Al término de la Guerra Civil española brotaron a la luz del día, disensiones
internas entre los vencidos, que acumulaban sobre sus propios aliados las
responsabilidades y culpas de la derrota. Y así Diego Abad de Santillán, en su
libro “Por qué perdimos la guerra” (Buenos Aires, 1940), escribía:
«El mito de la resistencia con pan o sin pan, con armas o sin ellas, era
sólo la ambición de disfrutar solos del botín logrado con nuestra derrota,
que era su victoria. Y con esos millones de la España despojada y
encarnecida se comprarán conciencias y plumas que, por encima de tanta
tragedia, de tanta suciedad, elevarán a los afortunados a un pedestal de
héroes».
Las luchas intestinas destaparon, como cloaca que se abre, cuanto de sucio hubo
en la conducta observada por quienes hicieron que sus propios intereses
prevalecieran sobre motivos idealistas y desinteresados.
Los
responsables políticos y los dirigentes del Frente Popular se pusieron a salvo
sin atender a los miles de izquierdistas, muchos de ellos complicados en
crímenes brutales y manchadas sus manos de sangre, que quedaban a merced de sus
enemigos. Esos valientes y ejemplares jerifaltes se fugaron con inmensos tesoros
robados al patrimonio artístico e histórico nacional y a los particulares,
incluyendo a la gente sin recursos que empeñaba sus escasos bienes en los Montes
de Piedad.
La verdad es
que el tesoro del “Vita” sirvió para que unos pocos inescrupulosos se
enriquecieran en tanto que la masa de exiliados soportaba injustas acusaciones;
de esta forma culminaba un acto de piratería que no tiene precedente en la
Historia.
Juan Negrín
López –“previsoramente”, como él decía– organizó desde los primeros meses de la
contienda el gigantesco expolio. Y así en marzo de 1939, parte de lo expoliado
fue embarcada en Francia con rumbo a Méjico, en el yate “Vita”.
El barco había pertenecido a Alfonso XIII con el nombre de “Giralda”.
Lo adquirió Marino Gamboa, descendientes de vascos, y al servicio del Gobierno
de Aguirre, con dinero proveniente del Gobierno republicano. Marino Gamboa,
nacido en Filipinas, pero ciudadano estadounidense naturalizado, era hombre de
excelente posición económica lo que le permitió afirmar que la adquisición del
yate era para utilizarlo para su recreo personal, cuando en realidad su destino
era transportar el tesoro, que se encontraba en París, a México. La expedición
del yate “Giralda”, ahora con bandera norteamericana y un nuevo nombre:
“Vita”, se preparó con tiempo suficiente. Tres personas aparecían
responsables del traslado del tesoro: como encargado de la vigilancia y jefe
principal Enrique Puente, persona que tuvo singular relieve en las
organizaciones juveniles socialistas y que, incorporado desde el comienzo de la
guerra a los Carabineros, alcanzó en el mismo la máxima graduación, realizando
en diversas ocasiones, con fuerzas a sus órdenes, servicios de gran compromiso
dispuestos por el Ministerio de Hacienda. Anteriormente había sido jefe de “La
Motorizada”, grupo de acción que cumplió, antes del 18 de julio de 1936,
servicios especiales de protección y vigilancia de algunos dirigentes
socialistas, especialmente de Indalecio Prieto, y el que había antecedido como
presidente de las Juventudes Socialistas a Santiago Carrillo. Al mando de la
nave se puso a José Luis Antorica Ruiz de Azúa, marino vasco, del que el primer
apellido algunos escriben Ondorica; por último, el triángulo se completaba con
José María Sabater, empleado del Ministerio de Hacienda, a quien se hizo
depositario de los bienes, teniendo además a su cargo el inventario y
documentación de éstos.
