorancia, como carencia, y el error
invencible.
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Los
amigos extranjeros de Blas Piñar fueron muchos.
Giorgio Almirante - a la izquierda de la foto-, uno de
ellos. También Gianfranco Fini, actual ministro de
Asuntos Exteriores italiano -a la derecha del
grabado-, que aparece en una conmemoración del 18 de
Julio en Las Ventas. |
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¿Cuál le parece el más detestable?
- La infidelidad en todos los órdenes, es decir, la
quiebra injustificada de la amistad, la deslealtad política y la
apostasía religiosa.
¿En qué consiste la felicidad?
- En tener la conciencia tranquila por haber
cumplido y tratar de cumplir lo que demanda Dios, lo que te pide
la Patria y lo que exige la Justicia.
Para usted, ¿qué es la vida?
- Un don de Dios, cuyo objetivo no es gozar, sino
servir.
¿Y la muerte?
- Un nuevo nacimiento, el nacimiento a la Vida
eterna. Por eso, el dolor de la muerte es algo así como el dolor
del parto.
¿Qué se siente cuando miles de personas le
aclaman a uno?
- Una mezcla de vanidad estúpida y de vergüenza al
pensar en uno mismo.
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En
cierta ocasión Carmen Franco le dijo a Blas Piñar:
"Gracias por todo lo que estás haciendo por mi
padre". |
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¿Qué elogio ha recibido usted que no haya
olvidado?
- Unas palabras de Carmencita Franco, la hija del
Caudillo. En una visita al Palacio del Pardo, cuando el general
estaba enfermo de muerte, me dijo, dándome la mano: "Blas,
gracias por todo lo que estás haciendo por mi padre".
¿Cuál ha sido el día más amargo de su vida?
- Fueron varios: los de la muerte de mis padres y el
día en que las Cortes de Franco, al hacerse el hara-kiri,
pisotearon la Cruzada y la sangre heroica y martirial, que se derramó
en la llamada guerra de los mil días.
¿Y el más feliz?
- El de la Victoria del 1 de Abril de 1939.
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¿Es indispensable ser culto para ser feliz?
- No. A veces hace infeliz el exceso de cierta
cultura.
¿A qué personaje histórico admira más? ¿Por
qué?
- A don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto. Si
la Reconquista nos liberó del islamismo en la península, Lepanto
evitó, en gran medida, la dominación islámica de Europa.
¿Qué acontecimiento histórico le hubiera
gustado vivir?
- La conquista de Granada por los Reyes Católicos.
¿Qué tipo de música le gusta?
- La clásica y la folklórica.
¿Cabe decir que usted ha sido un hombre
influyente?
- No lo sé, entre otras cosas porque la influencia
verdadera se aprecia con el transcurso de los años.
¿A quién odia usted?
- El odio no es siempre un pecado. No le es, por
ejemplo, el odio al odio. Yo tengo, en todo caso, y muy presente, la
frase en el Alcázar de Toledo de Antonio Rivera: "Disparad,
pero disparad sin odio".
¿Qué ha perdido usted y qué ha ganado con los
años?
- He perdido la ilusión por cosas que la vida me ha
demostrado que son secundarias o banales. He ganado o cosechado años,
y lo que es más importante, criterio para discernir sobre personas,
proyectos e instituciones.
¿Le ha apuñalado alguien por la espalda?
- Tanto como apuñalarme en sentido físico, no. En
sentido figurado, sí.
¿Cuál ha sido su mayor equivocación política?
- Creer que todo el que se autollama patriota
verdaderamente lo es.
¿Y su mayor ingenuidad?
- Esperar recompensas en esta vida por el sacrificio
y la entrega desinteresada al servicio de causas nobles.
¿Qué condiciones debe reunir un líder?
- Unas convicciones firmes; una voluntad de acero
para continuar, no obstante los obstáculos, y una conducta que no
contradiga lo que se propone y defiende.
Después de tantos años de experiencia ¿cuál
es para usted la regla de oro de la acción política?
- La prudencia, como virtud cardinal.
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"Cuando
te aclaman sientes vergüenza al pensar en uno
mismo", dice Blas Piñar en la presente entrevista.
En la foto, un palco de un teatro de Gerona en plena
Transición. |
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¿Cuál es la utopía más funesta de las que
ahora dominan el mundo?
- Entiendo que aquella que estima que el hombre y la
sociedad en que el hombre vive pueden prescindir de la Verdad
revelada, del Derecho natural y de la Moral objetiva.
Si pudiera remediar los males de la humanidad ¿por
dónde empezaría?
- Por la escuela y la familia.
La revista Fuerza Nueva se sigue editando desde
hace casi 40 años. ¿Ello se debe a un milagro o a su propio tesón?
- Cada vez que me llega la revista, en un medio como
el que nos rodea, hostil o algodonante, pienso en el
"milagro".
¿Quiénes son sus lectores?
- La verdad es que no tenemos fichas de suscriptores
-y por supuesto ni de lectores- en las que conste la edad y la
profesión de los mismos. Presumo que la mayoría son de clase media
para abajo.
¿Cuántos números han salido hasta ahora?
- 1.311 al día de hoy, 1 de junio de 2005.
¿Cuántas veces fue secuestrada?
- En cinco ocasiones.
¿Es cierto que Correos boicotea la distribución
de la revista?
- Durante un tiempo largo, que ya pasó, así fue.
Nuestras quejas a las autoridades fueron desoídas. Es verdad que en
una ocasión los ejemplares de la revista fueron quemados en el
Palacio de Comunicaciones.
¿Qué le ha animado a usted a escribir sus tomos
de Memorias?
- Dejar constancia, para la Historia que se escriba
con objetividad, de lo que fue la Transición.
¿Dígame cinco libros o escritores que hayan
ejercido gran influencia sobre usted?
- Ramiro de Maeztu (Defensa de la Hispanidad);
Manuel Siurot (La emoción de España); José Corts Grau (Motivos de
la España eterna); Príncipe Sturdza (El suicidio de Europa) y Divo
Barsotti (La vía del ritorno).
¿Cuáles son sus principales aficiones?
- La lectura y la natación.
¿Gobierna el Gobierno?
- Los gobiernos del Régimen actual, de uno u otro
signo, no han hecho otra cosa que desgobernar.
¿Duraría mucho una España rota, a la
yugoslava, unida sólo por el vínculo de la monarquía?
- No la monarquía, hoy meramente nominal, sino
también la corona, aunque fuese reconocida como tal por los nuevos
reinos y repúblicas de taifas, como algunos proponen, no mantendría
la unidad de España, que la Constitución de 1978 considera
indivisible.
¿Cree usted que llegará a reinar algún día el
príncipe Felipe?
- No soy profeta. Pero el equilibrio inestable en el
que hoy vivimos lo pone difícil.
¿Qué vive actualmente Europa, la prosperidad o
la decadencia?
- Spengler, y no sólo él, previeron la decadencia
de Occidente, que incluye a Europa. Cuando los hombres o las
naciones pierden su alma pierden la vida.
¿Cómo debería ser la Europa del futuro?
- Para ser Europa, y no sólo de nombre o geografía,
tienen su habitantes que fortalecer su conciencia de europeos,
reencontrar sus raíces comunes y aprender las lecciones -no siempre
gratas- que les ofrece de modo didáctico la Historia. Sólo así
pueden iniciarse y asegurarse con garantías la "Unión".
"Unión" que coordine y no destruya ni las mejoras
sociales, ni el prestigio, ni la defensa del continente, ni la
independencia de las naciones que han de considerarse y comportarse
como hermanas.
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