José Calvo Sotelo

«Imitar tu ejemplo será el camino más seguro para salvar a España».

 


  Los asesinos de Calvo Sotelo.

 

Aunque no es fácil ofrecer una lista completa de quienes subieron en la camioneta número 17, nos consta que al menos lo hicieron las siguientes personas:

- Fernando Condés: Fernando Condés había nacido en la provincia de Pontevedra, al igual que Calvo Sotelo, aunque era trece años más joven que éste. Hijo de un comandante de infantería, ingresó en la carrera militar a los 16 años y tras salir de la Academia de Toledo pidió destino en África, donde participó en numerosas acciones militares. Allí tuvo ocasión de conocer «al que se convertiría en su más fiel camarada», el teniente Castillo. Una vez pacificada la zona, Condés pidió en 1928 el ingreso en la Guardia Civil, y tras pasar por Cifuentes, Guadalajara, Barcelona y Oviedo, fue destinado al parque automovilístico de Madrid. En los círculos socialistas de la capital tuvo ocasión de coincidir de nuevo con Castillo, por aquel entonces teniente del Grupo de Asalto de Pontejos. Como ya hemos visto, tuvo una destacada participación en los preparativos para la revolución de octubre, pues Margarita Nelken le presentó al dirigente ugetista Amaro del Rosal. También entró en relación con Largo Caballero, que «le llegó a otorgar una total confianza» . Su misión en la revuelta era ocupar el Parque de Automovilismo de la Guardia Civil primero, y el Ministerio de la Gobernación después, para lo cual contaría con el apoyo de Castillo y sus hombres. Aunque el proyecto no llegó a realizarse, ambos fueron sometidos al correspondiente Consejo de Guerra. Amnistiado tras el triunfo del Frente Popular, Condés fue ascendido a capitán y dejado en situación de disponible. Condés se dedicó entonces a la instrucción de La Motorizada, unidad de acción de las juventudes socialistas madrileñas que actuaba como escolta de Indalecio Prieto. Dadas las excelentes relaciones que Condés había mantenido con Largo Caballero, ignoramos si había roto sus lazos con éste o si simplemente consideraba que a la hora de pegar tiros todos los socialistas debían permanecer unidos, hipótesis esta última que parece la más probable, pues sabemos mantuvo su amistad con Margarita Nelken. Según el testimonio de uno de los miembros de La Motorizada, Casto de las Heras, Condés era «una gran persona y un gran socialista».


- Luis Cuenca Estevas: También gallego, aunque de La Coruña, Luis Cuenca, hijo de un ingeniero industrial y nieto de un general de la Guardia Civil, hubo de marchar en su juventud a Cuba debido a «reveses de fortuna». Allí estuvo envuelto en diversos disturbios estudiantiles, y se afirmaba había sido guardaespaldas del dictador Camacho, por lo que se le apodaba indistintamente el Cubano y el Pistolero. En 1932 ingresó en las Juventudes Socialistas. «Era bajo, grueso, muy ancho de hombros, con pómulos abultados y de expresión agradable», como recordaba en 1939 Aniceto Castro, a quien se lo habían presentado días antes del 12 de julio «como escolta de Indalecio Prieto». «Tenía fama de pistolero de acción contra los fascistas», y entre sus compañeros se le atribuía el asesinato de Matías Montero y Juan de Dios Rodríguez. Ello no le impedía disfrutar de la confianza de Prieto, a quien protegió eficazmente en el mitin de Écija, cuando los caballeristas le obligaron a tiros a abandonar la población. Según la declaración de su hermano Luis en la Causa General, era íntimo amigo de Castillo y mantenía una relación algo más superficial con Condés. Muy amigo del presidente de la Juventud Socialista, Enrique Puente.


- Federico Coello: Médico afiliado a la Juventud Socialista de Madrid y a la FUE, huyó a Francia tras el fracaso de la revolución de Octubre. Incondicional de Largo Caballero (además de novio de su hija Carmen). «Hombre de acción que no vacilaba ante la necesidad de utilizar a veces la pistola.» Amigo de Enrique Puente. «Acostumbraba a ir en automóvil, dando escolta a Indalecio Prieto.»


- Francisco Ordóñez: Amigo de Coello que al igual que él había pertenecido a la junta directiva de la FUE. En 1934 se afilió a la Juventud Socialista, y participó activamente en la reorganización de sus milicias tras la amnistía de febrero de 1936.


- Santiago Garcés Arroyo: «Estatura regular. Era amigo del presidente de las Juventudes Socialistas, Enrique Puente, y actuaba como escolta de Indalecio Prieto, al que solía seguir en automóvil.» 43 Santiago Garcés, preguntado en su día por Gibson, manifestó que se había subido a la camioneta porque era amigo de Condés, a quien había conocido cuando la revolución de Octubre: «Por el mismo motivo se subieron allí Coello, Cuenca y Ordóñez.»


- José del Rey Hemández: Miembro de las Juventudes Socialistas desde 1931, ingresó en la Guardia de Asalto en 1932. Participó en los preparativos para la revolución de 1934 a las órdenes del teniente Máximo Moreno, por lo que fue condenado a seis años y un día, y amnistiado tras el triunfo del Frente Popular, siendo destinado al servicio de vigilancias políticas. Tras servir durante un mes de escolta del diputado conservador Gregorio Arranz, pasó a desempeñar las mismas tareas con Margarita Nelken.


- Tomás Pérez: Cabo de Asalto del cuartel de Pontejos.


 - Aniceto Castro: Guardia de Asalto del cuartel de Pontejos.


- Antonio San Miguel Femández: Guardia de Asalto del cuartel de Pontejos.


 - Bienvenido Pérez Rojo: Guardia de Asalto del cuartel de Pontejos.


- Ricardo Cruz Cousillos: Guardia de Asalto del cuartel de Pontejos.


- Orencio Bayo: Guardia de Asalto destinado al parque móvil. Conductor
de la camioneta número 17.



A estos nombres hay que añadir el de un guardia del escuadrón de Seguridad que servía de asistente a un hermano del teniente Barbeta; el de varios guardias de Vigilancias Políticas, cuyos nombres tan sólo proporciona Del Rey y que modifica en sus diversas declaraciones (Ángel Casas, Vidal, Esteban Seco, José Suárez, Amalio Martínez Cano), y el de algún otro Asalto de Pontejos (Lavarga, Robles Rechina, Moisés Crespo). En cualquier caso, el número de quienes partieron en la camioneta, que tenía una capacidad de veintidós plazas, no debió exceder de dieciocho.

 Todos los supervivientes de la camioneta número 17 que fueron interrogados después de la guerra coincidieron en afirmar que marchó directamente a casa de Calvo Sotelo, sin efectuar ninguna parada en el camino. Aunque esa misma noche efectivos de Asalto se presentaron en casa de Gil Robles, al que no pudieron detener por encontrarse en Francia, parece razonable suponer, como hizo el jefe de la CEDA, que se trataba de misiones distintas. Al llegar al domicilio del líder del Bloque, Condés encargó a varios guardias y paisanos que vigilasen los alrededores, y seguido por algunos otros penetró en el edificio tras identificarse ante los dos guardias de seguridad encargados de la protección nocturna de Calvo Sotelo. De lo que ocurrió a partir de entonces en el hogar del diputado monárquico tenemos el relato de su hija Enriqueta, que aunque no fue testigo presencial de los hechos (no llegó a despertarse) ha dejado escrito lo que tuvo ocasión de oír a su madre y a los restantes moradores del piso.

 


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