Su carga
debía recibirla el doctor José Puche Álvarez, ex rector de la universidad de
Valencia y agente de Negrín en Méjico. Pero tanto el PNV como Prieto intentaron
apoderarse de él. El botín valía la pena: depósitos del banco de España, cajas
de oro amonedado, objetos históricos de la catedral de Tortosa, el Tesoro Mayor
y Relicario Mayor de Santa Cinta, ropas y objetos procedentes de la catedral de
Toledo, entre ellos el famoso manto de las 50.000 perlas, colecciones de monedas
de alto valor numismático, con ejemplares únicos de valor histórico, objetos de
culto de la Capilla Real de Madrid, entre ellos, el joyero y el Clavo de Cristo,
pinturas, alhajas de los Montes de Piedad, etc., etc. La mayor parte de la
carga, de contenido ignorado, iba en más de cien grandes maletas, que según el
miembro de la ejecutiva de la UGT (Unión General de Trabajadores) y director
general de la Caja de Compensaciones, Amaro del Rosal Díaz, habían adquirido en
París con gran sigilo unos empleados del Banco de España, socialistas de
confianza. Prieto demostró más habilidad que sus competidores: de acuerdo con el
presidente mejicano Lázaro Cárdenas, conocido por su extrema corrupción, burló a
Negrín y al PNV y se apropió del barco.
Luego se
respaldó en la supuesta autoridad de las Cortes en el exilio, grupo de personas
sin representatividad real, a quienes había sobornado con espléndidos giros.
La maniobra produjo un duro cruce de correspondencia entre Indalecia Prieto y
Juan Negrín, gracias al cual se conocieron las claves del asunto. Con los fondos
así obtenidos, Indalecio Prieto montó la JARE (Junta de Auxilio a los
Republicanos Españoles), que disputaría al SERE (Servicio de Evacuación de
Refugiados Españoles) el control sobre los políticos exiliados, mediante
pensiones más elevadas. Ambas organizaciones serían acusadas de corrupción y
favoritismo. Los objetos de valor histórico o artístico fueron desguazados o
fundidos para borrar la huella de su origen.
Los racistas
jefes del PNV habían mostrado aversión a recibir ayuda de entidades
españolas, pero, chasqueados en su plan de adueñarse del “Vita”,
cambiaron de idea y trataron de “comer a dos carrillos”, en expresión
suya, beneficiándose tanto del SERE como de la JARE, pese a que cada organismo
negaba su ayuda a quienes la recibieran del otro. Tendrían éxito sólo a medias.
Los líderes nacionalistas catalanes habían defraudado sumas considerables al
Frente Popular, aparte de lo que se quedaran de los saqueos anarquistas, y no
parecen haber sufrido grandes penurias. Pocos dirigentes rehusaron las
atenciones del SERE o de la JARE.
Uno de esos
pocos fue el ex presidente Alcalá-Zamora, víctima a su vez del robo de las cajas
de seguridad de los bancos por el gobierno de Largo Caballero. Pese a soportar
una dura necesidad, rechazó un dinero que consideraba manchado. Otro fue el
insobornable anarcosindicalista Cipriano Mera Sanz, para quien “aceptar algo
del SERE era reconocer tácitamente al nefasto doctor Negrín como representante
oficial de los españoles exiliados”. Mera, sufriendo pésimas condiciones en
un campo de presos en Argelia, replicó a las ofertas de un bien trajeado agente
del SERE:
“Mi
caso no es diferente del de varios miles de refugiados. Ni más ni menos.
Rechazo por adelantado cualquier privilegio personal, pues no me lo admite
mi dignidad. Y ahora quiero decirte una cosa: estáis manejando un tesoro que
no os pertenece y del que tendréis que rendir cuentas el día de mañana. ¡No
lo olvidéis!”. Nunca hubo rendición de cuentas, ni antes ni después de
la Transición. El caso trae inevitablemente a la memoria un juicio de Manuel
Azaña Díaz sobre sus correligionarios: “una política tabernaria,
incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”.
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El
dibujante Kin caricaturizó así a Prieto, en clara
alusión al rico botín que transportaba el barco Vita,
y que robó el socialista. |
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ARRIBA
El 28 de Marzo de 1939 llegó a Veracruz el yate
“Vita” con un cargamento de joyas y objetos preciosos, de
los robados en distintas catedrales y en las cajas privadas de
los bancos de Madrid y Montes de Piedad de toda España,
pertenecientes a personas particulares, valorado en 50 millones
de dólares de entonces (13.000.000.000 Ptas. actuales). A
finales de 1938, con la guerra inclinada a favor de los alzados
y Cataluña seriamente amenazada por el avance franquista, el
Jefe de Gobierno republicano Juan Negrín López, decidió sustraer
parte de los recursos públicos a la lucha “antifascista” para
destinarlos a la adquisición de un yate de lujo de 690 toneladas
que como hemos mencionado, había pertenecido al ex rey Alfonso
XIII con el nombre de “Giralda”. La nueva propiedad del
Gobierno Republicano, rebautizada con el nombre de “Vita”
y el fabuloso tesoro que transportó fueron motivo con el tiempo
de una enconadísima disputa entre dos de los históricos
dirigentes del PSOE y que hoy son objeto de loa generalizada:
Indalecio Prieto y el propio Juan Negrín.
