Si este artículo hubiese sido publicado por "Le
Monde", podríamos encontrar una justificación al título y
estructura del mismo, dado que nunca fue España un fiel aliado de
Francia durante la época de Franco, pese a los sucesivos gobiernos de
De Gaulle (profundo católico y gran patriota) ni Francia ha sido nunca
un fiel aliado de España.
Siendo un periódico norteamericano el que hace la
comparación, considero que el desconocimiento de la Historia
Contemporánea de España y de las relaciones Hispano-Norteamericanas
durante el siglo XX de que hace gala el autor, no pueden ser
disculpadas, más teniendo en cuenta que quién las hace es un
periodista supuestamente preparado.
Durante la Guerra Civil Española y pese a la contribución norteamericana a
la República (Brigada Lincoln de las Brigadas Internacionales. Todos sus
miembros voluntarios y de adscripción filo-comunista), las simpatías
de los más amplios sectores políticos y financieros se decantaron por el
bando nacional, aportando ingentes cantidades de combustible sin las cuáles
apenas hubiese sido posible el movimiento de tropas (gran paradoja:
Acorazados alemanes movidos por combustible norteamericano). Igualmente gran
cantidad de católicos norteamericanos se ofrecieron voluntarios para
combatir en el bando nacional, aunque se intente evitar hablar de ellos para
dar más protagonismo a los voluntarios marxistas que apoyaron a la República.
Durante la II Guerra Mundial, el apoyo de España a Alemania e Italia y la
intervención norteamericana en el conflicto apoyando a los Aliados, a los
que la URSS se había unido en Junio de 1941, fueron distanciando a los
Estados Unidos y a España. Durante la última etapa del conflicto y de
forma extra-oficial se mantuvieron contactos diplomáticos orquestados por
el Conde de Jordana (sustituto de Serrano en la Cancillería española y
filo-aliado) con objeto de alejar a España de la órbita del Eje y
aproximarla a la esfera de los potenciales vencedores.
Las presiones de la URSS y Francia llevaron a España al aislamiento en una
época de reconstrucción en toda Europa. De Gaulle, ante la presión de los
comunistas franceses hace la vista gorda al paso de supuestas tropas de
invasión (bandidos y maquis desorganizados e indisciplinados) a España a
través de los Pirineos.
Fue poco después de acabar el conflicto mundial cuando se destaparon las
latentes rivalidades entre soviéticos y norteamericanos y se dió inicio a
la Guerra Fría. El mundo occidental se alineó en uno u otro bando y
mientras países tan supuestamente democráticos como Francia e Italia
jugaban a la ambigüedad, la España de Franco se pone a disposición de los
norteamericanos como paladines de la lucha anticomunista.
Los informes secretos norteamericanos revelan que en 1948 se veía a Franco
como aliado y que sería contraproducente el fomento de cualquier movimiento
tendente a desalojarle del poder en España. Europa cierra sus puertas
a España y tan sólo Argentina, Portugal, Estados Unidos y la Santa Sede
ven en nuestro país un aliado fiel ("Si ellos tienen ONU, nosotros
tenemos dos").
El acercamiento a los Estados Unidos culmina en los Tratados de
1953 que afectan a España en los planos social, defensivo y económico
y suponen el aval a España de la potencia económica más importante del
mundo en las instituciones internacionales. Gabriel Tortella, Catedrático
de Historia Económica de la Universidad de Alcalá y colaborador de el
diario "El País", afirma sobre estos tratados que "no sólo
dan un respiro a la balanza de pagos y permiten la intensificación de las
relaciones con el exterior, sino que facilitan un cambio en la atmósfera y
la retórica políticas: la economía de mercado y el liberalismo económico
dejan de ser inaceptables, heréticas, o anti-españolas y pasan a ser
opciones reales de política económica".
En 1959 el FMI y la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE)
avalan el Plan de Estabilización económica español y
Eisenhower
visita España.
La recepción al Presidente norteamericano es apoteósica y Franco afirma
durante la cena de gala que tiene lugar en el Palacio de Oriente "Nuestros
dos países están alineados en el mismo frente de la paz y la
libertad" y que los Estados Unidos eran responsables de "la
paz que disfrutamos y de que el Occidente de Europa haya permanecido libre
sin caer bajo el yugo comunista".
En 1970 será
Nixon quién efectuará
una visita oficial a España. En 1972 se celebrará la histórica entrevista
entre Walters (enviado de Nixon) y Franco de la que sería interesante
hablar en otra ocasión.
Cómo podemos observar es por lo tanto un error comparar a Zapatero con
Franco. Podríamos comparar en su política exterior a
Aznar
con Franco sin duda alguna y afirmar igualmente que en EE.UU España ha
encontrado un aliado fiel, mientras que en el "Club" europeo, las
navajas afiladas siempre han esperado la presencia española.