Semanario Alba.
Con
la excusa de acabar con el “legado de horror, sangre y
violencia” del franquismo, el PSOE en el Ayuntamiento de Madrid
quiere cambiar el nombre de 360 calles y plazas de la capital. Pero
no todos los rótulos son un tributo a Franco o a sus generales,
sino que muchos homenajean a asesinados por el Frente Popular, del
que el Partido Socialista fue pieza clave. Parece que el verdadero
objetivo no es tanto borrar el franquismo como borrar los crímenes
de la izquierda en la Guerra Civil. Sin embargo, no parece muy
coherente quitar a los asesinados y mantener el nombre de sus
verdugos en las calles de Madrid.
“Una ciudad moderna como
Madrid, que aspira a celebrar unos Juegos Olímpicos, no puede
seguir teniendo en sus calles y plazas este legado de horror, sangre
y violencia”. Con estas palabras, Óscar Iglesias, portavoz del
Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, exigió por
carta al alcalde Alberto Ruiz-Gallardón la retirada de los nombres
‘franquistas’ de 360 calles y plazas de la capital.
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La decisión de llevar la
propuesta al Pleno del próximo día 28 la hizo pública Iglesias el
pasado día 14 durante la colocación de una placa simbólica que
denomina Fraternidad a la calle General Yagüe, en el madrileño
distrito de Tetuán. Según una nota de prensa emitida por el Grupo
Municipal Socialista, “la democracia ya tiene más de 25 años de
vida, pero la ciudad de Madrid alberga 360 nombres franquistas como
las calles General Moscardó, General Yagüe, Caídos de la División
Azul o las plazas de Arriba España o Caudillo”.
Para documentar su propuesta, los socialistas elaboraron un listado
con los nombres que borrar; listado que va acompañado de una
“breve historia” que explica quién fue el personaje o en qué
consistió el hecho histórico que da nombre a la calle o plaza que
sea.
“Breve historia”
Y aquí saltan las sorpresas. No
todas las calles son homenajes al franquismo, o a sus generales, o a
sus gestas. La mayoría de nombres de la lista prueba que el
“legado de horror, sangre y violencia” que los socialistas
quieren ahora borrar no es herencia del franquismo, sino del Frente
Popular, del que el PSOE fue pieza clave.
Es el caso de Calvo Sotelo, líder
de la derecha durante la II República, y con calle en el distrito
de Moncloa-Aravaca desde 1945. Así recuerda su muerte el documento
preparado por los socialistas: “En la madrugada del 14 de julio de
1936 fue sacado de su domicilio (...) por un grupo de Guardias de
Asalto, mandados por el capitán de la Guardia Civil Fernando Condés,
e introducido en un autobús de la Policía, donde camino del
cementerio, sería asesinado con dos tiros en la nuca”. Lo que el
PSOE calla es que Condés era instructor de las violentas milicias
socialistas, extremo que sí recuerda el periodista Alfredo Semprún
en su libro-reportaje El crimen que desató la Guerra Civil.
Pero Calvo Sotelo no fue el único político asesinado por el Frente
Popular. En el capítulo de “desafectos a la República” la
‘lista de Iglesias’ incluye, entre otros, a estos: Serrano Jover,
diputado; Martínez de Velasco, alcalde de Madrid; Rafael Salazar
Alonso, ministro de Gobernación en la República; Alfonso Rodríguez
Santamaría, subdirector de ABC; Joaquín Montes Jovellar, fundador
del Partido Centro Constitucional; Alfredo Aleix, concejal del
Ayuntamiento de Carabanchel Bajo; Ramón Azorín, propietario de una
fábrica de ladrillos y tejas; Antonio Antoranz, alcalde de
Carabanchel; Alfredo Castro Camba y Felipe Álvarez, funcionarios
del Ayuntamiento de Vallecas; Emilio Ortuño, ministro de Fomento;
María Paz Unciti, jefa de la Falange madrileña; Pedro Justo Dorado
Dellamans, empleado del Banco Alemán...
Lorca no fue el único
El Grupo Municipal Socialista
también le quiere quitar su calle a los enterrados en Paracuellos
del Jarama (8.000, según el historiador Ricardo de la Cierva). En
la masacre murió el comediógrafo Pedro Muñoz Seca, con placa en
el barrio de Salamanca desde 1941. El Frente Popular nunca perdonó
al autor de La venganza de don Mendo su crítica bienhumorada a la
República. “Yo soy un hombre sencillo/ al que no gusta el morado/
al lado del amarillo/ debajo del colorado”. Los versos son de Muñoz
Seca, recordados hoy por su nieto Alfonso Ussía.