La compra del “Giralda”, adquirido como
era habitual en Negrín en opacas condiciones, fue una de tantas
decisiones del Jefe de Gobierno que no tiene explicación puesto
que como era lógico, el gobierno de la Republica disponía por
aquellas fechas de multitud de barcos que podían desempeñar la
función para la que aquel fue adquirido. Como también era
habitual en Negrín, la adquisición, en definitiva un bien del
patrimonio del Estado, que como hemos dicho anteriormente, fue
puesta a nombre de Marino Gamboa, uno de los hombres de paja de
Negrín, que aprovechó la generosidad gubernamental para
disfrutar en compañía de su familia de un crucero de recreo por
el norte de Europa a bordo del “Vita”.
Sin embargo Gamboa vio abruptamente
interrumpidas sus vacaciones, cuando se encontraba en Holanda,
al recibir la orden de dirigirse al puerto británico de
Southampton para formalizar un contrato de fletamento del yate.
De allí se dirigió al puerto de El Havre, donde el 28 de febrero
de 1939 embarcó 120 maletas que le habían preparado un delegado
de Hacienda y un grupo de Carabineros encargados de su custodia.
Al día siguiente, con Cataluña en manos del
Ejército de Franco desde un mes antes, ya se había hecho público
el reconocimiento del gobierno franquista por el gobierno
francés, por lo que la tripulación del “Vita” decidió
hacerse a la mar a pesar de que aquel día las condiciones
climatológicas no eran las más apropiadas para zarpar. A las
pocas horas arreció el temporal por lo que debieron hacer una
nueva escala en Southampton por motivos de seguridad. El 4 de
marzo, y ante el riesgo de que las autoridades aduaneras
británicas se interesaran por el contenido del “Vita”,
este se hizo nuevamente a la mar a pesar de que el temporal no
había amainado. Después de una travesía que se supone nada
plácida, por fin el día 17 de marzo, hicieron escala en la
caribeña isla de Saint Thomas, desde donde Enrique Puente
telegrafió al Ministro de Hacienda solicitándole que le indicara
el destinatario del cargamento, pues el gobierno de Negrín con
su habitual irresponsabilidad y debido a la precipitación al
zarpar, no le había hecho saber a Puente a quien debía entregar
la mercancía.
Unos días después el “Vita” atracó en el
puerto mexicano de Veracruz, y Enrique Puente, que no había
recibido respuesta al telegrama enviado desde Saint Thomas, tuvo
la feliz ocurrencia de telefonear a Indalecio Prieto, quien se
encontraba en México desde meses antes, para preguntarle si
tenía instrucciones que transmitirle. Aquella llamada fue el
principio del fin de la camaradería y amistad entre Negrín y
Prieto. Este último que no tenía noticias del envío, vio la
oportunidad de “gestionar” el cargamento del “Vita”, que
conociendo a Negrín y los suyos suponía suculento. Indalecio
Prieto se encontraba fuera de España desde finales de 1938, bajo
el pretexto de asistir a la toma de posesión del nuevo
presidente de Chile, el 24 de diciembre. Después de un efusivo
abrazo de despedida al Jefe de Gobierno Negrín, Prieto embarcó
en un trasatlántico rumbo a Nueva York y de allí a su destino
final, Santiago de Chile. Una vez cumplida su misión, Prieto en
lugar de volver a España, decidió por su cuenta y riesgo iniciar
una gira propagandística por América que le llevó a Argentina,
Uruguay, Brasil, Estados Unidos y finalmente México, para
exponer su idea de un cese de hostilidades y la firma de un
armisticio. Prieto, valiente pero no temerario, demoró su
regreso a España a la espera de la evolución del frente de
Cataluña, pues no en balde sus hijos se encontraban ya en
México, como los de Negrín andaban repartidos entre Moscú y
París.
