SOBRE POLÍTICA EXTERIOR

Por José Andrés.

Hace unos días, al hilo de las decisiones del flamante y apenas estrenado Presidente del Gobierno de la Nación sobre la presencia de las tropas españolas en Irak, ha salido en un diario de prensa nacional un artículo comparando esa actitud de repliegue del señor Zapatero con el "aislacionismo" en política internacional del Generalísimo Franco.
No puede haber una comparación más desafortunada  porque esas ambas situaciones corresponden, primero, a dos situaciones históricas completamente diferentes; segundo, porque la actitud de los dos mandatarios es completamente opuesta.
En lo que se refiere al momento histórico no es comparable la situación de una Europa partida en dos bloques políticos antagónicos (¿a favor de cuál de ellos habrían estado el señor Presidente y sus acólitos?) y destrozada económicamente tras la Segunda Guerra Mundial, que a Europa-España próspera y relativamente influyente de la época del partido Popular. Si en algo se parecen estos momentos es en eso que se llama "choque de civilizaciones", siempre en un lado la civilización occidental, cristiana, por supuesto, y eso es lo que duele, y en el otro la civilización antioccidental=anticristiana, representada entonces por el comunismo-totalitarista soviético (matiz que es obviado sistemáticamente por la izquierda) y hoy por el islamismo más radical y fundamentalista (tan totalitario como aquél).
En cuanto a la actitud del Caudillo y del  Presidente Zapatero, no se pueden equiparar el aislacionismo impuesto al primero por ambos bloques, que fueron aliados en tiempo de guerra, con el libremente elegido por el segundo. En el primer caso, en medio de las dificultades y de la autarquía, lo importante era un concepto claro de la Nación y del Estado, cuyos intereses estaban por encima de cualesquiera otros; en la situación actual creo, y espero equivocarme, que han primado intereses electorales, de partido y de clientelismo hacia ciertos sectores mediáticamente influyentes, más que lo que es el interés de España.
Creo que esta pequeña exposición basta para explicar las diferencias sustanciales de dos situaciones históricas diferentes, a mi juicio, erróneamente comparadas; además, con unas consecuencias políticas absolutamente diversas, aquélla España pobre y atrasada buscaba ocupar, de nuevo, un puesto relevante en el concierto de las naciones; La España que pretende el actual Gobierno de la Nación desde una prosperidad heredada y una posición valorada y respetada en política internacional, vuelve su mirada a "los ajos y las cebollas de Egipto", en la añoranza de unas alianzas pasadas que pocas veces han sido benefactoras.

30 de Abril de 2.004.-


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