En plena polémica de Pepe
Rubianes, autor de Lorca somos todos, el documento elaborado por
Iglesias ha servido -a su pesar- para recordar que el poeta de
Granada no fue el único escritor fusilado durante la Guerra. Ahí
están, además de Pedro Muñoz Seca, Ramiro de Maeztu, autor de
Defensa de la Hispanidad, recientemente reeditada por Homo Legens, y
Rufino Blanco. Pilar Millán Astray, autora de relatos breves y de
obras de teatro, corrió mejor suerte que los anteriores: sobrevivió
a la cárcel en Alicante y Murcia. Pero los socialistas también
quieren borrar su nombre del callejero.
Con esta propuesta, además, el
PSOE madrileño se convierte en una de las correas de transmisión
de las corrientes laicistas generadas en el Palacio de la Moncloa,
pues en la lista están los siguientes rótulos: Mártires Maristas
y Mártires Concepcionistas, religiosos y religiosas asesinados
durante la Guerra; Párroco Don Emilio Franco, cura en Cuatro
Caminos y Puente de Vallecas, asesinado en 1936; Antonio Rivera, el
‘Ángel del Alcazar’, presidente de la Federación de
Estudiantes Católicos, hoy en proceso de beatificación, autor de
la frase “tirad, pero tirad sin odio” dirigida a sus compañeros
en la defensa del Alcázar, donde murió; Ángel González Tejedor,
asesinado por sus principios religiosos y patrióticos; Federico
Salmón, uno de los fundadores de la Federación de Estudiantes Católicos,
asesinado en Paracuellos...
Los socialistas madrileños también
quieren cambiar el nombre a la avenida del Cerro de los Ángeles,
que recuerda al santuario y monumento al Sagrado Corazón de Jesús
destruido por los milicianos en agosto del 36 a base de dinamita y
fusilería. Y a las calles Crucero Veinticinco de Mayo y Torpedero
Tucumán: el primero evacuó a 257 huidos de la zona roja durante la
Guerra; el segundo, a 1.490.
A pesar de que todos estos datos
constan en el informe de los socialistas madrileños, Iglesias
insiste en atribuir el legado de “horror, sangre y violencia” al
franquismo.
Y Largo Caballero, ¿qué?
Según la nota de prensa del
Grupo Municipal Socialista, esta propuesta es una continuación de
las políticas iniciadas por el alcalde socialista Enrique Tierno
Galván. Pero la política de revisión de la Historia del ‘viejo
profesor’ fue otra. Lo recuerda el periodista Joaquín Bardavío,
cronista de la Transición: “Tierno no cambió el nombre de
ninguna calle: les devolvió el que tenían antes de Franco. Por
otra parte, respetó los nombres de las calles de barrios
construidos bajo el franquismo. Bueno, hizo una excepción con
avenida del Generalísimo. Tierno, que era diplomático, quería
dejarla tal cual. ‘Generalísimo puede ser Espartero, ¿no?’,
decía. Pero al final cedió a la presión”.
“Una ciudad del siglo XXI no
puede tener vestigios de los golpistas”, apuntan desde el Grupo
Municipal Socialista. ¿Será que la estatua en Nuevos Ministerios
de Francisco Largo Caballero, el ‘Lenin español’, histórico
del PSOE, golpista reconocido, tiene sus días contados?
¿Fue franquista el capitán
Lozano?
Es el capitán Lozano, abuelo de
José Luis Rodríguez Zapatero, el inspirador de la política de
revisión de la Historia que tanto obsesiona al presidente del
Gobierno. Hasta hacía pocos meses, del capitán Lozano los españoles
sabían lo que su nieto había querido que se supiera:_que fue
fusilado por los nacionales en León en agosto de 1936 por haber
permanecido leal a la República. Lo que no se sabía es que el
capitán Lozano participó -¡a las órdenes de Franco!- en la
represión de la Revolución de Asturias, instigada por PSOE y UGT
en octubre de 1934. Así consta en la hoja de servicios del capitán
custodiada en el Archivo Militar de Segovia y que vio la luz gracias
a un artículo de José R. Padilla publicado en Libertad Digital el
pasado mes de febrero. Si para Óscar Iglesias, portavoz de los
socialistas en el Ayuntamiento de Madrid, fue “franquista”
Rafael Salazar Alonso, ministro de la Gobernación con Lerroux, ¿que
no sería el abuelo de Zapatero? Por cierto, el capitán Lozano
tiene calle y monumento en Araya, provincia de León.
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