En México, donde Prieto se encontraba en calidad
de huésped de honor del Presidente Cárdenas, alojado en un
lujoso hotel y con automóvil y chofer oficial a su disposición,
procedió a negociar la liquidación de una deuda del Gobierno
mexicano con el español por importe de 200.000 dólares, a la
venta de unos aviones republicanos depositados en el aeródromo
local y el traslado de dos baúles que fueron enviados a la
embajada de España en México como valija diplomática.
ARRIBA
El “Vita”, que una vez atracado en
Veracruz con sus 120 maletas a bordo se encontraba sin
destinatario identificado, pues Enrique Puente y la tripulación
no habían obtenido respuesta de España a pesar de haber
reiterado sus telegramas pidiendo instrucciones. Solicitada la
mediación de Prieto, este decidió que “el barco debía
trasladarse a otro puerto donde se encontrarían máximas
facilidades para la descarga”. Así pues el “Vita” se
trasladó al pequeño puerto petrolero de Tampico, donde llegó el
30 de marzo de 1939. Allí, en la desembocadura del río Panuco,
con gran discreción, se descargó el yate, cuyo contenido pasó a
los vagones de ferrocarril, saliendo el convoy con dirección a
Ciudad de México el 31 de marzo, rodeado de grandes medidas de
seguridad. Una vez en la capital, el tesoro del “Vita”
fue depositado en el chalet de José Mª Argüelles, viejo miembro
de la colonia asturiana en México, republicano y vinculado al
servicio diplomático de la República, pues había ejercido como
asesor de la delegación diplomática española en la época de
Félix Gordón Ordax.
ARRIBA
Las autoridades mexicanas garantizaron a Prieto
una fuerte escolta militar para descargar cajas y maletas ya
México, donde fueron almacenadas en el chalet de un secretario
de la embajada española. A partir de este momento el tesoro del
“Vita”, que teóricamente fue enviado a México con
el fin de asegurar el asentamiento en aquel país de exiliados
españoles, quedó definitivamente bajo custodia de Indalecio
Prieto a pesar de los denodados intentos de Juan Negrín por
recuperarlo.
Efectivamente, días después de que Prieto
pusiera a buen recaudo las maletas transportadas, recibió la
visita en México de un emisario negrinista, José Puche Álvarez,
el cual siguiendo los consejos de su amigo Negrín, se había
trasladado a Elda en compañía del gobierno republicano tras la
sublevación de Segismundo Casado y desde allí abandonó España el
7 de marzo de 1939 en un avión que lo llevó a Francia. En París
inició la organización del exilio al frente del Servicio de
Evacuación de Refugiados Españoles (SERE), articulando ayudas y
salidas de Francia hacia otros países. Entonces Negrín le
encomendó la organización de la asistencia a los refugiados
políticos que en gran número iban a ir a México, para lo cual a
bordo del buque “Normandía” llegó a Nueva York y desde
allí en avión a México. Pero Prieto ya no estaba dispuesto a
soltar la presa y desoyó los requerimientos de Puche para que
pusiera el cargamento del “Vita” a su disposición.
Simultáneamente la Ejecutiva del PSOE envió un telegrama a
Enrique Puente condenando a todos los que no se sometieran a
Negrín, pero para entonces Puente, consciente de que Prieto
tenía la sartén por el mango y que al partido le era imposible
hacer respetar el derecho cuando carecía de fuerza, contestó a
la Ejecutiva socialista desautorizando al gobierno republicano
ya que “los poderes de una nación no pueden ejercerse más
allá de su territorio geográfico y mucho menos cuando los
agentes de esos poderes son repudiados por aquellos miles y
miles de compatriotas que están sufriendo las calamidades de una
política que nos llevó a la derrota”.
ARRIBA
El litigio entre Prieto y Negrín por
apoderarse del cargamento del “Vita” dio origen a una
curiosa relación epistolar entre ambos dirigentes del PSOE,
amigos en otro tiempo, que lamentablemente ha despertado
escaso interés entre los recuperadores de la memoria
histórica.
Carta de Negrín a Prieto
Negrín, desde Nueva York y con fecha de mayo de
1939, escribió a Prieto la siguiente misiva:
Mi querido y buen amigo:
Aprovecho la salida para México de nuestro
común amigo don Francisco Méndez Aspe, para anunciarle, con
estas líneas, mi próxima llegada ahí. Pronto tendré ocasión
de exponerle verbalmente varias razones de mi viaje, pero no
es la menor, y desde luego ha contribuido a anticiparlo, mi
deseo de que en una entrevista se aclaren los equívocos y
las malas inteligencias surgidas en los últimos meses. Puede
haber habido errores, de una u otra parte y quizá de ambas,
pero como nos ha guiado el mejor buen deseo y para mí su
estimación y amistad están por encima de cualquiera otra
consideración, estoy seguro de que con pocas palabras se
desvanecería cualquier enojo o molestia que usted sienta.
