CASA DE DUCHAS, por Alfonso Ussía.

OTRO PROBLEMA DE ESPAÑA, por Jaime Campmany.

EL ENFADO

Alfonso USSÍA

    Los nacionalistas vascos suelen estar enfadados. Lo escribí años atrás. Paseaban Arzallus y su novia por los jardines de Alderdi-Eder en San Sebastián. A ella le entró la fogarada del amor y se atrevió a darle una ráfaga de beso en el moflete derecho. Él se sobresaltó. «¿Qué haces, mujer?»; «Es que te quiero, Javiercho»; «Pues ya te he dicho mil veces que no pienses en esas cosas». He coincidido en cuatro o cinco ocasiones con Anasagasti. Siempre lo he encontrado de mal humor. Los vascos son alegres, y no sólo en «El Caserío» de Guridi. Pero los nacionalistas le han cerrado su ánimo al sentido del humor y la sonrisa. Fíjense en Clemente, el del fútbol. Si su equipo pierde, que es lo más habitual, se enfada bastante. Si gana, se enfada más. Y no es precisamente Clemente el prototipo de la aspereza, pero le puede su condición de nacionalista. Monseñor Setién se enfadó con Dios, y no intentó la reconciliación. Consideró que no era su culpa. «Que Dios dé el primer paso. Luego, ya veremos». Y las malas relaciones persisten, porque Dios no está para dar primeros pasos hacia Setién.

    En la parroquia del Antiguo, en San Sebastián, confesaba un sacerdote muy nacionalista. Si el pecador era simpatizante del tinglado, la penitencia que imponía era mínima. Si se confesaba un «maqueto», temblaba el quiosco. «Padre, que se me ha ido la mano y he matado a un guardia civil». «Nada hijo, no hay que preocuparse. Eso es pecado venial. No mereces penitencia». «Padre, que se me ha ido la mano y le he tocado los pechos a mi novia». «¿De dónde eres?». «Soy de Madrid». «¿Y la novia?». «De San Sebastián». «Por deshonrar con tus manos sucias a una chica vasca de toda la vida, vas a rezar sesenta rosarios completos. Sinvergüenza». Justo, lo que se dice justo, no era.

    La Conferencia Episcopal Española se ha reunido en su sede de Madrid. El cardenal Rouco defendió ante los obispos el valor de la Constitución. Es el primero que se ha atrevido a limpiar las telarañas del corporativismo. Leyó los párrafos más significados de la Pastoral de la Iglesia sobre el nacionalismo y el terrorismo. Hizo alusión al llamado «Plan Ibarreche», calificándolo de «grave cuestionamiento que nos preocupa extraordinariamente a todos». Y afirmó que «pretender unilateralmente alterar ese ordenamiento jurídico en función de una determinada voluntad de poder local es inadmisible». Finalizada su intervención, los obispos agradecieron su claridad con una prolongada ovación. Pero uno de los prelados estaba enfadado. Cuando era obispo de Zamora no se enfadaba tanto. Pero en San Sebastián ha recuperado sus raíces nacionalistas y ha cambiado de ánimo y humor. El obispo enfadado no aplaudió, y cuando sus compañeros abandonaron el salón para tomar un café, se mantuvo en su sitio quedando a merced de su voluntaria soledad. Leía un artículo de ABC, y a cada línea superada se enfadaba más. Se acercaron a Su Ilustrísima dos periodistas, que tuvieron la desfachatez de pedirle su opinión sobre el «Plan Ibarreche», el plan de la depuración y la división entre los vascos, el plan de la separación de España, el plan del exterminio de quienes no son nacionalistas. El plan de la ETA, su plan. Y monseñor Uriarte, enfadado sobre su natural enfado, alzó la mirada, miró con odio a los inoportunos periodistas, los atravesó de acero -me figuro que de Llodio- y les dedicó estas amables palabras. «No tengo nada que deciros, ¿está claro?». Clarísimo, monseñor.

    Está claro su enfado, claro su desdén, claro su desprecio, claro su posicionamiento, claro su amor por los que han sacudido el árbol, claro su afecto por quienes han recogido los frutos, claro su paulatino distanciamiento de las víctimas, claro su cansancio por sus feligreses díscolos -no díscolos con Dios, sino con Ibarreche- y claro su sentido perverso de su función pastoral. Muy claro todo, enfadado monseñor Uriarte.

ABC. 19 de Noviembre de 2.003.

CASA DE DUCHAS, por Alfonso Ussía.

OTRO PROBLEMA DE ESPAÑA, por Jaime Campmany.

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