Desde Madrid se dirigen al jefe de la Fábrica de Armas,
coronel Soto, para que envíe las armas y que sean custodiadas
hasta la capital de España, por doscientos guardias civiles
de la Comandancia de Toledo. El inspector de la Guardia Civil,
el general de brigada Sebastián Pozas Perea, conminó al jefe
de la Comandancia, el teniente coronel Pedro Romero Bassart a
que cumpliese las órdenes, ya que en caso contrario, le
amenazó con el envío de una columna y el bombardeo de la
Plaza. Ante estas intimidaciones, en la noche del día 20 se
concentró la Guardia Civil y sus familias en el Alcázar. |