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Los
camiones blindados en la plaza de España. |
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¿Quién
ha colocado esa sábana blanca en uno de los balcones de .la Montaña,
sobre la explanada principal? No se sabe. Pero su aparición arranca
de los milicianos apostados en la calle de Ferraz un alarido súbito
de sorpresa y triunfo, que se corre instantáneamente, se agiganta y
retumba hacia la plaza de España.
-¡Se
rinden! ¡El Cuartel se ha rendido!
La
muchedumbre, sin esperar más, se lanza en masa hacia el edificio. Muchos
abandonan las armas, pues su peso estorba y no deja correr holgadamente.
Los defensores del Cuartel, en cambio, no han podido ver la señal
traidora y silenciosa que flota sobre sus cabezas. Sólo perciben, por el
contrario, el alud caótico que trata de echárseles encima, y los gestos
epilépticos que lo sacuden indican más bien una nueva y más temible
tentativa de asalto. Los patriotas, crispados tras sus fusiles y
ametralladoras, redoblan el fuego.
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