El gobierno socialista nos ha
demostrado con sus acciones en que bando está,
y quienes son sus socios de gobierno. El Sr. Rodríguez
nos ha demostrado que a él le gusta estar con los carroñeros
de ETA y su amigo Pérez Rovira.
Pero la historia se repite. En la época
del Sr. González la carroña Etarra segó la vida a 410
personas entre los años 1982-1995. Las víctimas eran
sacadas de las Iglesias por la parte de atrás y se les deba
sepultura en el anonimato, además el dolor de sus familias
era despreciado por el gobierno socialista. |
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Ante los atentados de ETA, el Sr. González y
todos sus secuaces, no se les ocurre otra cosa que organizar un
grupo terrorista para acabar con ETA, los GAL. Olvidando los medios
que un estado de derecho tiene para defenderse, como las leyes y los
Cuerpos de Seguridad del Estado. Una maniobra propia de un gobierno
que no quería acabar con el problema, sino alimentar el problema
con más odio y muerte.
Una vez derrocado el Sr. González del poder,
las aguas volverán a su cauce. Los Cuerpos de Seguridad del Estado
actúan con plena libertad, las leyes su cumplen, el brazo político
de ETA es eliminado de la vida política Española, se crea la ley
de partidos contra el terrorismo, Francia se une en la lucha contra
ETA, ETA es considerada en todo el mundo como un grupo de
terroristas, las víctimas recobran su dignidad ante el estado, se
les ayuda y apoya. ETA está agonizando y a punto de desaparecer de
la vida española.
Pero el partido socialista se hace con el
poder, y el Sr. Rodríguez ofrece un balón de oxigeno a los
terroristas, legaliza su brazo político, elimina la ley de
partidos, desprecia a las víctimas de ETA, las leyes no se cumplen,
los atentados con bombas son intensos -más de 40-, el terror en el
País Vasco resurge, las amenazas y el impuesto revolucionario
cobran protagonismo, los sanguinarios salen de las cárceles sin
cumplir sus penas....
Mientras el Sr. Rodríguez habla de diálogo y
engaña a los españoles, negociando con los asesinos desde la
oscuridad, para rendirse ante el terror, despreciando la sangre y el
dolor de miles de personas que han sido victimas de la barbarie
sanguinaria de ETA, olvidando las leyes que deben de proteger a los
ciudadanos, el derecho a la justicia que tienen sus víctimas y
necesitamos todos, para que España no se convierta en la “ciudad
sin ley”.
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