Washington Post

Por Luis Carlos.

"Durante meses, José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió repetidamente a revertir el curso de la Política Exterior española. Aunque sorprende que el nuevo primer ministro quiera desandar todo el camino hasta la época de Franco". Así comienza el artículo publicado en el Washington Post con el título "Generalísimo Zapatero".

Si este artículo hubiese sido publicado por "Le Monde", podríamos encontrar una justificación al título y estructura del mismo, dado que nunca fue España un fiel aliado de Francia durante la época de Franco, pese a los sucesivos gobiernos de De Gaulle (profundo católico y gran patriota) ni Francia ha sido nunca un fiel aliado de España.

Siendo un periódico norteamericano el que hace la comparación, considero que el desconocimiento de la Historia Contemporánea de España y de las relaciones Hispano-Norteamericanas durante el siglo XX de que hace gala el autor, no pueden ser disculpadas, más teniendo en cuenta que quién las hace es un periodista supuestamente preparado.

Durante la Guerra Civil Española y pese a la contribución norteamericana a la República (Brigada Lincoln de las Brigadas Internacionales. Todos sus miembros voluntarios y de adscripción filo-comunista), las simpatías de los más amplios sectores políticos y financieros se decantaron por el bando nacional, aportando ingentes cantidades de combustible sin las cuáles apenas hubiese sido posible el movimiento de tropas (gran paradoja: Acorazados alemanes movidos por combustible norteamericano). Igualmente gran cantidad de católicos norteamericanos se ofrecieron voluntarios para combatir en el bando nacional, aunque se intente evitar hablar de ellos para dar más protagonismo a los voluntarios marxistas que apoyaron a la República.
Durante la II Guerra Mundial, el apoyo de España a Alemania e Italia y la intervención norteamericana en el conflicto apoyando a los Aliados, a los que la URSS se había unido en Junio de 1941, fueron distanciando a los Estados Unidos y a España. Durante la última etapa del conflicto y de forma extra-oficial se mantuvieron contactos diplomáticos orquestados por el Conde de Jordana (sustituto de Serrano en la Cancillería española y filo-aliado) con objeto de alejar a España de la órbita del Eje y aproximarla a la esfera de los potenciales vencedores.
Las presiones de la URSS y Francia llevaron a España al aislamiento en una época de reconstrucción en toda Europa. De Gaulle, ante la presión de los comunistas franceses hace la vista gorda al paso de supuestas tropas de invasión (bandidos y maquis desorganizados e indisciplinados) a España a través de los Pirineos.
Fue poco después de acabar el conflicto mundial cuando se destaparon las latentes rivalidades entre soviéticos y norteamericanos y se dió inicio a la Guerra Fría. El mundo occidental se alineó en uno u otro bando y mientras países tan supuestamente democráticos como Francia e Italia jugaban a la ambigüedad, la España de Franco se pone a disposición de los norteamericanos como paladines de la lucha anticomunista.
Los informes secretos norteamericanos revelan que en 1948 se veía a Franco como aliado y que sería contraproducente el fomento de cualquier movimiento tendente a desalojarle del poder en España. Europa cierra sus puertas a España y tan sólo Argentina, Portugal, Estados Unidos y la Santa Sede ven en nuestro país un aliado fiel ("Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos").
El acercamiento a los Estados Unidos culmina en los Tratados de 1953 que afectan a España en los planos social, defensivo y económico y suponen el aval a España de la potencia económica más importante del mundo en las instituciones internacionales. Gabriel Tortella, Catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá y colaborador de el diario "El País", afirma sobre estos tratados que "no sólo dan un respiro a la balanza de pagos y permiten la intensificación de las relaciones con el exterior, sino que facilitan un cambio en la atmósfera y la retórica políticas: la economía de mercado y el liberalismo económico dejan de ser inaceptables, heréticas, o anti-españolas y pasan a ser opciones reales de política económica".
En 1959 el FMI y la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) avalan el Plan de Estabilización económica español y Eisenhower visita España.
La recepción al Presidente norteamericano es apoteósica y Franco afirma durante la cena de gala que tiene lugar en el Palacio de Oriente "Nuestros dos países están alineados en el mismo frente de la paz y la libertad" y que los Estados Unidos eran responsables de "la paz que disfrutamos y de que el Occidente de Europa haya permanecido libre sin caer bajo el yugo comunista".
En 1970 será Nixon quién efectuará una visita oficial a España. En 1972 se celebrará la histórica entrevista entre Walters (enviado de Nixon) y Franco de la que sería interesante hablar en otra ocasión.
Cómo podemos observar es por lo tanto un error comparar a Zapatero con Franco. Podríamos comparar en su política exterior a Aznar con Franco sin duda alguna y afirmar igualmente que en EE.UU España ha encontrado un aliado fiel, mientras que en el "Club" europeo, las navajas afiladas siempre han esperado la presencia española.

7 de Mayo de 2.004.-


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