Me han dicho anoche que Fraile está en cama
con una flebitis, cosa que me preocupa. También me aseguran
que ayer llegaron a Nueva York su cuñado y familia, pero aún
no los he visto ni sé dónde viven. Salude de mi parte a
Blanca, Concha, Luis Y Fraile, a quienes pronto he de ver.
Con el afecto y cariño de su amigo. J.
NEGRÍN
Saludos a Salazar.
Contestación de Indalecio Prieto
México, 7 de junio de 1939.
Sr. D. Juan Negrín. Estimado
correligionario:
En respuesta a la carta de usted que me
trajo el señor Méndez Aspe al venir de Nueva York, debo
decirle que nuestra amistad, ya muy quebrantada a partir de
abril de 1938, la considero rota por completo desde abril de
1939. Consiguientemente no debe verificarse la entrevista
conmigo que proyecta usted a su llegada a esta capital.
Habría de ser muy penosa. Desde luego lo sería en alto grado
para mí. Los hechos que motivan mi actitud son tan notorios
y de tal volumen que no podrían ser desvirtuados por ningún
género de explicaciones. Y puesto que la entrevista
resultaría, además de inútil, desagradable, es preferible
evitarla.
Si, aparte de esa amistad ya muerta, tuviera
usted algo que decirme, le ruego que lo haga por escrito
para que sea también escrita mi respuesta. Así, ante
palabras perdurables, se eliminarían los riesgos de
interpretaciones equívocas.
Atentamente le saluda. INDALECIO PRIETO
Los reproches fueron subiendo de tono. Negrín
acusaba a Prieto de haber contribuido a la derrota republicana
durante su etapa en el gobierno por su actitud timorata y
derrotista alegando que “a nuestra causa no la han vencido
los facciosos. No. La han vencido las asechanzas de unos cuantos
malandrines”. Y Prieto le respondía en términos como estos:
“Después de haber presidido tan colosal desastre, después de
haber originado, con el uso de un poder personal, ejercido en
beneficio exclusivo de determinada agrupación (se refiere
claro está al PCE), disensiones hondísimas que condujeron a
millares de hermanos a despedazarse entre sí, y teniendo todavía
ante los ojos el espectáculo de medio millón de españoles
debatiéndose en la miseria y sometidos a las más viles
humillaciones, de las que una elemental previsión reiteradamente
aconsejada les hubiera librado, después de todo eso, ¿se atreve
usted a decir que yo incubaba la catástrofe? Jamás conocí un
sarcasmo tan terrible como el contraste entre sus inmensas
responsabilidades y su jactanciosa actitud que le permite
condenar caprichosamente a los demás, y encima exigir, a guisa
de premio, el reconocimiento de su jefatura de Gobierno con
carácter permanente por indefinido”.
ARRIBA
Como hemos mencionado, al embarcar el contenido
en el puerto de El Havre, no se realizó inventario de lo cargado
por la precipitación del viaje. Tampoco Prieto quiso inventariar
el cargamento una vez recibido en México, por lo que en estas
condiciones las valoraciones que nos han llegado son de lo más
dispares. Así en 1939, el diario mexicano “Excelsior” lo
valoraba en 500 millones de dólares, pero el mismo periódico en
1975 reducía esa cantidad a “entre 300 y 400 millones de
dólares”. Otros cifraban el importe en más de 500 millones de
dólares. Una comisión del gobierno republicano en el exilio lo
cifraba, en 1946, en 40 millones de dólares, pero claro, según
evaluaciones hechas por Negrín. Uno de los tripulantes que
realizó el azaroso viaje hasta Veracruz habla de 400 millones de
pesos mexicanos. En cualquier caso nunca hubo inventario del
contenido del “Vita”, ni se abrieron libros de
contabilidad, ni hubo interés en que se conociera el verdadero
valor de las joyas, colecciones de monedas antiguas, obras de
arte, acciones...
