Todos los caminos conducen a Roma y algunos al abismo. En ese, en el
del abismo, estamos nosotros, los españoles de este tiempo nefasto
que nos ha tocado vivir. Un tiempo marcado por la falta de líderes
reales, cuyo discurso patriótico sigue estando sostenido por la
presencia física y el magisterio intelectual de un único hombre, ya
anciano, que, pese a todo, sigue suscitándonos la única esperanza de
que pueda, todavía, articular algo valido para nuestros días
desesperados. Una esperanza que en mi caso reconozco consecuencia de
mi admiración hacia su persona, Don Blas Piñar, de la realidad que
constato en el llamado mundo azul y de mi ánimo pesimista de
lo que pueda llegar a ser España.
Reconozco que el optimismo no forma parte de mi carácter, creo que
lo he dejado claro. Si bien es cierto, cuando era joven y algunos
años después, también, fui, lo reconozco públicamente, un optimista
inconsciente. Por eso he creído en cosas, y hasta no hace tanto, que
hoy me daría pudor reconocer. Pero, como nos pasa a todos, llega un
momento en que no crees más que en tres cosas, y sobre todo, no te
dejas seducir por lo primero que aparece, por muy elocuente que sea.
Además ahora también cuentas con un bagaje que antes no tenías, la
experiencia de la sabiduría que dan los años.
Si no se ha conseguido armar una formación política, con lo que ha
caído en España, la cuestión es como para no andarse por las ramas
creándose falsas esperanzas. Sobre todo, cuando en el panorama sigue
sin haber nada, ni nadie. Y es tan poco lo que hay, que considero
más posible que nos gobiernen de aquí a unos pocos años los
alborotadores del 15-M, que una formación patriótica puede surgir en
los próximos diez. De ahí que sea prioritario dar impulso a lo que
existe (medios, fundaciones, hermandades...). Potenciar lo que
tenemos, y seguir haciendo escuela para quienes vengan detrás de
nosotros, si es que todavía hay futuro.
Por eso lo fundamental es no engañar ni engañarse. La
grandilocuencia sin hechos tangibles, reales y duraderos,
sostenibles y con proyección, no es más que ilusión de un día de
alborozo. Acumulamos muchos desengaños para calificar una
manifestación, sin desmerecerla, como que "el patriotismo se
levanta", porque eso son palabras mayores. Me conformo con saber que
diversas organizaciones juveniles (aunque sus jefes peinen canas) se
organizan para dar una respuesta al separatismo. Que en eso sí
podemos estar de acuerdo. Como sin duda lo estamos con la
aseveración según la cual "hay pueblo que responde a los ideales
patrióticos". Por eso sobra lo que no existe, algunas siglas (MYL),
por más importantes que se crean quienes las sostienen. Como sobra
la falta de estilo. Pongamos que el manido canto del "Cara al sol".
Porque no todos lo saben, no siempre viene al caso y porque no se
puede entonar sin la debida oportunidad y la falta de estilo con que
tantas veces se hace. Incluso sentados y con gorra. Por no mencionar
la indumentaria de algunos en las tribunas y cabeceras. Hablo de
ética y estilo, dos conceptos cada vez más ausentes, casi olvidados.
Más ausentes, digo, y no sólo en esos comentarios de las webs, donde
no se deja espacio a la crítica ni a la disidencia, pero sí a las
cuestiones personales hasta que el auto erigido tribuno de turno le
dice a la camada anónima cosas tales, como.... "Te voy a decir una
cosa... No tienes ni puta idea de lo que hablas", a lo que el otro
pobre responde disculpándose, no vaya a ser que le quiten espacio.
Y tampoco se puede ir haciendo el ridículo. Que esa es otra cuestión
a la que no parece se le dé mucha importancia. O más bien ninguna.
Aunque por contra, si no te unes a los tres (al de la trompeta, al
del tambor y al jefe) te llamen diletante. Es igual. Allá cada cual,
y cada uno a lo suyo. Está muy claro que aquí no se convence a
nadie.
La dispersión mata la unidad. Lo sabemos de sobra en España. Lo
evito Franco. Por eso venció la guerra y ganó la paz. Por contra, y
como consecuencia de las nuevas redes de la información, asistimos a
un espectáculo saturado de medios... Ley de rendimientos
decrecientes. Que como dicha ley económica nos dice, para ser
efectivos no hace falta más que lo que hay:
Como medios escritos tenemos dos referentes dignos de todo crédito:
Fuerza Nueva y Siempre P´alante.
Una Página Web que es la "Generalísimo Franco".
Distintas asociaciones: Fundación Nacional Francisco Franco
(por lo menos hasta que se haga cargo de ella el camarada "Verdú"),
Hermandad Nacional de la Vieja Guardia, Hermandad de la
División Azul y Comunión Tradicionalista.
Una fecha: 20 de Noviembre.
Y una convocatoria: la entrega de los Premios de los Círculos San
Juan.
Seguro que puede haber alguno más, lo admito.
Hemos perdido a muchos amigos, camaradas inolvidables de enorme
valía, insustituibles, pero sigue habiendo gente. Aquí lo que haría
falta es gente con suficiente prestigio intelectual y profesional,
por supuesto que también patriótico. Gente de a pie hay, y para
ensobrar y coger el teléfono no digamos nada. Nadie es mejor ni peor
por lo que haga, sino por lo que deje de hacer.
He dicho y digo que siento discrepar, pero eso no quiere decir que
me las tenga que tragar cuadradas. En absoluto. Uno no nació ayer ni
viene a esto que es el patriotismo de anteayer.
Menos mal que acabó de terminar una estupenda historia que me ha
trasportado al tiempo que me hubiese gustado vivir: "Volverá a reír
la primavera" de José Luís Olaizola (Ediciones Martínez Roca). Y que
mañana salgo de Madrid para descansar.
Un fuerte abrazo a mis amigos de esta estupenda Página, sobre todo a
su Administrador, que desde hace mucho tiempo me viene dando la
oportunidad de escribir en ella, muchas veces para dar una opinión y
otras, lo reconozco, para aliviar mi alma. |
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