Viernes, 18 de
Septiembre. |
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En las primeras horas de la madrugada, sigue el “paqueo”
intenso del día anterior, que va aumentando e incluso toman
parte en el fuego las piezas de 7,5 cm. que baten la Sección
de Tropa. El ruido del compresor se sigue oyendo, pero como no
se ha oído la perforadora desde el día anterior, se supone
que sea con ánimo de desorientarnos. A las 6:05 de la mañana
rompen las piezas de 15,5 cm. desde los dos emplazamientos un
violento fuego contra el frente este de la Compañía de
Tropa, Patio del Alcázar y frente oeste, por el interior. A
las 6:30, cuando llevaban disparadas treinta y seis granadas,
se oye una detonación más fuerte seguida de muchísimo humo
negro, que invadió todos los locales, haciendo creer a todo
el mundo que ha sido un cañonazo en sus inmediaciones; se
comprueba acto seguido que ha sido la explosión de dos minas,
que ha derribado el Torreón suroeste y casi toda la fachada
oeste, más toda las casas de los frentes oeste y sur en su
mitad derecha. Inmediatamente a esto un tiroteo intensísimo
en todos los frentes, en especial norte y oeste, nos anuncia
el asalto, que es rechazado con gran espíritu por todas las
fuerzas. A las 13 horas se puede considerar que el ataque ha
fracasado, aunque el tiroteo sigue intenso en los frentes
noroeste y sur. El enemigo, por los escombros del Torreón
noroeste y procedente del Zig-Zag, coronó éste y allí se
hizo fuerte, lanzando granadas de mano por el techo de las
galerías y habitaciones del frente oeste. Costó gran trabajo
ocupar las ruinas por encontrarse todas las escaleras
obstruidas y rotas, y con escaleras de mano empalmadas y
escalas marinas se pudo ocupar esa parte, la más peligrosa,
cogiendo al enemigo una bandera que tenían para ponerla, en
su creencia en la victoria. Al mismo tiempo atacaron también
por el Corralillo y Puerta de Hierro, ataques que también
fueron rechazados, a pesar de intervenir en Puerta de Hierro
un tanque de artillería que forzó la verja y separó los
coches que había de barricada, pero que tuvo que retroceder
ante el empuje de nuestras fuerzas de la Compañía de Tropa y
la instalada en el Comedor y Lavadero. Como a las 10:20 iba
decayendo el empuje del enemigo, rompen otra vez el fuego las
piezas del 15,5 cm. de los Alijares, y hasta las 13:10 horas
disparan setenta y dos granadas. A esta hora callan las piezas
y sigue el “paqueo” muy intenso, sobre todo por el frente
sur. A las once aparecen dos aviones nuestros, que hacen
vuelos de reconocimiento sobre nosotros; al poco rato aparecen
tres aviones enemigos que también vuelan en reconocimiento, y
cuando éstos se retiran, aparecen cuatro más enemigos, que,
como los anteriores, hacen reconocimientos y observación. El
“paqueo” sigue muy intenso, y a las 18:30 rompen el fuego
otra vez las piezas de 15,5 cm. de los dos emplazamientos y,
con ritmo muy lento, baten sus objetivos acostumbrados. Como
los caballos y mulos corren el peligro de ser batidos en la
cuadra de los Fregaderos, donde habían sido llevados por el
mismo motivo, se trasladan otra vez a las cuadras de los
sótanos laterales a la Piscina. El fuego de la artillería
sigue con ritmo lento. La comida de este día ha sido distinta
a las normales por haber estropeado la artillería de 15,5 cm.
la carne de caballo y mulo preparadas para este fin;
consistieron la primera en arroz con chorizo y bacalao, y la
segunda en arroz y judías. La artillería de 15,5 cm. bate la
parte oriental de Depósito de Armamento, donde se había
instalado la Enfermería y parte del botiquín, por lo que
inmediatamente se da la orden de trasladar los enfermos a un
sitio más seguro. La noche sigue con “paqueo” menos
intenso que durante el día. La artillería sigue con ritmo
muy rápido, disparando unas setenta y cinco granadas sobre la
fachada este, Lavaderos, Paso Curvo, Capuchinos y de vez en
cuando a la fachada sur, por el interior. El total de
proyectiles disparados fueron 272. El día transcurrió sin
novedad. Bajas en este día: Trece muertos, cuarenta y ocho
heridos y once contusos.
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