Parece razonable pensar, que puesto a buen
recaudo el Tesoro del Banco de España por Juan Negrín en su
etapa de Ministro de Hacienda, el cargamento del “Vita”
proviniera de incautaciones y confiscaciones sufridas por
empresas y particulares, que fue una practica habitual durante
la II República. Así un año antes de zarpar el “Vita”, en
marzo de 1938 se procedió por orden del Ministerio de Hacienda a
la apertura de las cajas de particulares en Bancos Privados y de
los depósitos del Monte de Piedad. Al mismo tiempo se
constituyeron la Junta Nacional del Tesoro Artístico y la Caja
General de Reparaciones ambas dependientes del propio Ministerio
de Hacienda con objeto de acumular bienes incautados por
partidos y sindicatos en cantidades y valores imposibles de
cuantificar. El gobierno francés evaluó en 3.900 millones de
francos oro los envíos realizados por Negrín en el último
trimestre del 36 y primero del 37, aunque este valor se refiere
únicamente a los envíos controlados por la aduana francesa. A
esto hay que sumarle lo introducido de contrabando en el país
vecino.
Pero no todo lo incautado pudo pasar la frontera
y entre lo que quedó en suelo español y lo que posteriormente
fue devuelto por el gobierno galo al régimen de Franco, aún hubo
suficiente para que Prieto, y especialmente Negrín, dispusieran
a su antojo en el exilio de ingentes cantidades de dinero,
valores y joyas.
En cuanto al destino que se le dio al fabuloso
tesoro del “Vita”, teóricamente estaba destinado a
sufragar los gastos derivados del exilio de muchos republicanos.
A tal efecto se constituyó primeramente el mencionado Servicio
de Expatriación de Republicanos Españoles (SERE), controlado por
Negrín y que sirvió más bien para financiar el exilio de sus
acólitos, negándole ese derecho a quienes no comulgaban con sus
postulados. Disuelta la SERE, se constituyó en México la Junta
de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) gestionada por
los prietistas. Sobre las actividades y la gestión de la JARE,
hay numerosos testimonios que dan cuenta de su opacidad y del
clientelismo con que fue regida. Un coronel republicano escribía
a Prieto, ya desde el exilio, quejándose por “las
arbitrariedades en la administración de un dinero que al Tesoro
español pertenece, dando preferencia a las queridas, amigas y
cómplices de gobernantes” mientras “los militares
profesionales que no pertenecemos a ningún partido político, ni
formamos parte de las camarillas de los dirigentes no podemos
encontrar admisible y honesto que el fantasma del hambre, que ya
hemos conocido en nuestros hogares, nos amenace de nuevo”.
La Asociación de Inmigrados Españoles en México
hizo llegar una queja al presidente de la Cámara del Senado
Mexicano para solicitar una investigación en las cuentas de la
JARE “por considerar injusto que hubiera españoles que no tienen
que comer, mientras Prieto luce un ‘Cadillac’ magnífico y
vive como un ‘nabab’ [N. del A.] Acepción de: Gobernador
en una provincia de la India musulmana, y también el de un
hombre sumamente rico.
El diputado socialista Juan Sapiña hizo pública
otra carta en la que denunciaba la fabulosa fortuna de Prieto.
Otro dirigente socialista, Máximo Muñoz, acusó a Prieto de haber
abandonado a su suerte a infinidad de refugiados, mientras su
círculo de íntimos se creaba “una exhibición de insólitas
fortunas, surgiendo sujetos tan listos que habían logrado
‘ahorros’ fantásticos en una guerra, en la que el pueblo español
no ahorró su sangre” y daba cuenta con nombres y apellidos
de personajes que habían amasado grandes fortunas con “el
denominador común de que todos son incondicionales de
Prieto”.
Tan revelador como lo anterior resulta el hecho
de que un empleado en la recogida de basuras de la Ciudad de
México encontrara, en noviembre de 1940, un lote de joyas “en un
bote repleto de desperdicios” que le habían entregado en un
edificio de la JARE. Días después la prensa azteca recogía la
noticia de la negociación de un magnate estadounidense dedicado
a los diamantes con Indalecio Prieto para adquirir un lote de
piedras preciosas por valor de nueve millones de dólares.
En realidad si el enfrentamiento entre Prieto y
Negrín por el tesoro del “Vita” resultó ya de por sí
especialmente repugnante mientras gran parte del exilio español
sufría graves calamidades.
Otro de los prebostes socialistas durante la
etapa republicana, Francisco Largo Caballero se quejaría
amargamente por ello: “Aquel dinero que debía servir para
atender a muchas necesidades de los emigrados, si hubiera sido
escrupulosa y desinteresadamente administrado, y para preparar
una posible repatriación, se ha gastado en ahondar más las
diferencias entre los compatriotas, en crear un cisma, que será
el más sólido pilar sobre el que se sostendrá el Régimen
falangista del usurpador Franco”.
ARRIBA
El director de la Caja de Compensaciones del
Ministerio de Hacienda, Amaro del Rosal expuso la relación
del cargamento del “Vita”, con excepción de un gran
número de maletas que no se detallaba su contenido:
Había, entre otros: “Bultos”:
1 a 10.-
Objetos entregados por la Caja de Reparaciones.
11.- Depósitos
Banco de España de gran valor.
12.- Monte de
Piedad de Madrid. Gran valor.
13.- Monte de
Piedad y Depósito Banco de España.
14.-Monte de
Piedad y Depósito Banco de España. Gran valor.
15-24.-
Depósitos Banco de España, Caja de Reparaciones, etc.
25.- Objetos
religiosos de excepcional interés.
26.- Depósitos
Alicante.
27-36.-
Depósitos Banco de España, Custodias, Cajas de
reparaciones, “entregas al Ministerio de
Hacienda”.
37.- Objetos
varios.
38.- Cajón
entrega Generalidad de Cataluña oro amonedado.
40.- Depósitos
Monte de Piedad.
41-43.- Más
Depósitos Banco de España, custodia y lingotes de oro.
44.- Objetos
históricos Catedral Tortosa.
45.- Más
objetos catedral Tortosa.
46.- Objetos
religiosos y ropa de gran valor intrínseco
47.- Objetos
religiosos de gran valor artístico e intrínseco
48.- Entrega
Generalidad de Cataluña. Objetos de gran valor.
49.- Ropas y
objetos religiosos procedentes de la Catedral de Toledo,
entre ellos el famoso manto de las cincuenta mil perlas.
50.- Ropa y
objetos religiosos de Toledo. Depósitos del Monte de Piedad
de Madrid y tres sobres de la Caja de Reparaciones
conteniendo brillantes de alta calidad y gran valor.
51-55.-
Depósitos Monte de Piedad y Banco de España.
57.- Colección
de relojes. Valor histórico y artístico.
58.-
Colecciones de monedas de oro de valor numismático.
Ejemplares únicos de incalculable valor histórico.
59.- Ídem.
60-80.-
Depósitos del Monte de Piedad y Banco de España. Más
colecciones de monedas y otros objetos de alto valor.
Ministerio de Hacienda.
81.- Caja
pequeña de madera conteniendo el monetario de la Casa de la
Moneda de Madrid. Mucho valor.
82-98.-
Depósitos Banco de España, montes de piedad y caja de
reparaciones. Objetos de gran valor.
99.- Depósitos
Generalidad y sacos con monedas de oro.
100-101.-
Varios bultos objetos valor.- Objetos del culto de la
Capilla Real de Madrid.
102-110.-
Objetos de culto, depósitos Monte de Piedad, un ejemplar
extraordinario de un Quijote editado en corcho, etc.
Los “depósitos” eran principalmente las cajas de
seguridad de Bancos y Montes de Piedad, descerrajadas por
agentes de Negrín ya en septiembre-noviembre de 1936. En esa
relación, Amaro del Rosal, manifestaba que: “Quedaban sin
controlar los objetos empaquetados en cajas que eran el mayor
volumen de la expedición. En el “Vita” fueron depositados
cuadros de valor extraordinario, así como objetos de culto que
pertenecieron al antipapa Benedicto XIII, más conocido con el
apelativo de ‘Papa Luna’.
La República terminó con una guerra civil
interna a los propios republicanos. Y es que la derrota de la
República, fue principalmente, militar, pero también fue una
derrota política. Los nostálgicos de la república suelen olvidar
estas realidades, pues son poco gratas de contemplar. Pero su
conocimiento es necesario para comprender cabalmente el por qué
de muchas cosas de las que sucedieron.
Esta fue una más, de las muchas páginas
bochornosas, vergonzantes y escandalosas, protagonizadas por los
socialistas.
ARRIBA
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